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EL OBSERVATORIO DEL TEJO. JULIÁN SÁNCHEZ
El gobierno de la nación ha comenzado el nuevo año lanzando sus júbilos de campanario como consecuencia de los datos de empleo que las estadísticas oficiales han proporcionado. En consecuencia no han perdido mucho tiempo en “venderlos” como una señal gráfica de recuperación, propiciada sobre la base y circunstancias de la política económica que han venido diseñando desde el mismo momento de su llegada al poder.

En la política, como en el fútbol, la venta de gestos son habituales siempre mediante la intención de los respectivos dirigentes hacia la propiciación de aumento del nivel de entusiasmo a sus respectivos hooligans, los cuales no necesitan de mucho para mostrar su inquebrantable entusiasmo pero, cuando la circunstancia toca situaciones serias, tales como puede ser el empleo o la economía en general, mejor dejarse de estridencias y regodeos y actuar de forma serena y responsable, habida cuenta que la cosa continúa incierta y sigue precisando de actuaciones más serias que lleven a la recuperación de la enorme herida todavía abierta, mediante la intención de consecución de mejores niveles de bienestar a la ciudadanía en general que es la destinataria de todas las políticas efectuadas en cualquier sentido.

Según los datos que nos facilita el Ministerio de Empleo y Seguridad Social que dirige Dª Fátima Báñez, el número de parados registrados en las oficinas de los servicios públicos de empleo -antiguo INEM- se situó al finalizar diciembre de 2013 en 4,7 millones de personas, tras bajar en 147.385 desempleados en el conjunto del año pasado, lo que viene a suponer un -3% menos que el contabilizado en 2012.

Estos datos, para que ofrezcan una realidad neta de su efectivo valor, habrá que contrastarlos necesariamente con el índice de crecimiento o descenso del nivel de afiliación a la Seguridad Social durante el mismo periodo. Estudiado el mismo, observamos que, en términos anuales, en 2013 la afiliación a la Seguridad Social registró un descenso de 85.041 personas, el 0,52 % menos, del total contabilizado en 2012, por lo cual, habría que descontar esta cifra de la valoración real del conjunto del aumento del nivel de empleo efectuado en la actual valoración del Ministerio de Trabajo anteriormente comentada. ¿El por qué de ésta aserción?, pues porque el empleo, para ser real, debe ser confirmado mediante su nivel efectivo de afiliación a la Seguridad Social, habida cuenta que la baja de inscripción en las oficinas de empleo puede ser propiciado por diversas circunstancias y no todas por haber encontrado trabajo, lo puede ser por desistimiento del demandante desmoralizado, por darse de baja al perder la prestación, por encontrarse realizando cursos de formación u otros trabajos de colaboración pública temporales de forma obligatoria o, simplemente porque se han tenido que marchar de España hacia la búsqueda de otros horizontes más favorables.

Resulta llamativo que haya sido Andalucía la comunidad con mayor nivel de contratación registrada en diciembre, pero ello básicamente ha sido debido a la temporada olivarera, con un total de 57.000 afiliaciones al Régimen Agrario de la Seguridad Social (únicamente en Jaén se contabilizó la cifra de 36.000 afiliaciones), cifras que habrán de ser refrendadas en el mes de enero de 2014 para establecer su efectiva dimensión.

Tampoco la tan cacareada reforma laboral parece haber producido un especial efecto en la recuperación, como se viene diciendo por sectores próximos al gobierno, habida cuenta que la temporalidad se ha disparado mediante la caída del 20% de los contratos indefinidos en su contabilización anual, tendencia que sigue acentuándose también en diciembre.

También la contratación sigue sin levantar cabeza el sector industrial, que ha perdido casi 8.000 afiliados en el mes y 37.000 en el año. Esta circunstancia deviene muy significativa habida cuenta que resta solidez a la mejora de la afiliación, y también validez al argumento de que la devaluación de salarios está ayudando a España a salir de la crisis por la vía de la mayor competitividad. Si fuese así, la industria ofrecería mejores datos de los que nos viene dando.

En lo referente a Seguridad Social, el año 2013 se va a cerrar con una estimación de déficit de 1,8% del PIB o sea 18.000 millones de euros, los cuales únicamente van a poder ir subsanándose mediante el inapelable incremento de la afiliación que debe aportar necesariamente la creación de empleo y éste es muy difícil de asumir como consecuencia del alto nivel impositivo que soportan las pequeñas y medianas empresas, circunstancia que viene a agravarse por su difícil acceso al crédito financiero teniendo que soportar condiciones leoninas para financiarse y eso los pocos que pueden hacerlo.

Tampoco ayuda al respecto las bajadas masivas de salarios y congelación de pensiones que hacen perder poder adquisitivo a quienes han de consumir obligatoriamente. El año 2014 va a suponer una elevada bajada en las posibilidades de compra de trabajadores y pensionistas, lo que repercutirá en el consumo y, por añadido en la recuperación del empleo.

Sí, podemos considerar que existen indicios de que la economía y el empleo quieren repuntar, pero para ello necesariamente precisan que los poderes públicos establezcan las oportunas medidas para que esta circunstancia se pueda llevar a cabo, un empujón, como popularmente podríamos denominar. Pero no estamos seguros de que este acontecimiento vaya a llegar a producirse. Es segura la idea, tal y como se ha demostrado en EE.UU., que puede haber vida después de la crisis, pero únicamente si se llegan a establecer las políticas adecuadas para ello. El retraso en la aplicación de una oportuna reforma fiscal y administrativa únicamente podrá ofrecer negativos efectos hacia la recuperación económica y el empleo. El tiempo puede jugar en contra o a favor nuestro, únicamente el gobierno puede despejar esta ecuación y, solamente él habrá de afrontar la responsabilidad de sus consecuencias, por lo tanto, el propio gobierno tiene desde éste mismo momento la palabra.

Julián Sánchez

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