Utiel se viste de literatura por la VII Feria del Libro 2024
Leer más
El conseller de Agricultura, José Luis Aguirre, preside la entrega de premios del Concurso de Aceites de Oliva Vírgenes “Ciudad de Utiel” y destaca el firme compromiso para potenciar productos locales y de producción ecológica
Leer más
Degustación gastronómica en Campo Arcís en sus fiestas en honor a San Isidro Labrador
Leer más

LA BITÁCORA DE BRAUDEL /JCPG

Tantas veces hemos idealizado el amor que cualquier pequeña cosa nos puede parecer insuficiente. Sin embargo, ¿no está el amor en las pequeñas cosas? Esa pasión del desenfreno juvenil, hormonalmente incontenible y carnal, ¿es el amor? Quizás el amor está en la taza de té puesta en el momento oportuno, en una caricia aparentemente insignificante en el momento justo, etc. El amor de las pequeñas cosas.

El problema es cuando ya no existen esas pequeñas cosas o, simplemente, cuando descubres que aquella a quien querías tanto te ha estado engañando desde el primer día. Supongo que esto te lleva a sentirte como un imbécil y a buscar el lugar y el momento en el que se perdió el hilo.

Incluso sucede que el desamor lo marca todo, cada instante de la vida. El gran Richard Brooks filmó La gata sobre el tejado de zinc caliente. Un gran relato sobre el desamor de una pareja. Ella, la bellísima Elisabeth Taylor. Él, Paul Newman. En un momento del rifirrafe, ella le espeta: “Tú no sabes lo que significa el amor. Para tí es sólo otra frase de cuatro letras”.

Amor y desamor pueden llegar a ser destructivos. El empeño que ponemos en ellos se lleva el resuello, las ilusiones, la energía y la misma alegría. La Crawford estaba empeñada en prosperar con su bar mientras el ferrocarril se construía en el Oeste, erpo se cruzó en su camino una viejo vaquero ya retirado de las lides de pistolero. Es difícil colgar el revolver y sustituirlo por una guitarra. Johnny lo hizo, pero tuvo que empuñar el Colt de nuevo. Al menos pudo oir de los labios de Johnny aquella famosa frase que hoy sólo soy capaz de recordar en su sentido, pero no literlmente: “Dime una mentira. Dime que todavía me quieres”. Y resultaba emocionante ver cómo aquella mujer se enfundaba sus pantalones y su revólver para defender su negocio y su vida. Y el ponerse los pantalones y el revólver son un momento de la película que cambia por completo la marcha de la misma: el amor se vuelve violencia y guerra. Alcanza entonces el cine su auténtica naturaleza: envolver al espectador en una trama espectacular.

Tienen que comprenderme. Estoy un poco cansado de los charlatanes que pueblan nuestros periódicos y los telediarios, de vendedores de humo sin alma para los que sólo somos un voto que necesitan para llegar al poder. Tengo que pasar el rato con otras cosas.

En Los Ruices, miércoles 1 de junio de 2016.

Comparte: Un escrito distraído