En esta calle, la más importante de La Villa, según la historia, asentaron sus casas los Treinta Caballeros de la Nómina del Rey. Casonas que rezuman historia, arte y tradición. Y aunque algunos de dichos escudos, ya desaparecieron, todavía puede verse el empaque señorial de varios blasones: los Nuévalos, Carcajona, Ferrer de Plegamáns, Ibarra, De la Torre, De la Mota, etc.
Contexto: aquí formaron una especie de «aguisada» los Treinta Caballeros de la Nómina, prestos a cabalgar con sus peones en servicio del rey. Su jefe, el llamado rey Pajazo, administraba durante un año a los del «Cavildo de Cavalleros el Escuderos», quien en vísperas de Navidad recorría el término «para cobrar una res de cada un ganado tanto hernajante como trnshumante». Asimismo, honraban al apóstol Santiago su patrono, con lucidas fiestas. En los últimos años de Alfonso X aparecen ya treinta caballeros heredados.
Forma de acceso: subiendo por la cuesta del Castillo y continuando por la calle Castillo hasta llegar a la calle de Santa María.