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Eva Mir: “La clave es la constancia, no parar, y no dejarse hundir con pensamientos de fracaso”

 

Ayora (05/03/21) Laura Sanchez

Eva Mir

Eva Mir Piqueras (Ayora, 1996), es dramaturga, directora y guionista. Con 18 años pensó que quería vivir inmersa en la cultura y se machó a Madrid para estudiar Dramaturgia y Dirección Escénica en la RESAD (Real Escuela Superior de Arte Dramático de Madrid). A raíz de esto, no ha dejado de formarse para ser lo que ella misma afirma sobre su abuela paterna “La mejor contadora de historias que había conocido nunca”.

Asegura que le queda mucho por aprender todavía, pero que ya se siente más profesional que alumna. Esto es un hecho, dado el bagaje profesional que sostiene con solo 25 años. Obras como “Antípodas”, “El silencio de los relojes”, “Hacia Regolit”, “Héroes en diciembre”, “Cuando me falte todo el aire del mundo”, y “La conmoción”, entre otras, le avalan no solo como prometedora profesional, sino también como consolidada autora.

Precisamente con “Héroes en diciembre”, Eva Mir ganó el Premio de Teatro para Autores Nóveles “Calderón de la Barca” 2019, lo que ella califica como determinante en el inicio de su carrera, y lo que le ha abierto las puertas del teatro Valle-Inclán de Madrid, donde se encuentra estrenando la obra desde el pasado 3 de febrero, hasta el próximo 14 de marzo.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

  • Defines tu escritura como “el impulso de contar y encontrar ficciones”. ¿Podemos entender que tu trabajo es más vocación que profesión?

Yo creo que es difícil separarlo, y esto también es un problema porque siempre estoy pensando en lo siguiente o percibiendo la realidad como posible material dramático. Entonces es una locura, porque no desconecto nunca. Pero, si no fuera vocacional, seguramente no me dedicaría a esto porque creo que solo puede ser vocacional.

Cabecera de la obra “Héroes en diciembre”
  • Entramos de lleno en lo evidente y actual. Ganaste el Premio de Teatro para Autores Noveles “Calderón de la Barca” en 2019 con la obra “Héroes en diciembre”. En 2021, estás representando esta obra en el Teatro Valle-Inclán de Madrid desde el 3 de febrero hasta el 14 de marzo. Cuéntame tus sensaciones actuales.

Todavía no me ha dado tiempo a asentarlo ni a asimilarlo porque además me coincidió con entrar a trabajar en la tele, donde ahora estoy como guionista. Entonces, fue una locura. Lo tuve que compaginar haciendo malabares, y como todavía se está representando no he tenido ese poso. Es una sensación increíble, no me esperaba ni mucho menos a esta edad estar aquí, era una aspiración para mí de los 40 años, como mis grandes ídolos cuando han conseguido llegar a este teatro. Sé que es el premio lo que me ha abierto esa puerta, porque posiblemente hubiera llegado en otro momento, pero no me hubiera saltado tantas “fases del videojuego”. También es una sensación extraña, porque en 2019 escribí la función en un momento concreto de mi vida, y ahora no siento que sea la misma persona. Aun así, he querido respetar a la que era entonces, y a veces sí tengo un desfase al ver la función, pero creo que también es bueno porque hago un pacto con la siguiente obra y me digo: “Mira, con lo que ahora no estoy contenta o en lo que no me reconozco, ya lo plasmaré en la siguiente obra”.

 

  • Héroes en diciembre centra su base en el tema del suicidio. Precisamente, tú has comentado en alguna ocasión que su origen está en la necesidad que tenías de abordar temas que nos molestan a nivel social. ¿Utilizas tú trabajo como medio crítico para expresarte?

Creo que no lo hago conscientemente. De hecho, si lo hiciera conscientemente perdería todo el valor. No me gusta el arte que simplemente busca ser crítica. Busco el arte que, hablando de temas que son universales y que nos conciernen a todos, consiguen apelar al espectador sin tratar de imponerle una visión o una opinión ideológica o política. Es un tema muy controvertido y del que no se habla en general, y por eso se ha convertido en crítico, no porque realmente fuera una intención.

Reparto de la obra “Héroes en diciembre” / Imagen de Centro Dramático Nacional
  • Hay una frase de la obra que me ha llamado la atención “Si seguís viendo el suicidio solo como un fracaso, sino intentáis ir más allá con los que se clavan un cuchillo, si solo son cobardes, egoístas y egocéntricos…esto nunca será una historia de superación”. ¿Crees que de alguna forma haces un ejercicio, no de normalización, sino de comprensión y miras el concepto del suicidio desde otra perspectiva?

Total, y de hecho me alegro de que hayas usado estas palabras. También es normalización, pero sobre todo es comprensión. Apelo mucho a la empatía. Sino empatizas con el sujeto que ha intentado suicidarse, nunca vas a poder hablar con esa persona y solo la vas a ver desde un lugar ajeno, como un monstruo, como alguien que debe tener alguna enfermedad mental para hacer eso. Nunca lo vas a ver como alguien que podrías ser tú o yo, y ese es el problema. No se piensan protocolos y planes de prevención a nivel global para atacar este problema. Viéndolo desde el tabú nunca va a ser una historia de superación. En España falta un plan de prevención nacional contra el suicidio. Sí hay en algunas Comunidades autónomas, pero no existe un plan nacional, y es la primera causa de muerte no natural. Es para plantéaselo, y el primer paso es no mirar a quien esta en ese lugar desde la condescendencia y detrás de un muro.

  • Justamente te has lanzado con la obra este año, es decir, has empezado a trabajar en una época que no está siendo fácil para nadie, pero mucho menos para la cultura. ¿Cómo estás encontrando la situación de la pandemia en el teatro y, sobre todo, a través de los espectadores?

Es una locura total. Yo siempre lo digo: Tengo una suerte tremenda por estar haciendo teatro en pandemia y porque mi equipo haya dado negativo todas las semanas, ya que se han suspendido muchas otras funciones. Hemos podido salir adelante estos meses, por lo que es un logro. Hacer teatro ahora es una incertidumbre, ya que es completamente físico y no podemos teletrabajar. Debido al toque de queda nos adelantaron el horario, y hemos tenido las funciones a las 4 p.m., y nunca hemos ido al teatro a esa hora. Ahora está a las 5 p.m., pero sigue siendo un horario raro para el teatro. Luego, respecto al público, el tema de las mascarillas es bestial. El actor se retroalimenta de la reacción del público, necesita mirarse en la otra persona para poder seguir, por lo que es algo más frio. Al mismo tiempo es mucho más emocionante, porque esa gente esta haciendo el esfuerzo por ir al teatro en la época que estamos pasando. Entonces hay algo en lo que se unen las fuerzas en la que el actor dice: “Voy a dar todo porque tú has venido hasta aquí estando como estamos

  • A nivel general, ¿crees que por fin se está acertando en la forma de gestionar el virus ahora mismo?

Realmente no lo sé. Al principio tenía una visión optimista y pensaba “venga que ya llevamos un año”, y ahora me pasa al revés. Ya ha pasado un año, y obviamente no estamos igual, pero siempre nos preguntamos cuándo vamos a poder hacer ciertas cosas. Aquí en Madrid tenemos mucha libertad y los bares están llenos, cosas que tampoco son muy normales. Además, quizá parezca egoísta, pero es propio de mi edad: Yo echo de menos salir de fiesta. Vamos a quedar psicológicamente tocados porque nos falta la parte social, que no es lo más importante por supuesto, ya que hay mucha gente que lo está pasando mal. Pero pienso que, a diferentes niveles, la falta de libertad también está afectando muchísimo a la gente.

  • Hablando ahora de tu trayectoria profesional, tanto la faceta de guionista como la de directora están en la misma línea creativa. Si ahora mismo tuvieras que elegir, ¿Dónde te ves mejor, sobre el papel o sobre las tablas de un escenario?

Eso es difícil. He ido cambiando por años. Realmente, es lo que me pide el cuerpo. Creo que siempre me voy a ver mejor con un equipo, y trabajando en los dos sitios. Primero creando algo, y después, llevándolo y realizándolo. Para mí el teatro tiene sentido cuando se hace carne, pero eso no quita que disfrute mucho de mis momentos de creación y de ponerme a pensar, y escribir por mi cuenta. Me veo haciendo teatro como tal, moviéndolo de mi mesa al escenario. Pero también, ahora con el guion, es una pasada escribir para otro formato diferente y, además, saber que lo va a ver gente en todo el mundo porque las plataformas no tienen límites porque las series se emiten en todo el mundo. Así que, trabajar para una productora como es Amazon, para la que estoy trabajando ahora, es una pasada.

  • Como acabas de apuntar, estás inmersa en la guionización de series. ¿Te ves en otras plataformas, como cine, o televisión?

Me encantaría. En cierta medida, ahora lo estoy haciendo. Estoy trabajando en “El Internado: Las Cumbres”, el tributo que se ha hecho de “El Internado” del que era fan de pequeña, y he acabado currando ahí, así que estoy contenta. Luego tengo mis proyectos de cine, que es complicado llegar a algo, pero estoy probando. Realmente no distingo mucho, al final escribir es escribir. Yo creo que quien disfruta de ello, al final lo que busca es probarlo un poco todo.

  • Como veníamos diciendo, en 2019 recibiste el premio “Calderón de la Barca” otorgado por el Ministerio de Cultura y Deporte. En cierta forma, ¿este premio te ha servido como motivación o sigues teniendo miedo al fracaso?

Las dos cosas. No fue solo un aliciente, sino también determinante. Ese año yo estaba haciendo entrevistas en el Fnac y El Corte Inglés para trabajar a media jornada. Además, venía de una época en la que había acabado un poco quemada y necesitaba tomarme un respiro. Entonces pensé en parar un tiempo con el teatro, trabajar por la mañana y escribir una novela por la tarde. Fue mientras estaba en este trascurso de entrevistas cuando llegó el premio. Para mí fue un aviso para que no lo dejara y para que siguiera. Fue lo que me hizo seguir, pero eso no quita que el fracaso esté todo el tiempo llamando a la puerta. Ahora estoy estrenando en el Centro Dramático Nacional, y todos los días me levanto y pienso que seguro que no estoy dando la talla. También pienso que quedan dos semanas de funciones, y que después de eso puede que ya no tenga trabajo en el teatro. El premio implica un altavoz que te cagas, pero esta profesión es hiper voluble, y un día estas en el Centro Dramático y luego pasarte años sin trabajar. La clave es la constancia, no parar, y no dejarse hundir con pensamientos de fracaso.

  • Esto lo has hecho tú sola. Sigues formándote sin parar y ya has llegado muy lejos. ¿Qué concepto tienes de ti como profesional?

En realidad, no he llegado sola. He tenido muchísima suerte, porque en esta profesión hace falta mucho apoyo en lo personal, yo lo he tenido siempre y no todo el mundo lo tiene porque es un riesgo. Muchas veces, quien te quiere y está tu lado busca que estés seguro, y esta no es una profesión para estar seguro. Tengo la percepción de mí de que estoy en el principio absoluto. Esto que ha pasado me va a costar digerirlo porque es algo que no pasa en el principio de una trayectoria. Entonces, ahora tengo que hacer el ejercicio de darme cuenta de que yo estaba al principio, para hacer de nuevo el camino normal, y no venirme arriba, porque no es real. De hecho, este fin de semana hago un intensivo de un taller de teatro como alumna. Pienso que todavía me quedan muchas cosas por aprender. Así que, tengo la percepción de que he aprendido mucho, de que soy más profesional que alumna, pero aun así hay que seguir siempre.

  • Hablando sobre el futuro, ¿Qué planes y proyectos tienes ahora en la cabeza?

Quedan muchas cosas. Este teatro, en concreto, era un objetivo a largo plazo. Para mí, el mejor futuro es poder mantenerme en esto. Al final, esta creencia de la ambición del artista es falsa. Yo lo que quiero es, como todo el mundo, poder vivir de mi trabajo, es decir, de escribir. Ese sería mi plan de futuro perfecto y un súper logro. Luego, tengo entre manos una novela, ya que nunca he escrito prosa y me encantaría poder sacarla, y otros proyectos de teatro que estoy empezando ahora. Porque aquí, estás en una y, o estas pensando en lo siguiente, o te quedas atrás. Ojalá también poder llevar un proyecto propio de ficción a la tele en el que estoy trabajando, pero eso es algo más para un futuro.

Comparte: La joven dramaturga de Ayora, Eva Mir, despunta con su aplaudida y exitosa obra “Héroes en diciembre” representada en el Teatro Valle-Inclán de Madrid