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Requena (15/04/20) Alfredo López( Fuente  www.sevi.net y La Semana Vitivinícola)

Algunos Estados miembros de la Unión Europea podrían estar barajando ya solicitar a la Comisión Europea que abra una destilación de vino en la UE, que podría ser de crisis o no, como medida para hacer frente al exceso de oferta que se observa en la mayoría de los países ante el recorte de la demanda producido por el cierre del canal de hostelería y restauración (Horeca) para afrontar la crisis sanitaria del Covid-19 y el elevado nivel de existencias.

Así se puso de relieve en la última reunión, el pasado 6 de abril, del Comité Especial Agrícola del Consejo de Ministros, organismo preparatorio de la agenda del mismo y, previsiblemente, vuelva a ser tratado en la misma reunión del dicho Comité del próximo 21 de abril.

La propuesta aún está en una fase muy inicial, porque tampoco se conoce ni las condiciones sobre el volumen, ni el tipo de vino a destilar, ni el calendario de activación, ni su posible coste, ni cómo podría ser financiada. Mientras que algunos países abogan por fondos “ad hoc”, extraordinarios para una situación calificada también de extraordinaria, otros consideran que podría llevarse a cabo a través de los fondos en que está dotado el Programa Nacionales de Apoyo (PNA) al sector vitivinícola, que contempla como medida la destilación de subproductos de la vinificación, que es una medida más de índole medioambiental, y la destilación de crisis, que prácticamente había desaparecido del “mapa” de medidas a aplicar en la nueva programación 2019-2023.

El problema de que se financie con fondos del PNA y no con fondos extraordinarios es que restaría financiación para el resto de medidas que, vista la situación, tampoco son fáciles de aplicar en la actualidad, aunque desde el sector se ha pedido que el dinero que no pueda ser ejecutado ahora, sobre todo en promoción, no se pierda y pueda gastarse en el ejercicio siguiente.

Canal Horeca

Esta medida sería una más dentro del listado de medidas que viene demandando el propio sector, sobre todo de flexibilización y prórroga de plazos en los distintos procedimientos de actuación en los programas de apoyo al sector y de gestión del potencial vitícola comunitario.

El cierre del canal Horeca, donde se venden los vinos de mayor valor añadido y con más margen de rentabilidad, está haciendo bastante daño al sector, ya que hacia ese destino se dirigen, según fuentes de la FEV, alrededor del 40% de las ventas interiores totales.

El incremento de las ventas en supermercados y tiendas de alimentación para su consumo en hogar, así como el mayor auge de las ventas online, no compensa el cierre de bares, restaurantes y hoteles, así como de los comedores colectivos, ni de tiendas físicas especializadas. Además, el vino que se comercializa es de un precio bastante inferior, frente al de mayor precio de los vinos del canal Horeca.

Por el lado de las exportaciones, la situación es bastante desigual, con el temor de que también esté afectando a las ventas del exterior el cierre del canal Horeca en la mayor parte de los países afectados por el coronavirus, aunque en menor medida que en el nuestro.

Según estimaciones del Comité de Vinos (CEEV), el cierre del canal on-trade (Horeca), afectaría directamente a alrededor del 30% del consumo total de vino en volumen, pero el impacto en el valor ascendería al 55% del total, aproximadamente.

Aunque los supermercados también ofrecen vinos premium a precios muy altos, la mayoría de los vinos que comercializan son de gama media y baja.

Las bodegas aguantan como pueden la actividad, intentando no ir sin más hacia la regulación de empleo temporal (ERTE), salvo quizás en el área de marketing-comercial, estableciendo turnos de trabajo, adelantando vacaciones a parte del personal empleado, etcétera.

Además, muchas bodegas que habían apostado por el enoturismo, como un factor más de ingresos, sí están notando más la actual crisis sanitaria, por ahora, ya que esta actividad se ha paralizado totalmente en este tiempo y no se sabe cuándo se volverá a normalizar. Como también existe bastante incertidumbre y pesimismo sobre el desarrollo de la campaña turística del próximo verano, por la caída esperada de turistas foráneos.

Con la vendimia 2020 en la mente

Por último, aunque aún no es causa de excesiva preocupación, sí se empieza a mirar hacia la próxima vendimia de la nueva campaña 2020/21, cuando se necesite mano de obra para la cosecha. Para entonces, se espera que la situación del Covid-19 haya entrado en un periodo de más o menos normalización y no exista ningún problema laboral.—

 

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