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LA BITÁCORA DE BRAUDEL / Por JCPG.

Mosul, una de las más importantes ciudades de Mespotamia. Cientos de prisioneros  iraquíes son asesinados por los combatientes del ISIS, que en español sería el Ejército Islámico de Liberación de Levante e Iraq. Pocas imágenes son tan horrorosas a los ojos de occidentales como las de individuos postrados en lo que va a ser su tumba nada más que su verdugo se decida a apretar el gatillo. Desde las atalayas de la Europa apacible, semejantes imágenes no sólo causan espanto, sino que además provocan cierta incomprensión. Esto está sucediendo a pocos kilómetros de nuestras casas, en un entorno cultural que nos resulta históricamente familiar. Es por tanto, un tema que necesitamos considerar.

El secuestro de tres adolescentes hebreos y su posterior asesinato ha desatado la ira de Israel. El Tsajal machaca con su poder inclemente a Palestina. Un episodio trágico de una larga red de tragedias procedentes de 1948, el instante en que Ben Gurión decidió la unilateral proclamación del Estado de Israel, o quien sabe si no desde mucho antes. Oriente Próximo es un hervidero, un hervidero sangriento en el que peligra la misma paz y estabilidad del conjunto de los pueblos del Mediterráneo.

¿Por qué el islam juega un papel más importante que otras religiones en la política contemporánea? ¿Hay algo en la herencia islámica que haga que los musulmanes tengan más probabilidades de invocarlo en su vida política que los adeptos de otras religiones? No creo que haya que volver sobre el Corán para encontrar una explicación a todo esto. Antes bien, es preciso repasar la historia de los países musulmanes para encontrar luz que ilumine la raíz de los acontecimientos actuales.

En el caso del ISIS hay que volver al 10 de Muharram, fecha del calendario lunar islámico en que Husein fue asesinado en Kerbala, a manos de los Omeyas, una familia que iba a dar mucha guerra en la historia islámica, sin ir más lejos en España, en la que fundaron el Emirato independiente y después el Califato. La conmemoración la realizan los chiíes mediante autoflagelaciones muy sangrientas que hoy nos chocan a los occidentales, pero que en otro tiempo también realizaron nuestros antepasados por nuestras calles.

Entre el siglo VI y VII, cuando la consolidación de la nueva fe era bastante insegura e inestable, y cuando el poder político que la imponía estaba en peligro casi constante, las interpretaciones religiosas minoritarias fueron aniquiladas. Libros quemados, minorías asesinadas, toda una literatura de rechazo al disidente. Cuando hoy los combatientes-terroristas del ISIS colocan una bomba en un mercado que frecuentan los chiíes, lanzan un bombardeo o un coche bomba que asesina indiscriminadamente, no hacen otra cosa que lo que ha sido norma secular.

El pleito sunnís/chiís es viejo. Arranca de 632: muerte de Mahoma; controversia sobre la sucesión; asesinato de Alí; usurpación de Muawi´ya; fijación de la legitimidad en la descendencia de Alí y la hija de Mahoma, Fátima, etc.

Lo que podría ser una controversia interna del Islam se convierte en algo más. Para empezar un manifiesto ataque a los derechos humanos. En estos días de fuego, las comunidades cristianas de Mesopotamia huyen del calvario de la guerra; pero un cristiano iraquí declaró la realidad: ningún cristiano es atacado por el ISIS por ser cristiano. El asunto tiene que ver con algo mucho más complejo: la construcción de una nueva estructura política, que ya se ha llamado Califato, y que aspira a gobernar un territorio en expansión en la antigua Mesopotamia.

Nada de esto sería comprensible sin otro conjunto de factores que juegan desde el exterior. En primer lugar, el complejísimo papel que desempeña Arabia Saudita, capaz de canalizar sus ingentes recursos en petrodólares hacia movimientos como el ISIS en operaciones político-militares bastante oscuras. Pero también el historial de un Islam vapuleado por Occidente en los últimos siglos: dominaciones coloniales, explotación de recursos petrolíferos a través de las grandes multinacionales, instalación del Estado de Israel, al que se ve como portaaviones de Occidente en la región, etc.

En alguna manera, si Europa se ha forjado a través de piezas políticas cada vez más apoyadas en principios de derecho, el mundo islámico ha tenido como pilar sustentante central a los principios religiosos. Europa trató de exportar su modelo basado en las leyes, pero esto no estaba claro en el área del Islam; aquí existía un pegamento de unión más fuerte: la religión. Nasser destronó en los años cincuenta al rey Faruk en Egipto, pero su proyecto revolucionario superó las fronteras egipcias; de hecho constituyó una suerte de unión con Siria, precisamente la patria del fanático ISIS.

En Los Ruices, a 9 de julio de 2014.

Comparte: En la otra orilla de Mediterráneo.(1) Sobre el mundo islámico.