lunes, 17 febrero
PÁGINA CULTURAL-CIENTÍFICA DE LA FUNDACIÓN LUCIO GIL DE FAGOAGA: «INMIGRACIÓN EN LA MESETA DE REQUENA-UTIEL
Requena ( 17/02/25) . Juan Piqueras Haba. Universidad de Valencia
Durante siglos, la Meseta de Requena-Utiel ha sido un territorio que ha estado recibiendo inmigrantes de las comarcas colindantes de La Manchuela, Serranía de Cuenca, Valle de Cofrentes y Hoya de Buñol, la mayoría de ellos gente trabajadora que ha contribuido a la expansión de la agricultura, la industria y los servicios. Así ocurrió especialmente en el siglo XVIII, la segunda mitad del XIX y la primera del siglo XX. Por otra parte, se ha convertido en tierra de emisión en los momentos de cambio económico como el que impulsó al éxodo rural entre 1950 y 1985, cuando muchos de los jornaleros del campo y pequeños propietarios emigraron al Área Metropolitana de Valencia, Barcelona, Madrid e incluso a países extranjeros. La permanencia durante siglos de la inmigración y su integración en los lugares de acogida contribuyó de manera efectiva a crear una sociedad plural.
Desde finales del siglo pasado, la comarca se ha visto afectada por una nueva avalancha de inmigrantes, ahora de origen extranjero, que ha contribuido a frenar la despoblación y a cubrir miles de puestos de trabajo en la agricultura, la industria, la construcción y los servicios, sobre todo en restauración, limpieza y cuidado de personas mayores, al paso que se van integrando en mayor o menor grado en la sociedad local.
Los primeros en llegar vinieron de países de Europa Oriental (Rumanía, Bulgaria, Polonia…) tras el desmantelamiento de los regímenes comunistas en los años noventa. A ellos se unieron enseguida otros procedentes de América Latina (Ecuador, Colombia, Bolivia…). En el año 2003, primero para el que se tienen datos estadístico homologados, su número era de 1.614 y nueve años más tarde, en 2012, habían aumentado a 4.575. La crisis económica entre este último año y el 2017 provocó el retorno a sus países de origen o su marcha a otros lugares de casi dos mil personas, por lo que en 2018 su número había bajado a 2.649, aunque en los cuatro años siguiente han vuelto a crecer y en 2022 se contabilizaron 3.166, que suponen el 8’4 % de la población comarcal. Datos provisionales referidos al 31 de diciembre de 2024 elevan este número a más de 3.600, lo que indica que la llegada de nuevos inmigrantes sigue siendo constante.
El retorno o traslado a otros lugares por parte de rumanos que en 2012 eran 2.401 y en 2022 habían bajado a 1.258, polacos (126 y 35 respectivamente), búlgaros (270 y 102), ecuatorianos (232 y 59), etc. ha sido contrarrestado por un aumento de colombianos que tras haber bajado de 232 en 2003 a sólo 75 en 2017, han vuelto a crecer y superan ya los 400. También han aumentado de manera vertiginosa los marroquíes (de 28 en 2003 a 358 en 2022) y se han incorporado hasta casi 150 inmigrantes procedentes de China, Pakistán e India.
En 2022, el mayor contingente sigue siendo el rumano (41%), que es también el que mayor grado de integración ha tenido tanto en el sector agrario, como en los servicios comerciales y de restauración, así como en matrimonios mixtos con españoles. Le siguen los marroquíes (12% ) y los colombianos (9 %), seguidos de lejos por los búlgaros, argelinos, chinos, bolivianos, venezolanos, etc. (figura 1).