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EL OBSERVATOTIO DEL TEJO. JULIÁN SÁNCHEZ.-
Recuerdo que ofreciendo adobos alternativos tras una de las mayores críticas a una gestión, efectuada por algunos de los miembros más significativos del partido actualmente en el gobierno al equipo de Zapatero, además de la promesa inquebrantable de reducir los impuestos y no tocar las pensiones, vino a ser la oposición al gran número de asesores que empleaba el entonces Presidente. Gente afín y próxima que solucionaba su modo de vida mediante el disfrute de unos estipendios considerables, sin que en la mayor parte de ocasiones viniesen a justificar su conveniente empleo.

Recuerdo que la actual Secretaria General del partido Dª María Dolores Gómez de Cospedal, porque la Secretaria General del P.P. es Gómez de primer apellido, lo mismo que el Secretario General del P.S.O.E. ostenta el de Pérez – jamás podré entender la manía de ciertas personas con afán de una cierta notabilidad, de suprimir el apelativo paterno si éste es considerado como más común -. Pero elucubraciones aparte, retomando el tema en cuestión, recuerdo que la Sra. Gómez de Cospedal, criticaba y volvía a criticar durante la intensa y encolerizada campaña electoral de 2011 la circunstancia evidente consistente en que el entonces presidente Zapatero ocupaba en nómina una cantidad superior a los 500 asesores. Ya son asesores viviendo del cuento de la Moncloa, por lo que, lo mismo que con los impuestos y las pensiones, el P.P. hacía público un firme propósito de reducir considerablemente este oscuro objeto de deseo, del que se suponía que la única labor a ejercer por la mayor parte de ellos, sería la de pasar todos los meses por la entidad financiera correspondiente para hacer efectivos los suculentos estipendios que les proporcionaba su privilegiada nómina.

La información no venía a resultar muy exacta en su acepción real, toda vez que la cantidad nominal de eventuales aducida venía a referirse a la totalidad de personas ocupadas en Presidencia entre asesores y funcionarios de carrera. Hecha la correspondiente salvedad la realidad venía a consistir en que los asesores ascendían a 56 y el resto eran funcionarios.

Pues bien, si hacemos caso a las informaciones publicadas por el diario El Mundo, tras efectuar un contraste sobre los gastos de personal de Presidencia del Gobierno en referencia a los Presupuestos Generales del Estado en los periodos 2011/12, Rajoy ha incrementado en un 27,6% el personal nombrado a dedo y en un 46,43% el de asesores. El actual presidente del Gobierno mantiene, además, el mismo número de personas en La Moncloa que su antecesor: 632. Para ser exactos, una menos que los que había en tiempos de Zapatero.

Siguiendo la información del diario de Pedro J., el presidente del Gobierno ha aumentado de manera significativa los cargos de eventualidad y confianza o, como vulgarmente conocemos, designados “a dedo”, o sea, personas ajenas a la Administración que tienen el estatus de personal de confianza. Mientras, para tratar de justificar presupuestariamente este incremento, ha reducido el número de funcionarios adscritos a la Presidencia: – 53 de un total de 336 -. Dicho de otra forma, el actual presidente ha aumentado en un 46,43% estos cargos de supuesto asesoramiento, desde los 56 colaboradores que tenía Zapatero a los 82 con los que cuenta él en la actualidad, y lo más afrentante de la circunstancia viene a ser que el propio gobierno reconoce que 68 de ellos no poseen ni el graduado escolar, como para echar pan y mojar.
Tratando de justificar lo injustificable, el Gobierno publica un recorte de 559.000 euros correspondiente al Presupuesto de 2011, mediante el que se efectúa una supuesta reducción que va de los 28,1 millones de euros anteriores a los 27,5 millones que se registran en la actualidad, lo que ofrece un nimio ahorro de 600.000 euros pero, según la citada fuente mediática, esta circunstancia no viene a suponer ahorro alguno, habida cuenta que la reducción del 15,77% de la plantilla de funcionarios ubicados en Presidencia no ha sido tal, como consecuencia de que dichos empleados habrían sido trasladados a otros organismos de la Administración central y además puede contabilizarse alguna jubilación. De ahí que no sea real la supuesta disminución de funcionarios que se desprende de la comparación de los Presupuestos de 2011 y 2012 que se cuantifica en 2,2 millones de euros, puesto que las bajas producidas en este departamento pasaron a complementar otros distintos.

Lo cierto y verdad viene a ser que, en realidad y haciendo caso a esta exhaustiva información que proporciona El Mundo, previa constatación en las páginas de los propios Presupuestos Generales del Estado, lejos de afrontar esa parte de compromiso electoral de rebajar el número de asesores, Rajoy ha vuelto a incumplir (otra vez más) y la única realidad constatable nos lleva a comprobar que nuestro Presidente no ha tenido el menor empacho en aumentar de manera significativa el número de personas ajenas a la administración con estatus de eventualidad o, como se suele conocer más popularmente, designados “a dedo”, al tiempo que, para ocultar tal circunstancia, ha procedido a decretar el traslado de los consiguientes efectivos funcionariales a otros departamentos administrativos. En consecuencia los números reales auspiciados, como si se tratase de un resultado de competición baloncestística, quedan de la siguiente forma: “ Zapatero, 56 – Rajoy, 82”, derrota apabullante. No está mal la “reducción” afrontada por el actual mandatario gubernamental y luego hablan de la inviabilidad de las pensiones y de las reducciones salariales infligidas a los efectivos “currantes”.
Inicien ustedes un descenso piramidal sobre todos los estamentos administrativos: Ministerios, autonomías, diputaciones, organismos autónomos, alcaldías y demás y podrán contabilizar un número de eventuales tal que asustaría al más temerario y, lo que viene a resultar más significativo, ninguno de ellos ha tenido que demostrar su preparación para el cargo, a lo expuesto anteriormente nos remitimos, pasándose por cierto sitio el precepto constitucional de igualdad, mérito, capacidad y publicidad, únicamente fidelidad al partido y amor inquebrantable a la persona que les nombró.

La compensación vendrá tal y como últimamente nos vienen acostumbrando, mediante los oportunos recortes en derechos y bienestar públicos. ¿Hasta cuándo? Pues todo cerdito alcanza a ver su San Martín. Al tiempo.

Julián Sánchez

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