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Requena ( 28/07/19) Si leemos crecemos. Rosana Gutiérrez Tapia

Dicen que una imagen vale más que mil palabras. Nuestros ojos reciben miles de bits de información cada segundo, ¡vamos! la mejor cámara de fotos que podamos imaginar. Miramos a un lado y al otro, y creemos conocer aquello se nos pone delante. Es fascinante la vista y todo lo que nos proporciona. Si te paras a pensar lo que sucede cada instante…te quedas con la boca abierta. Qué don tan maravilloso y a veces, ¡¡qué infravalorado!!
La cruel monotonía hace que miremos vacíos, como si ya lo hubiéramos visto todo. Cansados de mirar lo mismo, las mismas caras, los mismos paisajes, el mismo mundo. Miramos por encima por hombro, como resabiados ya de todo lo que está fuera de nosotros. Vemos con los ojos de la cara mientras el corazón siente, seas consciente o no, frente a esa mirada y lo que de ella recibimos. Es un continuo toma y daca que no termina, que parece eterno, incansable mientras nuestros ojos permanecen abiertos, que no es lo mismo que despiertos.

En cambio, existe otra forma de mirar, más profunda, más sutil, inconsciente, que penetra más hondo en nosotros. Una mirada que revela la vida y su grandeza, la fuerza, la motivación, la resistencia y, sobre todo, el amor. Cuando somos conscientes de que al abrir nuestros ojos se despierta un mundo enorme ante nosotros, lleno de colores y movimientos inimaginables, perfectos, armónicos…que llegan donde la simple vista no llega.

Párate a mirar el lugar donde estás mientras lees este pequeño artículo, párate y verás que hay más de lo que habías percibido. Tal vez estés en un banco, en el parque, y hay personas de todas las edades, unas jugando, otras hablando, otras quietas metidas en su móvil, incluso alguna con un libro en sus manos, pero si miras más profundo, con la otra mirada, verás que hay un cielo enorme sobre ti, árboles, casas, animales de cuidad, fuentes, calles, coches, tiendas….la lista no se termina tan fácilmente…y si profundizas todavía más, cada persona y cosa que ves, tiene su propia vida, sentimientos, historia, sueños y proyectos por realizar, aman y ríen, se enfadan y se frustran, caen y se vuelven a levantar, no importa la edad, ni la profesión, ni la idelogía…y las cosas están tan bien hechas, cada una aporta un servicio diferente al ser humano, con todo lujo de detalles, para nuestro bienestar…

Tal vez estés en plena naturaleza, donde la otra mirada surge sola, casi sin prestar atención, sin ser conscientes de ello: los árboles que nos rodean, las montañas, o el mar, hacen que nos mimeticemos con ellos, somos naturaleza y hay algo ahí, que llega dentro. Unos lo llamamos paz, otros, descanso, algunos lo llaman energía, fuerza, vida, potencia, salud, …qué más da el nombre…ésa es la otra mirada, la del alma, la interior, la que hace que seamos lo que somos porque es como un espejo que refleja nuestros sentimientos profundos.

La otra mirada es la sensación de adentrarte en los ojos de aquellos a los que amas y saber cómo se sienten, conectar, entablar un diálogo silencioso donde los ojos hablan más que las palabras, y expresan más que el propio cuerpo. La otra mirada es llegar a conocer lo que otro ser humano siente, es la compasión, es salir de mí para entrar sin miedo a lo que el otro vive, sus emociones.

La otra mirada es la que nos hace más humanos, más personas, nos engrandece, nos redime, nos eleva a lo más profundo, y en último término, es la que nos hace más felices. Por todas las veces que miramos con desdén, con rabia, con ira, con envidia, etc., la otra mirada nos salva, nos ayuda, nos cura.

No se trata, por tanto, de buscar cosas nuevas, sino de saber mirar las que nos rodean con ojos nuevos, conscientes de que todo tiene algo más allá de los que nuestra vista nos dice. Para hacer esto debemos ser valientes porque, a veces, hay cosas o personas a las que no miramos de frente, a los ojos, hay cosas que no queremos ver, y mucho menos profundizar y nadar en los sentimientos por temor al enfrentamiento, la incomprensión o el rechazo.

Finalmente, la otra mirada bien podría ser el título de un libro de autoayuda que nos guiara para descubrir el más allá de todo y de todos…y a la postre, de nosotros mismos. O una novela dramática que contara lo que hay más allá de lo que las noticias nos ofrecen, de lo que el mundo es y dónde nos lleva la globalización. O simplemente un teatro romántico donde los personajes se amaran más allá de los prejuicios, se perdonaran y olvidaran sus errores.

La otra mirada eres tú, lector o lectora que has llegado hasta aquí acompañándome en estas reflexiones, y que seas tú quien las lleves más dentro, más profundo para descubrir algo nuevo cada día en los ojos de los que te rodean en este increíble universo.

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