El alcalde de Utiel, Ricardo Gabaldón, se reúne con representantes provinciales y locales de Cruz Roja para coordinar acciones solidarias
Leer más
El presidente de la Diputación se reúne con el alcalde de Utiel y reivindican el inicio del servicio ferroviario Cuenca-Madrid
Leer más
Coviñas presenta Al Vent y amplía la familia Aula con un Chardonnay
Leer más

EL OBSERVATORIO DEL TEJO / JULIÁN SÁNCHEZ

El lamentable episodio vivido hace unos días en la Universidad Autónoma de Madrid, donde unos encapuchados impidieron violentamente la celebración de un acto académico organizado conjuntamente por el diario El País y la Universidad, en el que habrían de participar el expresidente del Gobierno Felipe González y el periodista y académico Juan Luis Cebrián, ofrece un serio aviso sobre el deterioro de las condiciones del debate público que estamos viviendo en este país.

Aunque el hecho pretenda ser esquivado por los propios dirigentes de Podemos, comenzando por su líder máximo, Pablo Iglesias, han salido en tromba para restar importancia al acto de matonismo del pasado miércoles en la Universidad Autónoma de Madrid, tal y como si la cosa no fuese con ellos, la realidad apunta a la evidencia de que los eslóganes y acusaciones que el líder de Podemos viene desplegando en las redes sociales y en sus intervenciones públicas, viene a constituirse como el señalamiento de marcha sobre un camino iniciado por el propio Iglesias en la exigua legislatura anterior con su sonora referencia al tema de la “cal viva”.

Basta recordar al respecto las arengas de Iglesias de las últimas semanas, en las que llamaba a sus huestes a volver a infundir miedo y a tomar las calles. O también las palabras que le dedicó a González en el Congreso dirigiéndose a Pedro Sánchez y que repitieron literalmente los encapuchados de la Autónoma, para comprobar de quién es la mano que mecía la cuna de los matones de la Autónoma. La vieja teoría leninista “El cielo se toma al asalto”, se hace presente otra vez en la calenturienta mente del vallecano de la coleta.

Ya no se molestan en ocultar su verdadera idiosincrasia, que no viene a ser otra sino la de un partido antisistema en busca del voto de los indignados. No importa para lograr su objetivo que estos provengan del 15-M, del independentismo catalán o del radicalismo vasco. Todo vale para derrocar lo que llaman el “régimen del 78”, para ello atestan las redes de vídeos de Iglesias y sus congéneres en los que se clama sin ningún rubor hacia el ataque furibundo al sistema y su sustitución por el caos que ellos mismos propugnan, un auténtico “arroz y bajocas” con condimentos de toda índole, ya no caben más ocultamientos ni escamoteos en socialdemocracias en las que nunca creyeron.

Cualquiera que se haya preocupado un poco de repasar la historia, es conocedor de la circunstancia, ya vetusta, consistente en que la máxima de culpabilizar a las víctimas está escrita en letras de fuego en los manuales de los destructores de la libertad. En consecuencia, resulta siempre reconocible la realidad de que, en nuestro panorama político, tanto a izquierda como a derecha, sean tanto los preceptores venezolanos de esta izquierda tan radical como trasnochada como los populistas xenófobos y separatistas de toda índole, quienes, haciendo causa común, pretendan servirse de la democracia para llegar al poder y luego desbordarla y vaciarla plenamente de contenido.

Antes con brazo en alto y hoy con puño cerrado, pero la cara del fascismo siempre es la misma, violenta y destructora y, bajo el axioma del rescate de los derechos y libertades públicas, su objetivo máximo responde al sentido contrario, el sometimiento de todos los poderes del estado al capricho del iluminado de turno en su loca carrera hacia ninguna parte.

Precisamente hoy, al encontrarme realizando el presente artículo escucho saltar la noticia en diferentes medios, consistente en que cinco tribunales venezolanos suspendieron este viernes en cinco de los veintitrés estados del país el proceso de recogida de firmas con el que los opositores solicitan desde hace varios meses la activación del referendo revocatorio presidencial. Esta es la verdadera cara de la “democracia” que propugna el populismo, penetrar los poderes propios del estado de derecho para, tras su exhaustivo control. Llegar al final dinamitar el derecho y dejar en estado de permanencia el poder, pero siempre al estricto servicio de la minoría dominante. Esa es la auténtica y verdadera situación a la que pretende llevarnos esta gente.

Julián Sánchez

Comparte: El Neofascismo