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Los Combativos Requenenses. Víctor Manuel Galán Tendero.

Requena (16/09/19)

Hacer armas al servicio de Dios es algo que se ha ido reiterando a lo largo de la Historia bajo distintas circunstancias. El trágico final de los templarios no oculta la asimilación entre dedicación militar y consagración religiosa, conformando un acabado modelo caballeresco que fue marginando al guerrero depredador de monasterios del Año Mil. Por mucho que las órdenes militares perdieran importancia en el campo de batalla desde finales del siglo XV, sus hábitos se codiciaron en grado sumo por todos aquellos letrados e hidalgos que hicieron carrera al servicio del rey, una distinción que se acrecentó durante la Contrarreforma en España.

Otras distinciones tampoco eran baladíes, precisamente. Una de tales era la pertenencia a una Cofradía de la Vera Cruz de la Sangre de Cristo, tan extendida por la geografía de España en sinfín de localidades. El propio Felipe II tuvo a honor ser hermano de la Vera Cruz hispalense y desde 1667 los corregidores de Requena fueron cofrades. Por esta vía, se reforzaba el sentido religioso y la autoridad, tan entrelazadas en aquel tiempo.

El 24 de marzo de 1709, ya recuperada Requena de las manos de las fuerzas de Carlos de Austria, constó como hermano mayor de la Vera Cruz Tomás de Aberna y Cabrera, el gobernador militar de la plaza desde el 25 de julio de 1707. Entre el 6 de agosto de 1708 y el 26 de octubre de 1711 asumió igualmente el corregimiento local.

Don Tomás tuvo que atender los requerimientos del temible caballero D´Asfeld, el implacable comandante borbónico, y enfrentarse a acuciantes problemas, como los derivados de la descomposición de las tropas de Carlos de Austria, ya que no pocos soldados portugueses terminaron nutriendo las partidas de miqueletes que actuaron desde los Serranos a la hoya de Buñol.

Sin embargo, la principal lucha la tuvo que librar contra la escasez del básico pan, con un Pósito harto quebrantado y una administración municipal golpeada por las circunstancias. El rey, además, pedía alimento para sus soldados en el más que nefasto año agrario de 1708-09, con las rutas de Aragón cortadas por los austracistas. Quizá ser cofrade consolara algo a don Tomás, que padeció su particular viacrucis en esto de procurar el pan nuestro de cada día.

FONDO HISTÓRICO DE LA VERA CRUZ DE REQUENA.

Libro Viejo.

ARCHIVO HISTÓRICO MUNICIPAL DE REQUENA.

Libro de actas municipales de 1706-77, nº 3265.

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