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Requena, (11/08/20). Redacción.

Nada podía hacer presagiar, la madrugada del pasado 2 de septiembre, momento del anuncio de mi Presidencia de la nueva edición de la Fiesta de la Vendimia, que la 73 no sería una edición cualquiera. Esa mágica noche, repleta de nuevas y emotivas sensaciones para mí, terminó como a cualquiera nos hubiera gustado, disfrutando de la compañía de buenas amistades, con gran parte de la nueva Comisión Central deleitándonos con un apetitoso chocolate con churros en el Ferial. Pero el cambio de decenio nos iba a enfrentar a una situación inusual que nos pondría contra las cuerdas como sociedad.

La Fiesta ha vivido múltiples circunstancias en su longeva vida, aunque pocas de la envergadura de la que nos ocupa, sin embargo, una tras otra las ha ido superando gracias a la Asociación que la sustenta y a los apoyos de autoridades, entidades, empresas y sobre todo a las personas que la respaldan, ahora no debe ser distinto, es nuestro particular tesoro inmaterial y forma parte del patrimonio cultural requenense.

La 73 arrancaba directamente del fuego que ponía fin a la edición anterior. Cuando José Emilio Cabrera me preguntó si habría o no balcón horas antes de la finalización de la última edición conducida por Alberto, no lo dudé ni por un instante, hacía años que no se había producido dicho evento y teníamos que insuflar aire fresco ante los temores por la continuidad, la edición tenía que mostrar que gozaba de buena salud y que desde su origen arrancaba con todos los detalles bajo control.

Me consta, por la experiencia de buenos amigos, que gestionar una edición de la Fiesta no es sencillo, pero el destino se reservaba una vuelta de tuerca. Cuando cualquiera asume el mando de una edición de nuestra Fiesta busca alcanzar el máximo nivel de excelencia que la ciudad de Requena y sus gentes merece, dejando un bonito recuerdo en todos ellos digno de perdurar en sus memorias. Hoy podemos afirmar que la 73 ha pasado ya a la historia de manera prematura e improvisada por motivos externos, nadie lo hubiéramos querido, pero haremos frente a ello con toda nuestra entrega e ilusión, nuestro objetivo sigue siendo el mismo, honrar a Requena y su Fiesta de la Vendimia, pero también a sus componentes, damas y comisionados, infantiles y mayores, coordinadores, Reinas y Presidentes de barrio y a mis centrales: Telma y Víctor, los alevines y Marcela, mi Reina. Todos tendrán en el debido momento su Fiesta, pero ahora toca ser pacientes.

El azote al que el destino nos ha sometido, ha golpeado sin compasión nuestro bien más preciado: nuestras familias y en particular a nuestros mayores y es que de un modo u otro, rara es la familia de nuestra población que no ha sufrido en mayor o menor medida dicho impacto.

No ha sido sencillo decidir la suspensión, primero de determinados actos como la Presentación de Invierno de las Comisiones Mayores, los Mayos, Junios, verbenas de barrio y finalmente de los actos grandes, pero la evolución de los acontecimientos nos ha terminado dando tristemente la razón, es el sacrificio temporal que hemos tenido que asumir por el bien común. Queda ahora una edición, paradójicamente una de las más nutridas en componentes de los últimos años, sumida en el letargo de un paréntesis obligado por las circunstancias y a la espera de poder recobrar toda su fuerza contenida. A menudo solemos decir que la llama de la Fiesta se lleva en el corazón, hoy más que nunca, nos toca mantener viva esa llama. Sin duda y aunque la espera se esté haciendo larga, cada vez está más cerca el momento de volver a vivirla, desde la Comisión Central trabajamos y trabajaremos para ello.

La última semana de agosto, no tendrá, muy a nuestro pesar, los tradicionales actos que engrandecen la Fiesta de la Vendimia, con las Comisiones coloreando con sus indumentarias la Avenida de Arrabal y los niños, jóvenes y adultos llenando las calles de alegría y jolgorio. La realidad nos obliga a actuar racionalmente, nunca son deseables las dificultades, pero son en gran medida las responsables de hacernos crecer como personas y no cabe la menor duda que de esta saldremos fortalecidos. Nuestra Fiesta aguardará su momento para resurgir, también ella fortalecida.

No es fácil, ni siquiera para los sanitarios, acostumbrados a movernos como pez en el agua entre guantes, mascarillas, pantallas faciales y geles hidroalcohólicos, seguir empleándolos más allá de los límites de nuestros propios centros de trabajo y la complicación es ya mayúscula para cualquier persona ajena al ámbito sanitario, máxime en el caso de los niños, no obstante, hoy toca protegernos para proteger, es la prueba de fuego que debemos superar como sociedad en el pulso que estamos manteniendo.

En ocasiones, la vida nos depara situaciones inesperadas cuya gestión puede resultar complicada e incluso a veces, aparentemente imposible, sin embargo, la capacidad de adaptación del ser humano es sorprendente.

Durante los actos que hemos desarrollado, he ido desgranando nuestro particular homenaje por su 50 aniversario al lema de la Fiesta de la Vendimia, por lo que me gustaría concluir estas líneas con una breve mención al mismo, ya que como reza nuestro célebre lema: “Requena, donde la Vendimia es Fiesta”, esta frase está vigente indudablemente en la actualidad y es que Requena es Vendimia y es Fiesta, pero ahora más que nunca Requena, la Vendimia y la Fiesta son y deben seguir siendo auténticos sinónimos de VIDA, la vida por disfrutar juntos.

Mario García Martínez

Presidente Central

de la LXXIII Fiesta de la Vendimia de Requena.

Fuente: Fiesta de la Vendimia.

Comparte: Carta del presidente de la 73ª edición de la Fiesta de la Vendimia de Requena