‘Floristería Toni, la defensa del comercio tradicional y de calidad.

Resumen del programa nº 48 de “En este lugar…” (16-12-2014): “Floristería Toni, la defensa del comercio tradicional y de calidad”, con Antonio García Gómez, socio de Floristería Toni, y miembro de la Junta directiva de la Asociación de Comerciantes de Requena.

Con la llegada de las festividades navideñas, se hace notar la importancia que tiene en una ciudad la presencia de los comercios locales. Pero la pervivencia de los comercios tradicionales, con la aparición de las grandes superficies comerciales, no está exenta de dificultades. La Floristería Toni, veterano comercio de la ciudad de Requena, ha demostrado su capacidad para renovarse y crear trabajos de gran calidad. Este negocio familiar está desarrollado por profesionales de alto nivel en el arte floral, y su vinculación desde hace muchos años a la red internacional Interflora, garantiza las mayores condiciones de calidad de sus productos y servicios.

La norma de certificación de calidad para el pequeño comercio, con la normativa específica para las Floristerías, está detallada en la UNE-175001/5. En el caso de la Comunidad Valenciana, a partir de la norma 175001/1, relativa a la Calidad del Servicio, se ha desarrollado un certificado de Comercio Excelente, que ha sido conseguido por la Floristería Toni en 2008. El mismo año, la Floristería Toni también ha conseguido la certificación específica para Floristerías, reconocida por AENOR. Según el invitado a nuestro programa, Antonio García, esa norma de calidad se resume en conseguir el mejor producto para el cliente, a un precio adecuado, y lograr que éste salga siempre satisfecho en la compra y los servicios posventa. Las preocupaciones por el medio ambiente tampoco son ajenas a estas certificaciones.

Como tesorero de la Asociación de Comerciantes de Requena, Antonio García Gómez, declara la importancia que tiene la defensa del comercio local, por el apoyo que presta a las actividades socioculturales del pueblo, por la singularidad del trato directo entre el vendedor y el consumidor, y por la repercusión positiva que un comercio floreciente tiene sobre el atractivo y la conservación del patrimonio urbanístico de una ciudad. Por tanto la defensa del comercio local, supone también la defensa de la ciudad y el estilo de vida tradicional de un pueblo.’