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«Vamos a establecer un plan de control en explotaciones agrícolas para atajar el uso de insecticidas que pueden dañar a las poblaciones de abejas, particularmente en época de floración», ha anunciado Elena Cebrián, en respuesta a una pregunta parlamentaria sobre apoyo al sector apícola valenciano frente la mortalidad de abejas. Se establecerá, además, un protocolo de actuación que facilitará la coordinación entre Ocapas (oficinas comarcales agrarias), el departamento de Sanidad Animal, el Seprona y la Policia Autonómica de Medio Ambiente, dados los problemas de coordinación detectados estos últimos años en el momento que un apicultor ha presentado denuncia al respecto.

Se trata de unas medidas que el sector apícola demanda desde hace años y que jamás se habían abordado, ha subrayado la consellera de Agricultura, Medio Ambiente, Cambio Climático y Desarrollo Rural. Con ellas, la conselleria afrontará el problema de la mortalidad de las abejas durante la época de floración de los frutales por tratamientos con productos peligrosos, en especial insecticidas.
Estas medidas, ha puntualizado, no deben ser «mezcladas con la regulación de la polinización cruzada (la pinyolà, en términos coloquiales), con modificaciones recientes que han sido consensuadas» con los sectores apícola y agrícola, «para mejor compatibilizar ambas actividades».

Cebrián ha respondido así a la diputada Beatriz Gascó que se refería al aumento de muertes de abejas por un hecho reciente, que la consellera ha calificado de vandálico. No hace ni un mes que 100 colmenas en Cheste, 220 colmenas en Bétera y 240 colmenas en Massamagrell amanecieron con todas sus abejas muertas. Habían sido rociadas con Clorpirifos. De hecho en las muestras se encontraron 6000 partes por millón de este producto, proporciones que, ha destacado la consellera, «matarían a un caballo».

Este acto vandálico, evidentemente, ha aumentado sobremanera el número de muertes de abejas en este 2016, pero «no por ello podemos caer en el alarmismo y hay que diferenciar

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