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Álvaro Ibáñez Solaz. Archivero-Bibliotecario de la Fundación Lucio Gil de Fagoaga

Requena (13/05/25)

Unisocietat Requena es un proyecto que desde hace diez años ofrece un interesante programa de educación no formal. Profesores universitarios imparten clases y conferencias de forma amena y divulgativa. Tal fue el caso de Luis Bautista Boned, profesor de Filología Española, quien este año ha acompañado al alumnado de Unisocietat en la lectura atenta del Quijote de Cervantes. La Fundación Lucio Gil de Fagoaga colaboró en estas clases con una pequeña muestra de su destacada biblioteca cervantina.

En su sede de la calle Elías García, la Fundación custodia una rica biblioteca patrimonial de cerca de 30.000 volúmenes. Buena parte de los fondos de la biblioteca provienen de la compra que hizo don Lucio a la viuda de su maestro Adolfo Bonilla y San Martín. Bibliófilo e interesado por todo cuanto se le pusiera por delante, Bonilla atesoró una impresionante biblioteca. A finales de los años 20 del siglo pasado, cuando don Lucio la adquirió se tasó por un valor de 60.000 pesetas.

Entre los intereses de Bonilla estaba también la vida y la obra de Miguel de Cervantes. Contamos con más de 300 referencias cervantinas en la biblioteca de la Fundación, en forma de ensayos, publicaciones periódicas, obras musicales, separatas o documentos de archivo. El propio Bonilla se hizo cargo de editar las obras completas de Cervantes entre 1914 y 1925, en colaboración con el hispanista estadounidense Rudolph Schevill. Bonilla mantenía una estrecha relación con los cervantistas más destacados del momento y son habituales las dedicatorias afectuosas, por ejemplo, las de Menéndez Pelayo, Blanca de los Ríos o el propio Schevill. Muchos cervantistas eran extranjeros como Leon Schepélevitch, Eugenio Mele, James Fitzmaurice-Kelly… Dentro del archivo de Bonilla conservamos la correspondencia que mantuvo con estos últimos.

La vida de Bonilla (1875-1926) coincidió con los años de mayor interés investigativo hacia Miguel de Cervantes. Un auténtico furor que desató una ola de publicaciones buscando en la obra de Cervantes el pretexto para tratar cualquier asunto. El antivizcainismo, el sentimiento de justicia, el folklore valenciano, la Filosofía española, el esoterismo en el Quijote o los gallegos en las Novelas Ejemplares. Hay una auténtica carrera por descifrar el más mínimo detalle de la vida de Cervantes que haya pasado desapercibido. Todos estos libros o estudios son adquiridos por Bonilla y muchos le son enviados por sus autores desde sitios tan lejanos como Nueva York o Buenos Aires.

Por citar algunas obras cervantinas destacadas de nuestra biblioteca, contamos con la impresión del Quijote que hizo Manuel Rivadeneyra en Argamasilla de Alba, en 1863, en la casa donde se supone estaba la cárcel en la que Cervantes escribió la obra. Hasta allí trasladó Rivadeneyra, por tren y con mulas, todo lo necesario para esta edición revisada por Hartzenbusch. Los ejemplares que conservamos están, además, dedicados por el famoso impresor al compositor Emilio Arrieta, tío de Adolfo Bonilla. Resaltar la impresión de 1750 de la biografía de Cervantes escrita por Gregorio Mayans, texto que acompañó la traducción inglesa del Quijote costeada por lord Carteret como regalo a la reina de Inglaterra en 1737. Entre los ejemplares más antiguos conservamos una impresión de 1617 de La Galatea. Y como curiosidades, las lecturas espiritistas, teosóficas o esotéricas del Quijote de Baldomero Villegas o Ubaldo Romero o las impresiones de catálogos cervantinos como el de la Hispanic Society de 1918, el de la biblioteca cervantina que existe en caracteres braille en la primera biblioteca pública española para ciegos en 1916 o el que imprime la Biblioteca Nacional en 1905 con motivo del tercer centenario de la publicación del Quijote. Incluso, la Biblioteca atesora un manuscrito único y extremadamente raro de 747 páginas firmado por El Bachiller Zervanteño, natural de Mantua, dedicado a la librería de don Quijote.

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