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¿Es posible prevenir, reducir o erradicar el vandalismo?
Sí, con tolerancia cero. 
“Imagine un edificio con una ventana rota. Si la ventana no se repara, los vándalos tenderán a romper unas cuantas más. Finalmente, quizás hasta irrumpan en el edificio; y, si está abandonado, es posible que lo ocupen y que prendan fuego dentro.  Una ventana rota dejada sin reparar da el mensaje de que a nadie le importa, y que romper más ventanas no cuesta nada (y hasta es divertido). O considere una acera: se acumula algo de basura; pronto, más basura se va acumulando; con el tiempo, la gente acaba dejando bolsas de basura.”

Es frecuente que al caminar por las calles de nuestro barrio o nuestra ciudad, sea de turismo, paseo o un simple desplazamiento, nos llame la atención la cantidad de pintadas y “grafitis” que vemos por las paredes, o la cantidad de suciedad y basura acumulada o edificios y espacios abandonados sin que a nadie parezca importarle ni la imagen de descuido que transmite ni los efectos negativos que poco a poco aparezcan tales como la sensación de inseguridad o de actos vandálicos.

Consideremos el ejemplo de un edificio abandonado con un par de ventanas rotas. Por sí solas estas no representan una amenaza. Sin embargo unos vándalos vienen, detectan las ventanas rotas y deciden romper más ventanas. El edificio más tarde se vandaliza con grafitis. Ahora está completamente descuidado donde es saqueado, robado y el mobiliario destruido. Con el tiempo se encienden fuegos o destruyen el funcionamiento interno del edificio, quedando completamente inutilizado. Es el EFECTO DOMINÓ que sirve como premisa detrás de la teoría de las ventanas rotas: delitos menores, si se dejan pasar inadvertidos, eventualmente derivan en delitos más graves.

La teoría de las ventanas rotas es una teoría que explica que el desorden urbano y el vandalismo pueden conducir a actos de delincuencia y comportamiento antisocial. Por tanto, el mantenimiento y la vigilancia de los entornos urbanos de manera bien ordenada pueden prevenir de futuros actos de vandalismo y la escalada de delitos más graves.

Bajo la teoría de las ventanas rotas, el paisaje «comunica» a la gente: un entorno ordenado y limpio envía la señal de que la zona está supervisada y que el comportamiento delictivo no se tolera. Por el contrario, un ambiente desordenado (ventanas rotas, grafiti, basura excesiva) envía la señal de que la zona no se controla y que cualquiera puede tener un comportamiento vandálico sin riesgo de detección.

Una ventana rota transmite a los vándalos el mensaje de que la comunidad muestra una falta de control y por ello no puede defenderse contra un comportamiento delictivo. NO ES TANTO LA VENTANA ROTA LO IMPORTANTE, SINO MÁS BIEN EL MENSAJE QUE LAS PERSONAS RECIBEN de la ventana rota. Es un símbolo de indefensión y vulnerabilidad de la comunidad y es una demostración de la cohesión de las personas que la habitan, sin hablar de la sensación de inseguridad producida, de los efectos negativos en los negocios locales y en el valor de las propiedades.

Por ello, ¿es posible prevenir, reducir o erradicar el vandalismo?

Una estrategia exitosa para prevenir el vandalismo es arreglar los problemas cuando aún son pequeños. Reparemos las ventanas rotas en un período corto, digamos un día o una semana y lograremos, de acuerdo a numerosos estudios, que sea menos probable que los vándalos rompan más ventanas o hagan más daños. Limpiemos las aceras todos los días y la tendencia será que la basura no se acumule (o que la basura acumulada sea mucho menor), los problemas no se intensifican y se evita que los residentes huyan del vecindario.

Por supuesto, el trabajo realizado por la policía es crucial para la prevención del delito, pero la vigilancia y  presencia de la autoridad policial por sí solas no son suficientes para una ciudad segura y libre de vandalismo. Los habitantes de la comunidad también tienen que implicarse en la prevención del delito.

Sin importar cuántas veces se reparen las ventanas, la sociedad todavía tiene que poner interés e invertir tiempo para mantener limpia su comunidad. La indiferencia y apatía de la sociedad hacia cualquier «ventana rota» significa una falta de preocupación por la comunidad, lo que sería una clara señal de aceptar el trastorno y mostraría la vulnerabilidad y la falta de defensa en contra de ataques vandálicos

La teoría de las ventanas rotas fue aplicada por primera vez a mediados de la década de los 80 en el metro de Nueva York, que se había convertido en el punto más peligroso de la ciudad. Se comenzó por combatir las pequeñas transgresiones: grafitis deteriorando el lugar, suciedad en las estaciones, ebriedad en público, evasiones del pago del pasaje, pequeños robos y desórdenes. Los resultados fueron evidentes. Comenzando por lo pequeño se logró hacer del metro un lugar seguro.

Posteriormente, en 1994, el alcalde de Nueva York Rudolph Giuliani, basándose en la teoría de las ventanas rotas y en la experiencia del metro, impulsó una política de «tolerancia cero» por toda la ciudad. La estrategia consistía en crear comunidades limpias y ordenadas, no permitiendo transgresiones a la ley y a las normas de convivencia urbana. El resultado fue un enorme abatimiento de todos los índices delictivos de la ciudad de Nueva York.

En Buenos Aires, Argentina, inspirados en la teoría de las ventanas rotas, pusieron en marcha el programa Fachadas Limpias, dirigido a erradicar los grafitis de la ciudad.

La premisa del plan es que el grafiti vandálico -a diferencia del arte callejero y el muralismo- no es una expresión artística, sino un hecho de comunicación. El objetivo del grafitero solo es darse a conocer y enviar un mensaje a otros. Entendido de esta manera, el grafiti solo tiene sentido si perdura el tiempo suficiente como para ser visto por los destinatarios del mensaje. Por tanto, la estrategia adoptada por el plan fue disuadir a los potenciales vándalos borrando los mensajes lo más rápido posible –dentro de las primeras 48 horas-, ya que esto impide que la pintada cumpla su función.

El éxito de la estrategia dependía en gran medida de que los vecinos se concienciaran y participaran de la acción denunciando lo más rápido posible la aparición de nuevos grafitis. Para esto se dispuso un buzón de correo electrónico donde podían escribir para denunciar las nuevas pintadas. La cuadrilla a cargo de la remoción estaba compuesta por tres personas equipadas con una hidrolavadora y un producto especial para remover la pintura. Una vez que la fachada se limpiaba, se aplicaba sobre la misma otro producto que generaba una capa protectora que impermeabilizaba la superficie e impedía que el próximo grafiti se adhiriera, para que luego fuese más fácil de remover.

En la Ciudad de Madrid se puso en marcha un plan similar. Entre 2007 y septiembre de 2009 el Ayuntamiento de Madrid tuvo que gastar 25,3 millones de euros en limpiar los grafitis (una cantidad  que podría haberse invertido en la construcción de un nuevo parque de superficie similar al Retiro, con 100 hectáreas) y limpiar 4,5 millones de metros cuadrados de pintadas.

El Ayuntamiento apostó por la «tolerancia cero» y, entre otras medidas, incluyó la posibilidad de sustituir la sanción económica por trabajos en beneficio de la comunidad, acompañados de un educador social y de profesionales del servicio de limpieza de grafiti de la Ciudad de Madrid.

En cuanto a sanciones, la nueva Ordenanza de Limpieza y Gestión de Residuos estableció entre 300 y 3.000 euros la cuantía de las multas que, si hay reincidencia, pueden llegar a 6.000 euros.

La nueva norma contempla también la posibilidad de decomiso y destrucción del material usado en la realización de las pintadas, grafiti e inscripciones. Es imputable a los autores el coste de la limpieza y subsidiariamente, en el caso de menores de edad, a quienes ostenten la patria potestad o tutela.

Aunque a algunos la expresión ‘tolerancia cero’ puede parecer una especie de solución autoritaria y represiva, su concepto principal es más bien la prevención y promoción de condiciones sociales de seguridad. No se trata de estigmatizar al delincuente, ni por supuesto de alentar la prepotencia de la policía a quienes, por cierto, debe también aplicarse la tolerancia cero respecto a posibles abusos de autoridad. No es tolerancia cero frente a la persona que comete un acto vandálico, sino tolerancia cero frente al acto vandálico en sí mismo.

PARA MÁS INFORMACIÓN

  • http://www.manhattan-institute.org/pdf/_atlantic_monthly-broken_windows.pdf
  • http://en.wikipedia.org/wiki/Broken_windows_theory
  • https://pseudopodo.wordpress.com/2011/12/07/tres-historias-ejemplares-iii-la-teoria-de-las-ventanas-rotas/
  • http://www.lanacion.com.ar/1086881-nueva-york-del-caos-a-la-tolerancia-cero
  • http://www.forodeseguridad.com/artic/reflex/8090.htm
  • http://www.lanacion.com.ar/1686705-ponen-en-marcha-un-plan-para-combatir-el-grafiti-en-recoleta
  • http://www.madrid.es/portales/munimadrid/es/Inicio/El-Ayuntamiento/Medios-de-Comunicacion/Notas-de-prensa/Tolerancia-cero-al-graffiti?vgnextfmt=default&vgnextoid=bab8212c84a04210VgnVCM1000000b205a0aRCRD&vgnextchannel=6091317d3d2a7010VgnVCM100000dc0ca8c0RCRD
  • Datos y cifras sobre grafitis: http://www.graffitihurts.org/getfacts/faqspan.jsp
  • Prevención de Grafiti: Ideas para propietarios de viviendas

http://www.graffitihurts.org/pdf/tipsforhomeownerspan.pdf

  • Prevención del Grafiti: Ideas para Empresas Comerciales

http://www.graffitihurts.org/pdf/tipsforbusinessspan.pdf

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