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Regües ya es memoria levantinista

Un infarto fulminante deja al club granota huérfano de su columnista más ilustre, que será despedido mañana en Requena; será en la Iglesia del Carmen a las 11:00 horas.
06.01.2014 | 13:02

 Fuente y foto levante-emv.com
m. m./j. l. g. | valencia Un infarto fulminante dejó ayer al Levante UD huérfano de uno de sus grandes referentes. Salvador Regües Gil, autor de la columna «Granotes» en Levante-EMV e «Historias del Supergranota» en Superdeporte cabeceras ambas de Editorial Prensa Ibérica, fallecía a primera hora de la mañana en su domicilio de Requena. Horas antes, un fuerte resfriado le había privado del derbi de su Levante UD contra el Valencia CF en Mestalla. Palabras mayores para un granota fiel como pocos, que siguió a su equipo en sus momentos más dulces, pero sobre todo en los más duros. Disfrutó con los ascensos y sufrió con los descensos, pero nunca perdió un ápice de su levantinismo, del que hizo gala por medio mundo. Desde Valencia, hasta Abu Dhabi, donde residía uno de sus hijos. Regües será despedido mañana martes en la iglesia del Carmen de Requena.

Nacido en Valencia en 1946, Regües se educó en el colegio de El Pilar, donde su amor por el fútbol fue creciendo parejo con su enorme pasión por el cine. En el barrio de El Carme, histórico enclave del viejo Gimnástico FC, comenzó a forjarse su levantinismo. Siempre reivindicaría la memoria del viejo club del Patronato de la Juventud Obrera, el que se fusionó con el Levante FC de El Cabanyal.

Su primera entrevista al que sería su gran amigo Ernesto Domínguez, el Galgo de Vallejo, la publicó en 1963 en el boletín «Opinión cinematográfica y deportiva». La edición corría de su cuenta en ciclostil y la repartió a sus más allegados. Una costumbre, la de regalar cine y deporte a sus amigos, que mantuvo hasta el último día. Nunca faltaba la particular felicitación navideña de Salvador Regües, con grandes artistas del celuloide y no menos míticas cintas. Siempre esperaba, también, «el particular acuse de recibo». Su verbo, fino y elaborado, junto con la ironía eran cosas muy suyas.

En 1968 inició su colaboración en la «Cartelera Diverama», donde realizaba críticas de cine y entrevistas a gente famosa. También fue corresponsal en Valencia de la revista «RB» años después. En 1971 entró en la redacción del bisemanario deportivo «Récord». Dos años después pasó a «El deportivo valenciano» y más tarde a «Deportes», siempre con la información del Levante UD como su gran especialidad. Nadie como él dominaba los entresijos del club azulgrana.

En la década de los años ochenta son memorables sus colaboraciones con la «Cartelera Turia», introduciendo por primera vez en sus páginas entrevistas a personalidades como Ramón Balaguer o Antonio Calpe. En 1995 Amat Sapena, entonces Jefe de Deportes de Levante-EMV le abrió las puertas del periódico para opinar sobre el Levante UD. Desde entonces, nunca faltaron sus críticas cuando tocaban y sus alabanzas a la entidad granota. Su prodigiosa memoria no se le escapaba un dato, un gol o una anécdota, le convirtieron en imprescindible. En los peores momentos del club, sus colaboraciones se convirtieron en un refugio para los levantinistas, huérfanos de información.

Su profundo conocimiento del Levante le permitió abordar su historia en el libro «Levante, del Udelage al nuevo milenio», editado por el propio club. También colaboró en la «Historia del Llevant UD», editada por l’Oronella con el patrocinio de Levante-EMV. La misma editorial recuperó hace años sus «Memorias de un granota», una serie de artículos que publicó en estas páginas durante la campaña del ascenso 2003-04.

Sin éxito con Rita Barberá

Si el Levante era todo para Regües, su familia María José, hijos Pablo y Ana y nietos Dani y Edu, era motivo de orgullo y así lo hacía constar una y otra vez en sus artículos. También sus hijos políticos, Nagla y Rafael. Acuñó la famosa frase «nuestra querida esposa» para referirse «al amor de nuestra vida» , aunque siempre hizo gala de haber andado de amoríos juveniles con la alcaldesa Barberá, a la que no logró contagiar su levantinismo.

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