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Requena (03/04/20) PVH

La realidad es única y hablar de otra realidad es hablar de una falsa realidad, que no existe y que nos la han colocado ahí, nos la han metido, como una opción creíble con la que justificar una realidad inadecuada, que no viene bien y que hay que tapar con otra realidad suavizada, mejorada y embellecida, la cual nos resulta mucho más fácil de aceptar, por muchos motivos.

Estos días, encarcelados en casa, estamos sufriendo una agresión informativa gracias al maldito coronavirus. Navegamos por las RRSS leyendo todo lo que nos resulte interesante y entretenido. Vamos al baño, al sofá, a la cocina y otra vez al sofá, móvil en mano intentando entender lo que pasa, por Facebook o Twitter. Para mas INRI, en el salón tenemos la “caja estúpida” encendida todo el día. Algunos incluso seguimos webs de noticias de medios y escuchamos la radio. Es de locos.

Casi toda la información son interpretaciones de interpretaciones de opiniones de todo tipo, que llegan a nosotros como final de una cadena en la que han participado una gran cantidad de individuos, confinados, redactores/periodistas, políticos, expertos y opinantes, cada uno con sus propias intenciones y su particular forma de entender el mundo y las cosas. Es de esperar, por lo tanto, que aquello que recibimos y leemos, por muy interesante y entretenido que resulte, distorsione la realidad y diste mucho de ajustarse a unos criterios objetivos que representen una foto inalterada de la misma. Se trataría, como mínimo, de dudar.

Por si esto fuera poco, recuerdo mi cara de tonto al escuchar a profesores universitarios de periodismo explicar las teorías de manipulación informativa que se utilizaban en los medios y en la RRSS, como excrecencia de un poder empeñado en convencer masas para seguir en él. Se trataba de Gobiernos sin escrúpulos que otorgaban a los ciudadanos el título de “ganado estúpido” a su servicio, vendiéndole humo, otra realidad, y al mismo tiempo nos hablaban del periodismo y del cuarto poder como garante de la realidad, de la verdad. Es cierto. La realidad verdadera, es que no es lo mismo un político escribiendo en RRSS que un periodista, un profesional contando la realidad de lo que pasa en un medio de comunicación.

Pues bien, la fórmula está servida: “para una segunda o falsa realidad, sírvase usted (desde su poltrona) de los medios de comunicación que desee y de las RRSS oportunas, escoja cómo inyectar su otra realidad en el momento y el lugar adecuados y et voilà!, la segunda o falsa realidad estará lista en pocos minutos y a gusto del señor”

Si esto lo aderezamos con un control poderoso de los medios y una circunstancia como una crisis sanitaria nivel pandemia mundial, la repercusión es total. El grado de sensibilidad de los consumidores de información y la dimensión de audiencia que existe ahora mismo durante esta pandemia es tal, que como poco se va a extender una duda razonable sobre la única realidad que hay, la realidad verdadera, la de no ser previsores, la de llegar tarde y mal a todo, de ser zarandeado por las circunstancias, la de la falta de PCR y respiradores en toda España, la de los contagios y muertos no contabilizados …

Con este caldo de cultivo, ahora mismo no queda más que preguntarnos si en estos momentos de crisis, desde el Gobierno, lo que se nos está vendiendo es la realidad o si la realidad de lo que sucede es tan inadecuada que nos están vendiendo humo y otra realidad distinta, más suavizada, mejorada y tranquilizadora.

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