martes, 30 enero
Requena (30/01/24) CAT Arrabal Teatro
La tarde del pasado domingo 28, en el Teatro Principal de Requena se originó una enorme expectación y gran asistencia de público en la clausura del Festival de Teatro Amateur de la Comunidad Valenciana – Requena 2024 con el estreno mundial de “Lentejas Sin Chorizo”, a cargo del grupo anfitrión “Arrabal-Teatro”.
Al acto asistieron el propio autor de la mencionada obra, Juan Montenegro; la vicepresidenta de la Federación de Teatro Amateur de la Comunidad Valenciana, Mª Teresa Cerdá; la representante de la Fundación Ciudad de Requena, Mª José Viana; varios concejales y la Alcaldesa de Requena, Rocío Cortés, quien clausuró el Festival con palabras de ánimo, felicitación por el éxito del mismo y agradecimiento a la CAT Arrabal-Teatro, por su labor cultural.
Tras el estreno de la obra, que había obtenido el Segundo Premio en la última edición del Certamen Internacional de Teatro Breve “Ciudad de Requena”, se realizó una animada sesión de teatro-forum en el que participaron el propio autor, Juan Montenegro; el director del montaje teatral, José Luis Prieto y las actrices que lo representaron: Julia Giménez, Rosa Mª Damián, Vanessa Salas y Vicen Pérez Sierra quienes recibieron sonados aplausos y elogios por su labor.
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Crítica de Mónica Navarro
El domingo 28 de enero, con motivo de la clausura del Festival de Teatro Amateur de la Comunidad Valenciana de 2024, se estrenó mundialmente, a cargo de CAT Arrabal Teatro de Requena y dirigida por José Luis Prieto, la obra titulada Lentejas sin chorizo, de Juan Montenegro, merecedora del segundo premio del XVIII Certamen Internacional de Teatro Breve “Ciudad de Requena”.
Nos adentra en la historia de dos hermanas condenadas a sobrevivir juntas en la vejez y nos habla sobre el paso del tiempo y de la vulnerabilidad causada por la dependencia y la soledad no buscada con unos personajes que, llegados al límite y a la desesperación, lejos de despertar ternura o dulzura, caen con frecuencia en un cuadro histriónico, con emociones encontradas y complejas.
Esa complejidad es mostrada magistralmente con la interpretación de las cuatro actrices, en especial de las dos protagonistas, Julia Giménez y Rosa María Damián, que exprimen con acierto un diálogo repetitivo en exceso y que se queda corto tanto cuando pretende ser drama como cuando pretende ser comedia. La denuncia social se queda más en la intención que en los hechos debido a algunas incoherencias del propio texto, cosa que hace que los personajes rueden y rueden sobre una espiral, como en una noria donde acaban en el mismo punto inicial pero mareadas con tanta vuelta.
¿Qué se hace con las personas que no se dejan ayudar, a pesar de la dependencia física, económica y de la propia vejez? ¿Cómo se afronta la soledad en la última etapa de la vida? Entendemos que la reflexión final irá por ahí, pero la resolución queda a medio camino entre la negación, la dejadez y lo inevitable.
La interpretación y la dirección consigue mantener en pie un guion que, con el incesante sonido del goteo de un grifo como fondo durante toda la representación, sirve como metáfora de ese latir de los años y de la decadencia de la vida.