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Fuente abc.es / Comunidad Valenciana
RAÚL COSÍN@RAULCOSIN / BARCELONA

Humildad. Compromiso. Orgullo de pertenencia. Esfuerzo. Cautela. Ruth García García (Camporrobles, Valencia, 26/3/1987) utiliza esos términos en su limpio discurso, que es tranquilo, honesto y firme. El fútbol lo cuenta con una sonrisa. Pero lo proyecta, además, con profunda pasión, defendida paso a paso, construyéndolo para sí e intentando ser ejemplo para otras. Una voz autorizada del fútbol femenino; una de las capitanas de España en el Mundial de Canadá.

No trata de ser un espejo por altiva, sino con la intención de ayudar a quien quiera escucharla como ella misma tuvo ocasión de aprender cuando con 17 años llegó a Primera División, a un Levante con referentes como Maider Castillo, Marina Nohalez, Rosa Castillo, Sandra Vilanova o Laura del Río, entre otras: «Escuchábamos, observábamos e intentábamos hacer lo que nos decían, porque sabíamos que esa gente había peleado mucho, había jugado muchísimos minutos y tenían experiencia de sobra. Llegué con 17 años siendo campeona de Europa y no sabia nada. Y hoy mismo sigo aprendiendo».

Su génesis está en la localidad valenciana de Camporrobles, de la que luego, por sus éxitos, fue nombrada «Hija Predilecta». Aunque el fútbol lo es todo para ella, no siempre fue lo único. De hecho, lo compaginó con el karate, del que acabó siendo cinturón negro primer DAN. Así fue entre los 4 y los 17 años. Hasta los trece, jugó con chicos. Entrenaba y disputaba algún campeonato de verano. Llegado el momento, a esos trece, se unió al equipo femenino, que era un conjunto coral de edades, pero que en todo caso marcó época. Un club de tradición, en lo femenino, que ya cuenta más de un cuarto de siglo de historia.

Destacó desde el principio y una cosa llevó a la otra. De su club a la selección valenciana sub’13. Ligó esto con la sub’17 y el paso a la española, que forjaba un equipo para la sub’19. En esa categoría, con 17 años, fue campeona de Europa con España, fichando por el Levante. «La primera temporada fue muy bonita y muy dura. Me fui a vivir a Valencia con mi hermano. Compaginé el Bachiller con el fútbol. Lo logré. De fondo, llegué del Europeo, me incorporé al Levante en septiembre y en noviembre me iba al Mundial sub’19 de Tailandia», recuerda.

Su etapa levantinista la abraza con elogios: «Fueron nueve temporadas en la que considero mi casa. Para mí ha sido una familia. Me trataron muy bien y la relación que sigo teniendo es increíble». Y durante esas nueve campañas vivió diversas experiencias; un aprendizaje continuo. «Vivimos del ‘boom’ cuando el Levante lo ganaba todo, a la reestructuración con la entrada en Ley Concursal, la reducción del presupuesto y la apuesta por la cantera, llegando a tener que luchar por estar entre los ocho mejores y meterse en la Copa de la Reina», explica la central.

Pasos dados por el femenino
Ruth recibió una oferta para fichar por el Barcelona hace dos años. La aceptó para dar un paso más en su carrera: «Cuando me planteé salir, que me costó, sabía que iba a un club muy importante en el que iba a tener la oportunidad de ganar títulos, como así ha sido, a disfrutar de jugar a fútbol, a competir en la Champions».

Experiencias suficientes para trasladar a las generaciones que vienen: «La humildad es lo que te hace llegar lejos. Trabajar duro. Querer de verdad. Sacrificarte. Pero sin perder la humildad».

Analiza sobre el fútbol español femenino que «se han ido dando pasos, pero queda mucho trabajo. Hay que creer que todavía no hemos conseguido nada para perseverar hacia un mejor marco para las niñas que llegan o llegarán. Hace cinco años tener patrocinadores o salir en televisión era impensable. Meterse en un Mundial, muy complicado. Hace dos años estuvimos en un Eurocopa después de trece años sin haberla disputado. Queremos que la gente que viene respete los pasitos que hemos dado y sigan trabajando y esforzándose desde la humildad».

El Mundial, algo inolvidable
Parece que la histórica participación en el Mundial está significando un nuevo impulso, pero subraya que «se está a años luz del fútbol femenino internacional. Para la liga española no somos profesionales. Hay clubes que sí consideran a las jugadoras profesionales o semiprofesionales, pero por lo general hay que compaginarlo con estudios o trabajo». Durante su época levantinista estudió Fisioterapia.

Ruth se siente privilegiada en un club como el Barcelona que «apuesta por la sección femenina y la considera profesional, dándonos todas las herramientas para que podamos rendir lo máximo».

La valenciana, que en un vestuario procura hacer piña y ayudar a cada una de sus compañeras, competitiva al máximo en el césped, considera que ahora es tiempo de «disfrutar del Mundial. No somos conscientes de que pasito a pasito se están consiguiendo cosas importantes para el fútbol femenino español. Ahora quiero vivir esto que va a ser inolvidable».

Comparte: El talante humilde del fútbol, Ruth García