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Requena((28/09/27)

MANIFIESTO CONSTITUCIONAL

Durante los últimos tiempos hemos asistido al ataque sistemático a la Constitución Española, propiciado con el interés espurio de sembrar la duda sobre el ejercicio del derecho y la libertad en una parte del territorio de cobertura del contexto territorial de España.

La pretensión del separatismo en general, y muy especialmente en Cataluña, de hacer creer que la voluntad de unos pocos puede prevalecer ante la de la gran mayoría de españoles, les ha llevado a la pretensión de anteponer una legislación autonómica a la propia Carta Magna, fuente de donde emana el ordenamiento jurídico español como documento legal supremo.

No hay democracia sin el respeto a la ley emanada de la Constitución Española otorgada por la propia ciudadanía en su conjunto en consideración de libre y voluntario ejercicio de soberanía popular. La Constitución se define por si misma como la ley fundamental de un Estado con rango superior al resto de las leyes, que delimita el régimen de los derechos y libertades de los ciudadanos y concreta los poderes e instituciones de la organización política.

Según define el filósofo Hans Kelsen, el texto constitucional se constituye como un documento solemne, que ampara un conjunto de normas jurídicas que sólo pueden ser modificadas mediante la observancia de prescripciones especiales, cuyo objeto es dificultar la modificación de tales normas.

Del mismo modo, el polímata suizo Jean Jacques Rousseau, defiende la idea de que la unidad constitucional del cuerpo social no es un contrato entre los individuos, ni tampoco un contrato entre los individuos y un soberano, sino un contrato social en el que cada uno de nosotros está unido al conjunto de todos los demás y a nadie en particular. El conjunto de todos conforma la llamada voluntad general. Y al ser cada uno parte indisoluble del todo social no hacemos sino obedecernos a nosotros mismos cuando aceptamos esa voluntad general, que es también nuestra.

A este respecto, hemos de considerar que el título preliminar de la Constitución Española de 1978, proclama en su punto 1 que España se constituye en un Estado social y democrático de Derecho, que propugna como valores superiores de su ordenamiento jurídico la libertad, la justicia, la igualdad y el pluralismo político.

Y en su punto 2, que la soberanía nacional reside en el pueblo español, del que emanan los poderes del Estado.

Los independentistas pretenden crear un Estado independiente a través de un referendo o, en caso de que el Gobierno llegue a impedir que éste se celebre, mediante una declaración inmediata del Parlamento catalán. Ambas iniciativas son, por si mismas, manifiestamente ilegales, como consecuencia de que, ni existe el derecho a decidir de los catalanes, ni de ninguna otra comunidad autónoma española, ya que, como la propia Constitución reconoce, corresponde a todos los españoles en su conjunto, ni el derecho a la autodeterminación tampoco, como consecuencia de que la ONU solo lo reconoce en situaciones de tipo colonial. Por tanto, la independencia es jurídicamente inviable porque, como ha quedado expuesto, atenta contra el artículo 1.2 de la Constitución Española, que señala que la soberanía reside en el pueblo español, y el 2, que establece la «indisoluble unidad de la nación española, patria común e indivisible de los españoles».

Tampoco, siguiendo los preceptos constitucionales expuestos, es factible el pactar ningún refrendo entre partes sin reformar previamente la propia Constitución mediante los medios legalmente establecidos al efecto, puesto que incurriría en los mismos defectos de ilegalidad que los supuestos anteriormente mentados, aunque reputados constitucionalistas, como es el caso del experto jurista Santiago Muñoz Machado, consideran que ni siquiera sería posible una reforma para abrir la vía de la escisión, «ya que cualquier decisión que afecte a la unidad y la integridad territorial del Estado supone renunciar al Estado mismo, por lo que se provocaría el suicidio del Estado.

Los que preconizan un referendo pactado entre el Estado y la Generalidad de Cataluña, engañan a la ciudadanía ocultando que a efectos de que la independencia ilegal referida se plasmara de hecho, tendría que dejar de aplicarse en la propia Cataluña el ordenamiento jurídico español, incluida la Constitución, lo que supondría que el Estado hiciera dejación de funciones propias, para que las nuevas jurisdicciones fueran las que se impusieran. Esto supondría una insurrección de la Generalitat, que debería obligar a ser respondida por el propio Estado para recuperar la legalidad vulnerada.

Otra de las falacias que tras cuarenta años de adoctrinamiento de facto se están difundiendo por Cataluña viene a ser que a los catalanes no se les deja votar. Todos sabemos que los catalanes, como el resto de los españoles podemos votar cuando la Ley y los reglamentos establecidos al efecto lo permiten. Se vota cuando toca, no cuando una parte de la ciudadanía desea. La democracia no se hace efectiva mediante el propio sufragio, se hace efectiva cuando se ejerce el derecho de voto respetando la legalidad establecida. Votar se vota también en Venezuela o en Cuba, y votar también se votaba en el franquismo, ¿o es que no se recuerdan los famosos referendos franquistas donde el régimen solía ganar con más del 99% de los sufragios emitidos? Basta ya de engañar a la gente con falacias y muletillas sin ninguna consistencia jurídica, ni el menor sentido democrático.

Queremos concluir este manifiesto enviando nuestra solidaridad a los alcaldes y concejales socialistas que están siendo señalados bajo las mismas estrategias fascistas con que las juventudes hitlerianas señalaban a los judíos en los prolegómenos de la segunda guerra mundial, simplemente por defender la Constitución, la libertad y la legalidad vigente, desde aquí enviamos nuestro abrazo más solidario a todos ellos y sus familias y nuestro máximo reconocimiento al sacrificio realizado por defender la  Constitución, ley y la libertad.

También deseamos enviar muestro más entrañable reconocimiento a abnegada y efectiva labor que realizan cada día nuestras fuerzas del orden público, especialmente el cuerpo de la Guardia Civil, cuyos miembros y sus familias, están siendo atacados y vituperados por la intolerancia y fanatismo de las masas separatistas, sin que, aparentemente, se vean respaldados por quienes deben de procurar establecer las medidas oportunas para que dichos miembros queden en la indefensión. A este respecto deseamos hacerles llegar el mensaje de nuestra total solidaridad y respaldo ciudadano, y decirles: NO ESTÁIS SOLOS, CUANDO CUALQUIERA DE LOS MIEMBROS DEL CUERPO OS ENCONTRÉIS EFECTUANDO LABORES DE INTERVENCIÓN PARA EL MANTENIMIENTO DEL ORDEN PÚBLICO Y LA SALVAGUARDA LE LA LEY, SIEMPRE TENDRÉIS TRAS VOSOTROS EL RESPALDO DE LA MAYORÍA DE LA CIUIDADANÍA DE BIEN DEL PUEBLO ESPAÑOL QUE OS AGRADECE VUESTRA ABNEGADA LABOR, LA CUAL REDUNDA EN EL BIENESTAR DE TODOS. OS QUEREMOS, Y QUEREMOS QUE VUESTRAS FAMILIAS COHABITEN PLENAMENTE CON LAS NUESTRAS COMO MIEMBROS QUE SOMOS DE UNA SOCIEDAD FRATERNAL QUE DESEA VIVIR EN PLENA LIBERTAD Y CONVIVENCIA DEMOCRÁTICA.

Para poner fin al presente manifiesto únicamente deseamos plasmar aquí la evidencia de dos ideas propias de otros dos históricos personajes de cierta influencia, que llevaron a la tragedia a la sociedad europea de la primera mitad del siglo XX. “Dejemos a la burguesía que compre la soga con la que la vamos a ahorcar”. Y también: “Utilicemos los resortes de la democracia para destruir a la propia democracia”. La primera fue pronunciada por Vladímir Ilich Uliánov (Lenin), la segunda por Adolfo Hitler. Que cada uno obtenga de ahí sus propias conclusiones.

¡VIVA LA LIBERTAD!

¡VIVA LA CONSTITUCIÓN ESPAÑOLA!

¡VIVA ESPAÑA!

Comparte: Este sábado ven y participa del acto "España somos todos; acto en defensa de la Constitución"