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El pasado 6 de diciembre, coincidiendo con el día de la constitución, se celebró  en Requena la tradicional procesión cívica en la que se conmemora la defensa de Requena por parte del Coronel Albornoz y toda la población que tuvo lugar en los años 1835-6 y  que concluyó con la obtención del título para Requena de » Muy Noble y Muy Leal Ciudad» , además de la obtención de un escudo de armas que nos representa bajo el lema «Libertad Victoria».

 

Parlamento del Alcalde de Requena, Javier Berasaluce, explicando los acontecimientos que se celebran.

6 de diciembre de 2013

Hoy, 6 de diciembre de 2013, día festivo en toda España, conmemoramos el trigésimo quinto aniversario de la celebración del Referéndum Constitucional de 1978 en el que el pueblo español aprobó, por amplia mayoría , la actual.Constitución Española, pero para nuestra ciudad es un día muy especial, ya que El 10 de octubre de 1836 se estableció que el día 13 de septiembre fuera festivo, para honrar, mediante una procesión cívica, a los defensores de Requena en ese día, procesión que acabamos de realizar.

Pero ¿Qué hechos sucedieron y quien los protagonizó que tuvieron tanta relevancia en nuestro municipio?

Me vais a permitir, en primer lugar, que recordemos quien fue el Coronel D. José Ruiz de Albornoz.

D. José Ruiz de Albornoz, nació en Villar de Cañas en el año 1780. El 14 de noviembre de 1796 figuraba D. José Ruiz de Albornoz como Subteniente del Provincial de Cuenca, del cual pasó luego a linea, reconociéndosele cuarenta y dos años de servicios, hasta su fallecimiento en Requena, el 25 de noviembre de 1836, a los cincuenta y seis años de edad, como en servicio de guerra.

En su hoja militar figuran las batallas de Bailén,  Uclés, Almonacid,  Ocaña y la de Cazalla el 21 de julio de 1812 en la que fue hecho prisionero y conducido a Francia , donde permaneció hasta concertada la paz.

En la funesta lucha de 1823 combatió heroicamente contra las facciones realistas y las tropas francesas, habiéndose distinguido como jefe de columna,  combatiendo a los cabecillas «El Ocho» y «Besieres», por lo cual la reacción triunfante le relegó impurificado a esta villa, donde permaneció hasta la muerte de Fernando VII. Comenzada la nueva campaña, sirvió a la causa de la libertad constitucional, inaugurándose con la atrevida y feliz sorpresa de una facción carlista que se organizaba en el inmediato monte llamado de Santa María, del Conde de Retamoso. A mediados de 1835 se puso bajo sus ordenes la columna de voluntarios «de Záncara», confiándole después la Comandancia militar del cantón de Requena. En esta villa preparó la formidable resistencia contra los obstinados ataques de las facciones carlistas, organizó la fuerza ciudadana y exaltó el espíritu público por la causa de la libertad. Recorriendo aquellas lineas de Requena murió como consecuencia de una caída de caballo el 25 de noviembre de 1836, causando en aquel país profundo y universal luto. Como en aquella época no se había impuesto aún el militarismo, D. José Ruiz de Albornoz no pasó de Coronel, empleo enaltecido por diversas distinciones, las de San Fernando y San Hermenegildo
entre otras.

«Historia y cosas de Villar de Cañas» – Ramón Pardo Ruiz

A continuación, vamos a recordar los hechos acaecidos en aquella época:

Las guerras carlistas enfrentaron en su primera fase (1833-39) a los isabelinos (partidarios del ascenso al poder de Isabel 11 , hija de Fernando VII) y a los carlistas (partidarios del infante D. Carlos, hermano de Fernando VII).

Requena siempre fue, en general, isabelina (es decir liberal).

Así las cosas, el 17 de septiembre de 1835, entraba en Utiel el célebre general carlista don Ramón Cabrera (el llamado «Tigre del Maestrazgo») con 1.200 hombres, alistándose allí bastantes jóvenes utielanos. Al día siguiente fue Cabrera hacia Requena seguro de atraer a la población a su causa, y calculando el tiempo que podrían tardar en llegar socorros a esta villa requenense, quiso aventurar un ataque violento. Pero el coronel don José Ruiz de Albornoz, jefe que era del Cantón Militar, se aprestó a la defensa llamando a los ciudadanos a ello, contando con unos 150 fusiles y muchas escopetas. Los comandantes carlistas de Cabrera, Quílez
y  Cubells, que atacaban por Las Peñas y el Portal de Reinas, fueron rechazados, pues mientras los hombres defendían el terreno palmo a palmo, las mujeres y los muchachos abrían zanjas y formaban barricadas. Tras nuevos forcejeos del sitiador, las torrecillas, ventanas y tejados estaban llenos de luchadores voluntarios y gentes que abrieron fuego vivísimo, forzando la retirada de los atacantes hacia la Loma de San Francisco, ya fuera de la población. Ya habla habido 60 bajas de la facción, y se hablan apoderado los requenenses de tres carros de víveres. De Requena sólo cayó un voluntario (Fausto Gimilio ) y resultaron algunos heridos.
Al anochecer de aquel mismo día, el jefecillo carlista Domingo Forcadell envió al coronel Albornoz un comunicado exigiendo la inmediata rendición de la plaza …, pero enterados los carlistas de Cabrera de que se aproximaban nutridas huestes de milicias urbanas desde Turís, Buñol, Chiva, Cofrentes, Jalance y Utiel , organizaron su retirada. A raíz de ello se formó en Requena una Junta de Gobierno y Defensa y un Batallón de la Guardia Nacional con 7 compañías y 500 fusiles.

Un año después, El 7 de septiembre de 1836 llegó a Utiel el general carlista Gómez quien ordenó a todas las partidas carlistas de Aragón que se reunieran con él. En sucesivos días fueron llegando las partidas de Millán, Arnau, Forcadell ,  Arévalo,  Qullez, el Serrador y el 11 de septiembre el general Cabrera . El día 12 se celebró una reunión en la que se impuso el criterio de Cabrera de dirigir todas las fuerzas contra Requena para vengar la derrota del año anterior frente al criterio de Gómez que era partir hacia Madrid. El 13, a media mañana, salieron los carlistas de Utiel hacia Requena pensando que se rendiría al instante ante tamaña demostración de fuerza (de 8.000 a 11.000 hombres), frente a unos 900 defensores, entre los que estaban los milicianos de Utiel y Venta del Moro , apostados en la cuesta del Cristo. Nada mas lejos de la realidad , en Requena, ya se les esperaba, sin distinción de edad, sexo o clases , impávidos todos sus habitantes ante el torrente de boinas rojas que cubría el camino, mientras las campanas de la torre del Salvador («las campanas salvadoras») alarmaban la campiña. A las dos de la tarde , los batallones carlistas acampados en lo que hoy es lugar de la plaza de toros y cercanías, se desparramaron por los arrabales, cortando las aguas , arrasando casas
aisladas y tanteando las Líneas defensivas , siendo-rechazad os desde el cerrito de Isabel 11, en Las Peñas , y desde San Francisco en la Loma , que era un fortín defendido por el abogado Cañete con su compañía de voluntarios. El general carlista se decidió al fin, atacando por la puerta de Alcalá, Cantarranas y el camino de Valencia, empleando ya su artillería; pero el teniente don Enrique Zanón, desde la cuesta del Cristo , defendida por los nacional es de Utiel y algunos de Venta del Moro, logró desmontar con su cañón una pieza enemiga. Mientras los jinetes de Fernández Albarruiz iban de un lado a otro transmitiendo las observaciones que desde la torre del Salvador hacían varios sacerdotes, mientras las mujeres «servían aguardiente a los hombres y arrastraban la escasa artillería desde unos
lugares a otros» estratégicamente.

Viendo Gómez la decisión de los defensores, recurrió a un pobre hombre llamado Juan Pardo (Manzana) para que entregase al coronel Ruiz de Albornoz un comunicado conminándole a la rendición, a lo que Albornoz contestó verbalmente «manifestando la resolución de enterrarse bajo las ruinas de la Patria antes que rendirse». Los carlistas desistieron sin ofrecer batalla y Cabrera y Gómez marcharon hacia Venta del Moro cruzando el Cabriel dirección Casas Ibáñez. La decisión de los requenenses fue comunicada por el coronel Ruiz de Albornoz al Capitán General de Castilla la Nueva. La acción tuvo resonancia y el 23 de septiembre de 1836 en la Gaceta de Madrid (el BOE actual) se publicaba lo siguiente:

«…La vílla de Requena en la provincia de Cuenca acaba de rechazar una facción numerosa que había re unido fuerzas considerables para combatirla y aunque aislada aquella población de sus recursos, ha humillado con su heroica defensa, que no es la primera en esta guerra, la arrogancia de sus enemigos, haciendo ver de lo que son capaces los ciudadanos que prefieren la muerte al oprobio y a la esclavitud…Deseando que la defensa hecha por la Villa de Requena contra la facción de Gómez, sea competentemente recompensada y sirva de ejemplo y estimulo…

1. La Vílla de Requena tomará en adelante el nombre de Muy Noble y Muy Leal Ciudad, como recompensa al valor y fidelidad de sus habitantes.

2. Elegirá un escudo de armas con el emblema más análogo a representar el hecho de armas que la ilustra…».

Así resultado de aquello es el título también de Muy Noble y Muy Leal Ciudad y el escudo de armas liberal que lleva el año de 1836 y el lema «Libertad Victoria». Fue ideado por el médico Pascual Ripollés y Madrid , la capital de España, honró este suceso dedicando una calle a Requena» que todavía ostenta su nombre, frente al Palacio Real.

Esta Plaza de Albornoz, fue dedicada en 1885 al coronel D. José Ruiz de Albornoz, y a quien la Reina Gobernadora,en nombre de la reina niña Isabel 11 concedió la Cruz Laureada, y por los mismos motivos otorgó a Requena el titulo de Ciudad, hechos que se han ven ido conmemorando cívicamente durante muchos años, colocando una corona de laurel bajo la placa que rotula el nombre de su defensor como a continuación vamos a hacer.

Comparte: Requena, Muy Noble y Muy Leal Ciudad. Procesión Cívica