lunes, 3 abril
Requena (02/04/23)- Yolanda Hernández S.
Como ya os hemos comentado anteriormente, Rafa Navarro ha sido galardonado por la Asociación de Enólogos de la Comunidad Valenciana como Mejor Enólogo del Año. Un premio más que merecido por el gran trabajo que ha realizado durante más de 38 años dedicados plenamente a la viticultura y al vino.
Es por ello, que, desde nuestros medios, queríamos hacerle esta entrevista y conocer sus primeras sensaciones:
Rafa, cuéntanos, ¿cómo fueron tus inicios?
“Me inicié con mi padre en el campo y me encantaba. Él fue quien me metió la esencia de la viña. Entonces era una viticultura muy diferente, más manual y transmitida de generación a generación. ¡Ahora hay que estudiar casi que ingeniero agrónomo para dedicarte al campo! La verdad es que disfrutaba muchísimo en la viña. Luego estudié en la Escuela de Viticultura y Enología, también impulsado por mi padre y supe qué quería ser en la vida”.
¿Qué significa la enología para Rafa Navarro?
“Tengo la gran suerte de haber trabajado y seguir trabajando en algo que me apasiona. ¡Es como si tuviera el vino en vena! Es todo un disfrute. Me inicié en la Cooperativa El Progreso de mi pueblo, San Antonio, y sigo en ella después de tantos años. Después me metí en el proyecto ilusionante de Hispano Suizas. Era algo que siempre quería hacer desde que comencé en este sector y tengo una satisfacción enorme porque es mi cara visible:
«Detrás de nuestros vinos está mi sello como enólogo, pero sobre todo como viticultor, que es mi faceta donde me siento más realizado y más fuerte”.
Hablemos de viticultura…
“La enología sin viticultura se queda coja. El poder enlazar todo con el producto final es como cerrar el círculo. Me encanta pisar la tierra, oler ese tempero de las mañanas cuando hace frío, ese hielo del campo que te hace sentir vivo ¡y también el sofocante calor del verano! Todos los días paseo por la finca, sobre todo cuando empieza la brotación. Controlar el tema sanitario, tratar la cepa entre algodones y siempre mirando al cielo, porque con una buena materia prima el vino es más fácil de hacer, y, si no es así, para eso estamos los “médicos del vino”: para prever y actuar”.
Mejor Enólogo de la C.V. ¿qué ha significado para ti?
“Ha sido una gran satisfacción para mí y para mi familia, porque ellos ven la pasión que tengo por el vino. Se ilusionaron todos mucho, tanto mis hijos como mi pareja y mi madre. Te lo estoy contando y aún me emociono yo. En estos momentos me siento en la cumbre, satisfecho con mi trabajo después de todo el camino recorrido”.
¡Enhorabuena Rafa, desde Revista Local, por este grandísimo triunfo!
Rafa Navarro, como se le conoce en todo el sector nacional, es cofundador y socio de Bodegas Hispano Suizas y enólogo de la cooperativa El Progreso de San Antonio de Requena, la que hoy es la mayor cooperativa de la Comunidad y donde lleva 38 años de profesión, rompiendo el viejo adagio de que “nadie es profeta en su tierra”.
Él sí lo ha sido gracias a su saber hacer enológico, su instinto a la hora de identificar los gustos del mercado y su talante para convivir con las sucesivas directivas que representan a los verdaderos patrones, el millar de socios que cada año quieren ver su trabajo recompensado como merece.
No en vano, la bodega a la que llegó en 1985 recogía algo menos de 10 millones de kilos de uva y hoy supera los 24 millones. Y todo eso bajo los parámetros de la rentabilidad y de la evolución del sector, ya que de una bodega que producía fundamentalmente bobales ha pasado a producir variedades más acordes con un mercado globalizado, incluyendo castas foráneas que se han adaptado perfectamente al terruño de Requena.
“Cuando comencé, el 99% de la uva era bobal, ahora hacemos ocho tintos diferentes con otras tantas variedades, hacemos cinco vinos base de Cava, tenemos rosados clásicos y de estilo provenzal, chardonnays, etc…” dice.
Detrás de esa evolución hay un trabajo codo con codo con los viticultores, de los que dice que tiene la suerte de contar con socios que son valientes pero no temerarios, que se dejan aconsejar y que nutren la bodega año tras año con la mejor uva posible.
Los ingleses dirían que es un “One club man”, fiel siempre a esa bodega a pesar de haber compatibilizado su labor con otras firmas y como cofundador y socio de Hispano Suizas.
Una pasión por los vinos y el saber hacer de Francia
Navarro estudió en la Escuela de Enología de Requena y a continuación se puso a trabajar en El Progreso. De esos primeros años guarda especial recuerdo de Rafael Michelena, un sabio de la enología, “fue mi mentor, me guió en los momentos iniciales que son los más difíciles”, dice.
El Progreso fue el laboratorio que sólo abandonaría para realizar formaciones como la realizada en la Universidad de Montpellier, que le abrió la mente y el alma en un viaje iniciático que no ha hecho más que crecer: su admiración por el saber hacer de los franceses.
“En Francia descubrí la sensibilidad que ellos tienen para tratar el viñedo, las variedades, cómo conseguir grandes vinos a partir del cultivo de la uva, cómo diseñan un vino desde el origen”, dice. Y, también, cómo piensan muy bien cada movimiento que hacen, “ellos no dan volantazos, no son de tendencias, son de procesos muy meditados y a más largo plazo”.
Desde entonces no pasan dos o tres años sin volver a pisar alguna región vinícola francesa, “y siempre aprendo algo, nos llevan muchos años de ventaja”, dice.
De Francia también trajo el reto de experimentar con aquellas variedades en Requena. Para ello comenzó a plantar sus propios viñedos, y hacia 1998 se atreve con pinot noir, cabernet, tempranillos, syrah, Sauvignon… En ese ejercicio de prueba-error muchas variedades no pasaron el filtro de su exigencia y fueron sustituidas por otras. Ese fue el germen de lo que más tarde sería Bodegas Hispano Suizas.
El capricho y el reto de Hispano Suizas
En aquellos años se cruza en su vida Pablo Ossorio y Marc Grin y tras darle vueltas descubre que tiene en común el mismo sueño que ellos: hacer vinos diferentes, de alta calidad, sin complejos de hacerlo desde un territorio a priori con mucho por desarrollar. “Los tres nos embarcamos en aquella aventura y ahí sigue, cada año intentando crear algo nuevo”, dice.
Las palabras que utiliza para definir esa “aventura” es “culminación de mi carrera, capricho, pasión, escaparate”… Sostiene que la parte económica la tenía resuelta, pero que buscaba algo más, el compartir con otros apasionados del vino su sabiduría, sumar sus talentos y darle una vuelta a la historia vinícola de la zona. Los tres juntos han dado un paso de gigante con mucho esfuerzo que se reconoce en premios asiduamente, y al que se sumará este último.
Hispano Suizas se convirtió muy rápido en la bodega de referencia del Cava en la Comunidad Valenciana con sus Tantum Ergo, combinando el chardonnay y el pinot en cuanto la DO Cava permitió estas variedades francesas. Hispano iba por delante, ya tenían las plantaciones en cultivo y las elaboraciones experimentales en marcha. Esos cavas “afrancesados” que han hecho célebres a la marca de Requena dieron paso luego al blanco y el rosado Impromptu, los tintos Bassus, Bobos y hasta un Bassus dulce.
“¿Una variedad de éxito por la que apostamos? Pues el pinot noir, sin duda, que cuando lo planté decían que estaba loco porque es una variedad que en este terroir, altitud y amplitud térmica en las últimas semanas de cosecha da unos vinos espectaculares”, como se han demostrado con cavas, rosados y tintos de Hispano.
El éxito del pinot de Requena hay que reconocérselo a él porque fue el “apóstol” de la variedad, “yo predico con el ejemplo, yo lo planté y vi su potencial”, aunque reconoce que a muchos agricultores a los que recomendaba la variedad “se les encogía el estómago” con esta variedad tan difícil de cultivar. “Pero en Requena es ganadora”, dice.
Su finca suma ya 100 hectáreas y de ahí salen todas las joyas de Hispano, siendo la última jugada ganadora la del Albariño Finca Casa Julia. Tras experimentar con variedades blancas, querían un vino blanco de alta gama capaz de competir con los mejores pero diferente, incomparable, y tras varios años de pruebas en la finca dieron con el albariño.
“El cambio climático aquí juega a nuestro favor, una variedad que aquí da una acidez compensada y con una carga aromática atlántica… a pocos kilómetros del Mediterráneo, es un vino que rompe con todo”, dice orgullo del éxito de este blanco.
Mejor enólogo del año en la Comunidad Valenciana. ¡Ahí es nada! Pues este premio lo dedica a los que más quiere, a su familia, a los que ha robado muchas horas por estar entre las cepas. Da igual la época del año, siempre hay una disculpa para pisar la tierra. “Por eso ahora me obligan algunos fines de semana a irme a Denia, así estoy lejos y no puedo escaparme”, ironiza con su media sonrisa característica.