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Fuente lasprovincias.es /Javier Martinez | Valencia.

Una policía local y un guardia civil de Requena evitaron lo que podría haber sido un nuevo crimen de violencia de género tras parar la brutal agresión que sufrió una mujer en su casa. El maltratador atacó con un hacha a su esposa delante de sus dos hijos pequeños y le asestó varios golpes en la cabeza. La rápida actuación de los dos agentes, que tuvieron que escalar un muro y derribar dos puertas en pocos minutos, libró a la víctima de lesiones más graves.

Los violentos hechos se iniciaron sobre las 21.20 horas del pasado 13 de febrero. Era un sábado tranquilo en Requena hasta que una mujer llamó por teléfono a la Policía Local. Estaba alarmada porque escuchaba los gritos de su vecina y temía por su vida. También oía golpes y sollozos. Una patrulla de la Policía Local y otra de la Guardia Civil de Requena acudieron con urgencia a la dirección indicada por la mujer. Llegaron casi al mismo tiempo.

Tras escuchar los chillidos desde la calle, Raquel Orea y José Francisco Meriñán subieron corriendo las escaleras hasta la vivienda de la vecina que había llamado a la policía. «Nos dijo que por su terraza podíamos saltar a la casa donde estaba la mujer que gritaba», explica el guardia civil. Mientra Raquel y José Francisco trepaban un muro, sus compañeros de patrulla tomaban precauciones en la calle para evitar una posible huida del agresor.

Una vez salvado el primer obstáculo, la policía local y el guardia civil saltaron a un falso techo y después se dejaron caer hasta el suelo de una segunda terraza. Allí se encontraron la primera puerta cerrada con llave, pero no fue impedimento suficiente para su meritoria actuación. Varias patadas separaron la hoja metálica del marco. «El compañero pateó muy fuerte», recuerda Raquel mientras mira a José Francisco. Después bajaron hasta el rellano del segundo piso y golpearon la puerta de la vivienda donde estaban el maltratador y su familia.

«La segunda puerta nos costó más abrirla porque él empujaba desde dentro», afirma José Francisco. Tras entrar en la casa, los agentes detuvieron al hombre, de 42 años y nacido en Marruecos, y lo engrilletaron con las manos en la espalda. La víctima, de 28 años y de la misma nacionalidad que su marido, estaba en el comedor con una herida sangrante en la cabeza. Los hijos pequeños de la pareja, dos niños de dos y cinco años, lloraban y abrazaban a su madre en un sofá. Sus rostros mostraban un semblante de pena y miedo al mismo tiempo tras presenciar la brutal agresión.

La mujer no tenía intención dedenunciar a su marido a pesar de los graves hechos y de la brecha que tenía en la cabeza. Sollozaba y estaba muy asustada. Mientras esperaban a la ambulancia, Raquel le taponó la herida con una toalla y la tranquilizó. También le informó de sus derechos y del protocolo de protección de víctimas de violencia de género. «Le dije que ya estaba a salvo y que le íbamos a ayudar», señala la policía.

Del hombre detenido se hizo cargo la Guardia Civil, que le leyó sus derechos y le informó del motivo de la detención, un delito de malos tratos en el ámbito familiar, antes de encerrarlo en un calabozo. Horas después, la juez de Requena decretó el ingreso en prisión del individuo. Los agentes de Policía Judicial de la Guardia Civil de Requena se incautaron del hacha utilizada en la agresión y de una sartén abollada que también tenía restos de sangre.

Las víctima reconoció que sufría malos tratos de forma continua, pero no se atrevía a denunciarlo por miedo a crueles represalias de su marido. Tras recibir asistencia médica en el Hospital General de Requena, donde le cerraron la herida en la cabeza con siete puntos de sutura, la mujer y sus dos hijos fueron trasladados a un centro de acogida.

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