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Concesión de los Premios Meseta del Cabriel y Pino Quilibios 2021 a la Fiesta de la Vendimia de Requena y al Colegio Público Victorio Montés de Venta del Moro.

Venta del Moro (28/07/21)

La Asociación Cultural Amigos de Venta del Moro ha concedido en su vigesimoprimera edición los premios “Meseta del Cabriel 2021” a la Fiesta de la Vendimia de Requena y “Pino Quilibios 2021” al Colegio Público Victorio Montés de Venta del Moro. El acto de concesión a los representantes de estas entidades se celebrará a las 20 h. del domingo 8 de agosto de 2021 en la Casa de la Cultura de Venta del Moro dentro de los actos de la XXVII Semana Cultural Venturreña. Durante el acto se entregarán a los premiados una escultura realizada ex profeso.

Transcribimos a continuación el acta de 10 de julio de 2021 donde se describen los méritos de los premiados:

“2. Se procede al debate sobre las personas y entidades merecedoras de los premios “Meseta del Cabriel” y “Pino Quilibios” en su vigesimoprimera edición. Tras las argumentaciones pertinentes, se procede a la votación y, por mayoría de los miembros de la directiva presentes, se aprueba lo siguiente:

2.1 Conceder el premio denominado “Meseta del Cabriel” a la Fiesta de la Vendimia de Requena.

La primera Fiesta de la Vendimia de Requena se celebró del 18 al 19 de septiembre de 1948, erigiéndose como la primera Fiesta de la Vendimia de España. Fue idea del Grupo Arrabal formado por siete inquietos amigos, “Los Siete Magníficos”, que se conjuraron para sacar a Requena del ostracismo de la Posguerra y animar el deprimido ambiente y conseguir la reconciliación social vecinal. Se escogió como motivo de la Fiesta la cultura de la viña y el vino, propia de la tierra ya desde la época ibérica, tal como atestiguan los lagares de las Pilillas. Desde sus inicios, la Fiesta cumplió con sus objetivos fundacionales y dio un gran impulso cultural y lúdico a Requena originando un evento festivo, cultural y social no conocido hasta entonces. El grupo fundacional consiguió involucrar en poco tiempo a todo el tejido social requenense que se adhirió a la Fiesta y la hizo suya.

Excepto en estos años de pandemia de 2019 y 2020, la Fiesta de la Vendimia de Requena se ha desarrollado desde 1948 sin interrupción cronológica, incrementando notablemente su estructura, protocolo, infraestructura, proyección y días del evento.

Desde sus inicios en 1948 creó su específico “Boletín Informativo” y desde el 1 de mayo de 1949 su propia revista “El Trullo” que con carácter cuatrimestral sigue publicándose y que es un referente de las publicaciones periódicas comarcanas.

La Fiesta navegó bajo el signo del éxito desde sus inicios y fue incrementando sus actos y proyección social. El 21 de septiembre de 1951, adoptó su himno titulado “Cantemos a Requena”. En abril de 1952, creó su propia emisora de radio que daría paso a la actual “Radio Requena”. En 1957, la Fiesta de la Vendimia ante la envergadura que había tomado el evento se dotó de una Comisión Permanente, además de las comisiones anuales de carácter temporal que seguían y siguen funcionando. En 1965, la Fiesta de la Vendimia adoptó sus propios estatutos y se unificó con la Feria de la Viña y la Fiesta del Vino bajo la denominación “Feria de la Viña y el Vino y XVIII Fiesta de la Vendimia” de Requena siendo al año siguiente denominada “Feria y XIX Fiesta de la Vendimia”, tal como se designa en la actualidad.

El 1 de febrero de 1966, por resolución del Ministerio de Información y Turismo, se declaró como “Fiesta de Interés Turístico”.

La Feria y Fiesta no cejó en su empeño de crear infraestructura propia y en 1968 se dotó de su propio local como sala de fiestas que sigue detentando con otra ubicación desde 1983. En 1970, la XXIII Fiesta acuñó el eslogan “Requena, donde la Vendimia es Fiesta” que ha quedado como un lema de alcance nacional.

Una fiesta de esta proyección y bagaje necesitaba del Museo de la Fiesta de la Vendimia de Requena que fue inaugurado en 2013 y que ha musealizado todos los aspectos de la fiesta y recoge la documentación generada por el evento desde sus inicios.

Dada la importancia y alcance de la Feria y Fiesta, el Ayuntamiento de Requena en 2013 rotuló una nueva y amplia avenida del casco urbano con el nombre de “Avenida Fiesta de la Vendimia de Requena”. También en el callejero requenense se ha rotulado la calle Vendimia (año 1969) y Monumento (por el Monumento Universal a la Vendimia).

La singularidad y alcance de la Feria y Fiesta de la Vendimia aconsejó la instalación de un gran recinto ferial en la periferia de la ciudad, proyecto en el que se estuvo trabajando desde 1997 y que se vio culminado el 7 de febrero de 2013.

La Feria y Fiesta de la Vendimia ha ido creciendo en actos y dotándose cada vez de una mayor estructura como la creación del día del “Requenense Ausente” (1971), “Noche del Vino” (1972), del Rally Humorístico (1972), de la “Noche de la Zurra” (1977), incorporación de las comisiones denominadas “racimos” (1983), mercado medieval (1997), certámenes literarios, Noche del Labrador, Feria Requenense del Vino (Ferevín) desde 1991, Noche del Fuego, concurso de catadores de vino, primer pisado de uvas, erecciones de monumentos temporales infantil y mayor alegóricos al mundo del vino, exposiciones, actos religiosos (triduos, ofrendas, procesiones, misas), conciertos musicales, espectáculos taurinos, bailes y un amplio etcétera.

La abundancia de actos de la Feria y Fiesta de la Vendimia ha tenido como consecuencia que el evento se desarrolle por un periodo medio de doce días, pero que durante todo el año se realicen actos de carácter cultural, enológico y lúdico por parte de las diferentes comisiones de la Feria y Fiesta.

Además, la Feria y Fiesta de la Vendimia posee un carácter de alcance nacional e internacional. En la avenida principal de Requena se erigió el “Monumento Universal a la Vendimia”, singular y colosal escultura iniciada en 1951 y que tuvo al frente de la comisión organizadora como presidente al propio Ministro de Agricultura. En diciembre de 1991, la OIV, Oficina Internacional del Vino que agrupa a todos los países del mundo con dedicación viticultora, autorizó a Requena a que la gran escultura se denominará “Monumento Universal a la Vendimia”. Es más, en 1987, la OIV nombró a Requena como “Ciudad de la Viña y el Vino” en su Congreso de Roma.

En 1997, para conmemorar los 50 años de Feria y Fiesta de la Vendimia y ante su alcance nacional, el Servicio de Correos emitió un sello especial conmemorativo con la figura emblemática del Monumento Universal a la Vendimia y el nombre de Requena.

La “Noche del Vino” se creó en 1972 y desde entonces se ha dedicado y homenajeado a muchas instituciones de carácter nacional o internacional como a las ciudades de Cariñena, Jumilla, Navarra, La Rioja, Fiesta de la Vendimia de Jerez de la Frontera, ENOMAQ de Zaragoza, Cofradía del Vino de la Rioja, Federación Española de Enólogos, la Federación de Cofradías Vínicas, a la ciudad de Alba (Italia) que representaba a las «Ciudades de la Viña y del Vino de Europa», a la Oficina Internacional de Vino (OIV), a la Estación Enológica de Haro y un largo etcétera.

Algunos de sus actos son de carácter internacional como las quince ediciones del Festival Internacional de Música y Danza Tradicional que sigue realizándose con grupos de todo el mundo; el “Día de Suiza” (1984), certámenes literarios de carácter nacional, II Asamblea Nacional del Grupo de Enólogos, etc.

El premio es un reconocimiento a todas aquellas personas que desde 1948 y desde diferentes ámbitos y planos han contribuido a sostener una fiesta muy compleja en su estructura, pero que con el transcurrir de los años ha ganado en protagonismo y proyección. Incluso, hay generaciones familiares implicadas en la Fiesta desde sus inicios. Como todo evento de gran continuidad cronológica, la Fiesta ha experimentado tiempos bache, pero siempre ha habido requenenses que han decidido dar el impulso necesario para asegurar su continuidad y crecimiento. Tras estos dos años de parón forzoso, seguro que la Feria y Fiesta continuará con renovados bríos.

Así pues, la ASOCIACIÓN CULTURAL AMIGOS DE VENTA DEL MORO concede el premio “Meseta del Cabriel” año 2021 a la Fiesta de la Vendimia por su trayectoria, evolución, proyección y dimensión festiva, social y cultural y en reconocimiento a todos los requenenses que en sus setenta y cuatro años de vida han contribuido con su esfuerzo a su crecimiento como evento afrontando su complejidad organizativa y económica y dotando a la fiesta de esa gran variedad de actos lúdicos y culturales que tienen como motivo principal la cultura propia de la vid y el vino.

2.2 Conceder el premio denominado “Pino Quilibios” año 2021 al Colegio Público Victorio Montés de Venta del Moro por su compromiso con la calidad en la educación pública rural y por las medidas de actuación adoptadas durante la pandemia actual de la COVID-19 que han garantizado la continuidad en la enseñanza del alumnado de infantil y primaria de Venta del Moro.

Las primeras noticias sobre educación en Venta del Moro son de 1800, cuando en un memorial Venta del Moro hacía constar la existencia de un maestro de escuela dotado de 250 reales. Pero ya se advertía que con tan cortas dotaciones no podía haber un maestro bueno, sino que lo suplía algún vecino que sabía apenas leer y escribir.

Con la definitiva segregación de Requena en 1836, el nuevo consistorio de Venta del Moro creó las primeras escuelas públicas del municipio, justo cuando la educación pública fue estimulada por el Estado Liberal que vio necesario mejorar el bajísimo nivel de instrucción de los españoles, llevando a efecto los principios de la Constitución de Cádiz de 1812 que proclamaba que la educación debía ser gratuita, universal, pública y abierta a todos los ciudadanos. Principios que deben seguir vigentes en la actualidad. Se entendía la educación como un servicio público y el Estado se comprometía, por primera vez, a ordenar el sistema educativo y a crear las condiciones necesarias para asistir a los alumnos que no podían pagar su aprendizaje. Ese fue el origen de las escuelas públicas en España y, por ende, en Venta del Moro, pero que todos los niños y niñas tuvieran una plaza escolar y estuvieran alfabetizados, no se alcanzó hasta mediados del siglo XX.

En 1857 se censaban ya en Venta del Moro dos maestros y una maestra. En 1864 tenemos las primeras noticias de un maestro en una aldea de Venta del Moro, en Las Monjas, y en 1868 en Casas de Pradas. En 1878 eran 196 alumnos los que estaban matriculados en dos escuelas de niños y una de niñas. No obstante, dadas las deficiencias del sistema (locales pésimos, sueldos miserables de maestros, absentismo escolar), la tasa de analfabetismo en Venta del Moro era del 94% en 1877 y aún del 33% en 1940. La educación era responsabilidad de los ayuntamientos, que debían disponer los locales, pagar a los maestros y correr con los gastos de material y mantenimiento.

En 1898 y 1899 empezaron a ejercer en Venta del Moro Salvadora Terrasa y Victorio Montés, beneméritos maestros que enseñaron durante cuatro décadas a muchas generaciones de venturreños. El nombre del Colegio Público desde el 24 de junio de 1981 es el de “Maestro Victorio Montés” y una calle del pueblo también recibe su nombre. Sería pertinente reconocer en igualdad la labor de su mujer, Salvadora, educadora de muchas generaciones de venturreñas.

Hasta el año 1918 no se crearon las escuelas mixtas -ahora completas- en las aldeas de Jaraguas, Los Marcos y Casas de Moya. En Las Monjas se crearon en 1928. Era la consecuencia natural del elevado crecimiento de la población en el municipio.

Así pues, por el Colegio de Venta del Moro y por los de sus aldeas han pasado multitud de maestros que han educado, a veces con escasos medios, a los habitantes del término municipal. Desde los años 70, la enseñanza en el término municipal se ha concentrado en el CP Victorio Montés de Venta del Moro y el aulario Las Salinas de Jaraguas.

La educación pública es un derecho principal en todos los pueblos de interior que ven como a menudo por el establecimiento de ratios obligan a suprimir unidades escolares fusionando clases. Un claro ejemplo en el que la “rentabilidad de medios” está muy por encima y pesa mucho más que la “rentabilidad social”, tan necesaria en municipios como el nuestro. Son muchos años reclamando que la educación pública de calidad se debe impartir en igualdad de condiciones, independientemente de donde se viva y que una de las principales políticas en un plan contra la despoblación es el mantenimiento e impulso de la educación en áreas rurales. Ha de ser siempre un objetivo primordial y prioritario de las administraciones supralocales competentes en la materia educativa, pues el futuro de un pueblo tiene uno de sus pilares fundamentales en la pervivencia de su colegio.

Como consecuencia del X Congreso de Historia Comarcal convocado bajo el lema «Población y despoblación: apuesta por el paisanaje» en noviembre de 2019 se publicó el Manifiesto de Jaraguas, donde, entre otros aspectos, se demandaba:

– La reestructuración del modelo educativo de la Comunidad Valenciana para evitar que en las comarcas del interior, que sufren la despoblación, se convierta a las nuevas generaciones de jóvenes en materia prima para enviar a la ciudad.

– La eliminación o la reducción de la ratio escolar para el mantenimiento de las unidades y centros escolares en núcleos con escasos alumnos. La escuela es la señal de vida para muchas aldeas y pueblos. Su cierre es un drama para los pequeños núcleos.

– Incentivar económicamente a través del complemento salarial de ruralidad al profesorado, tal como funciona perfectamente en Canarias, Ceuta y Melilla. También deben de incentivarse los destinos en los colegios rurales para hacerlos más atractivos.

– La creación y promoción de cursos de especialización que tengan que ver con las actividades mayoritarias de nuestra comarca como es la agricultura y la industria de la alimentación. Una formación profesional enfocada, sobre todo, a las profesiones vinculadas a la comarca, para que la gente se quede aquí y no la abandone.

El impulso a la educación pública en las zonas de interior es una de las mejores líneas políticas que se pueden implementar contra el fantasma de la despoblación. En Venta del Moro ha sido constante la lucha de Ayuntamiento, AMPA y dirección de colegio contra la supresión de unidades escolares. La baja natalidad unida a la falta de niños y niñas en edad escolar se convierte en un frío número que, a efectos de los arreglos escolares, está y ha estado por debajo de lo reglamentado teniendo, como consecuencia, en los últimos años, la propuesta de eliminación de esas unidades escolares y que, con mucho trabajo, tesón y argumentos sólidos, se han conseguido mantener (aunque, desgraciadamente, no siempre). La estrecha y permanente colaboración a nivel local de los estamentos afectados se ha demostrado, una vez más, la herramienta más eficaz dejando patente que los argumentos sociales y la realidad municipal son y han de ser, en muchas ocasiones, los mejores criterios para tomar decisiones sobre aspectos tan importantes como es la pervivencia de la escuela rural.

Tras años de lucha, para el próximo curso escolar 2021-2022, con la predisposición por parte de la dirección del centro, de la inspección del centro y la solicitud del ayuntamiento, se ha recibido la buena noticia por parte de la Consejería de Educación de la ampliación de la oferta educativa gratuita con la incorporación de alumnado de dos años en el CEIP Maestro Victorio Montés. Ese es el camino, no el de la supresión.

Se otorga el premio Pino Quilibios al Colegio Público Victorio Montés como institución principal a mantener e impulsar para que las parejas jóvenes sigan apostando por vivir en su entorno local y para, además, atraer a nuevos pobladores. Es un reconocimiento también al profesorado rural que con vocación y profesionalidad son los pilares de la educación en las tierras de interior y garantizan su continuidad. Queremos colegios públicos rurales con medios, profesorado, con instalaciones adecuadas y con servicios como el de comedor que posee el CEIP Victorio Montés, así como con un servicio de transporte eficaz para los alumnos que viven en aldeas y en caseríos.

El Premio reconoce también los esfuerzos desde las direcciones de los colegios y colectivo docente para que en tiempos de pandemia se haya garantizado la educación presencial de los alumnos con las suficientes medidas sanitarias. En un curso que se planteaba como un gran desafío por motivos sanitarios de sobra conocidos, el empeño, esfuerzo y vocación de todos los docentes han sido descomunales y dignos de este premio. Ningún alumno ha visto afectada su enseñanza, independientemente de si era presencial o tenía que ser telemática; el profesorado se ha desplazado a las casas de esos alumnos para entregar deberes y temarios; se han facilitado medios tecnológicos a aquellos que así lo necesitaban; se ha reforzado el número de docentes por parte de la Consejería tanto para horario lectivo como para el comedor. La implicación del profesorado ha sido un ejemplo de profesionalidad, vocación y coordinación.

Así pues, la ASOCIACIÓN CULTURAL AMIGOS DE VENTA DEL MORO concede el premio “Pino Quilibios” año 2021 al Colegio Público Victorio Montés de Venta del Moro como entidad indispensable en el contexto rural y por su lucha por seguir garantizando una educación pública igualitaria y de calidad, aún en tiempos de pandemia.

 

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