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El águila recorrió un kilómetro de distancia durante 15 días, andando con una garra agarrotada y comiéndose la carne necrosada de su ala herida para no morir de hambre | Finalmente, entró en el Centro de Recuperación de Fauna ya muerta

Requena (12/05/20)

De nuevo la tragedia se ceba con las grandes aves rapaces en la Comunitat Valenciana. De nuevo, la inacción de unos y la complicidad de otros nos roba una parte del tesoro natural que en otros tiempos tuviera en el interior de nuestro territorio su refugio y su hábitat. Un tesoro que se encuentra en una situación cada vez más alarmante. Y de nuevo, los tendidos eléctricos no protegidos a pesar de existir una legislación clara e inequívoca al respecto, cobra tintes dramáticos. Y de forma especial en este caso.

A finales de abril, agentes medioambientales de la comarca de Requena-Utiel recogieron un águila real gravemente herida en Fuenterrobles tras recibir aviso de un vecino de la localidad.

La estampa con que se encontraron los agentes era más que triste: El águila había abandonado en parte su habitual aspecto imponente y regio al presentar un ala y una garra dañadas y, en un principio se pensó en una colisión como posible causa, al no haber líneas eléctricas de ningún tipo cerca. La más cercana estaba a un kilómetro de distancia aproximadamente.

Pero luego se descubrió la auténtica tragedia que se escondía tras esa distancia. Al parecer, el águila había sufrido una electrocución y, durante 15 largos y dramáticos días, estuvo andando por el suelo, al tener totalmente inutilizada una de sus alas, alejándose poco a poco del lugar de la electrocución. Por eso tenía una garra agarrotada y un ala colgando.

Para no morir de hambre, ella misma se arrancó la carne necrosada del ala dañada y fue comiéndosela, para no morir de hambre. Dos semanas durante los cuales, el águila luchó por su vida, sentenciada a transcurrir hasta su muerte pegada a la tierra, despojada del reinado sobre el cielo que le había conferido su condición de ave rapaz casi desde su nacimiento.

Finalmente entró muerta en el Centro de Recuperación de Fauna. Su agonía, lenta y cruel como pocas, tocaba a su fin no sin antes llamar con dramática insistencia a las puertas de las conciencias, si es que las hay, de aquellos que permiten que esto siga sucediendo. Y no sólo eso, permiten también que un manto de silencio e ignorancia siga cubriendo lo que a todas luces es un problema mucho más grave y amplio de lo que se sabe.

Mientras no se disponga de los recursos y estructura necesarios para patrullar las zonas en las que, a buen seguro, se producen más electrocuciones de las que conocemos, seguiremos perdiendo ejemplares únicos de especies que ya se encuentran en peligro crítico de extinción.

Recientemente, varias asociaciones medioambientales se dirigieron a las autoridades autonómicas para reclamar la creación de patrullas específicas para revisar los tendidos eléctricos, como ya informamos en su día, pero sigue sin haber respuesta y el problema se recrudece a pasos agigantados. ADENSVA, SVO (Societat Valenciana d’Ornitologia), Acció Ecologista Agró, GER-EA (Grup d’Estudi i Protecció dels Rapinyaires – Ecologistes en Acció) y AHSA (Amigos de los Humedales del Sur de Alicante) han remitido a la Generalitat Valenciana un escrito en el que solicitan la creación de Patrullas específicas de Agentes Medioambientales que se encarguen de revisar intensivamente los tendidos eléctricos. La respuesta ya es más que urgente.

Fuente Societat Valenciana d’Ornitologia – Noticias CV

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