Cada primavera, los vecinos de Fuenterrobles se ponen en marcha el segundo domingo de mayo para ir en romería hasta la Cueva Santa del Cabriel, a 15 kilómetros del municipio. Este 2025 se repetirá esta tradición con la que se honra a la Virgen de la Cueva desde hace siglos.

La Cueva Santa es un lugar de peregrinación que se ubica en un barranco abrupto del margen izquierdo del río Cabriel perteneciente al término de Mira (Cuenca). Unos hacen caminando el trayecto, otros solo recorren a pie el último tramo. En cualquier caso, están repitiendo el trayecto que siguieron sus abuelos que, décadas atrás, acudían a esa misma cita a la grupa de caballos o en carros que se engalanaban con romero y plantas silvestres.

La romería mantiene casi invariable el mismo rito: comienza con una misa en el interior de la cueva, y una vez finalizada, la imagen de la Virgen se traslada a la parte de fuera. En otros tiempos se continuaba la fiesta en la explanada que hay frente a ella, aunque ahora, para proteger la zona, se lleva la imagen hasta las Casas del Alabú para que los fieles le canten. Finalizada esa ofrenda festiva de música y versos, llega el momento de los bailes populares y del almuerzo campestre.

Un enclave de peregrinación durante siglos

Hubo un tiempo en el que también las gentes de Camporrobles, Villargordo y Venta del Moro, igual que las de Pesquera, Mira y prácticamente todos los caseríos del valle del Cabriel visitaban este singular enclave. Se considera que la Cueva Santa comenzó a ser utilizada como una ermita dedicada al culto mariano a partir de la Reconquista de la región. Las primeras referencias escritas sobre ella se localizan en el siglo XIV. Aunque, tanto los documentos escritos como los hallazgos arqueológicos indican que su época más importante como ermita mariana se desarrolló durante los siglos XVI y XVII.

Pero la Cueva Santa había comenzado a ser considerada un espacio sagrado mucho tiempo atrás: ya era un santuario dedicado a la divinidad femenina durante la época ibérica en el siglo V a.C.

Antes de que los expertos en arqueología catalogaran cada resto de cerámica y cada huesecillo encontrado en ella, Fernando Moya, cronista oficial de Fuenterrobles, había hecho un concienzudo trabajo de documentación. Sus conclusiones no pueden ser más interesantes porque revelan hasta qué punto el espacio sagrado de los íberos mantuvo su importancia a través de los siglos. Las más importantes son:

Piedras mágicas. Una de las costumbres más habituales de los peregrinos ha consistido en llevarse pequeños pedazos de las estalagmitas, porque se decía que tenían el poder de proteger contra las enfermedades, los malos espíritus y, muy especialmente, contra las tormentas. Las piedras, que se guardaban en la casa, se colocaban en las ventanas, balcones y puertas mientras durara el mal tiempo.

Agua que sana. Aunque no estuviera formalmente bendita, era costumbre santiguarse con ella. Además, los niños eran metidos en la cubeta de agua para que quedasen protegidos y para sanarlos de enfermedades.

Ofrendas al poder protector. La población regresaba a la Virgen cuando las sequías amenazaban las cosechas.

El 11 de mayo tienes la oportunidad de vivir esta tradicional Romería Fuenterrobleña

(Información sacada de Territorio Bobal)