domingo, 30 abril
Requena (30/04/17)
Tras unos años de paréntesis, la Escuela de Viticultura y Enología de Requena y la Escuela Técnica Superior de Ingeniería Agronómica y del Medio Natural han retomado las prácticas de campo que realizaban de forma conjunta en el monte de La Hunde en Ayora. Han sido partícipes de esta actividad los alumnos del Ciclo Superior Forestal de la escuela, dependiente de la Diputación, y los alumnos del Grado en ingeniería de Montes de la Universidad Politécnica de Valencia (UPV).
“El hecho de compartir esta experiencia resulta muy enriquecedor por el intercambio de información y de conocimientos entre alumnos y profesores de ambos centros”, ha señalado el profesor encargado de las jornadas, Jorge Montés. Estas prácticas consisten en el replanteo de parcelas de trabajo en las cuales se realiza el marcado de árboles, con el objetivo de aclarar la masa –cantidad de árboles en un entorno– siguiendo criterios diferentes y así examinar su evolución.
En el caso concreto de La Hunde, hace 55 años se repoblaron más de 2000 árboles por hectárea y con el paso del tiempo “se molestaban unos a otros”, ha comentado el profesor de la UPV Eduardo Rojas. Los estudiantes realizan clareos para bajar la densidad del entorno, y de esta manera disminuyen las posibilidades de sufrir incendios o sequías, además de ser una zona más estable ante vientos y nevadas. “Es interesante combinar fuerzas con la escuela. La experiencia es muy positiva porque la escuela de Requena está muy familiarizada con la utilización de maquinaria forestal, y tienen todos los elementos de seguridad para ejecutar las herramientas”, añade Rojas.
El trabajo de marcado se hace con equipos mixtos formados por alumnos de ambos centros. Una vez establecidos los árboles a aclarar, los alumnos de la escuela de Requena han procedido al apeo de los mismos, bajo la supervisión de los profesores Miguel Ángel Argilés y Benjamín Martínez, poniendo en práctica los conocimientos adquiridos en aula.
Jornadas de convivencia
“Todo lo que sea salida a campo a los chavales les entusiasma, y relacionarse con profesionales del ámbito les enriquece”, ha contado Montés. En estas jornadas de convivencia, los alumnos son capaces de aplicar aquello estudiado en clase, cómo evolucionan las masas, además del marcaje de parcelas y señalamiento de árboles.
La universidad ofrece el lado más técnico y la escuela más ejecutivo, por lo que, en palabras del profesor, “nos complementamos”. “Ponen a los alumnos en situaciones reales que podrían encontrarse en el trabajo”, ha añadido. Acciones como esta tienen un impacto a largo plazo en el medio, y dentro de unos años los alumnos podrán ver los resultados.