jueves, 16 febrero
Requena, 16 febrero 2017/Valenciaplaza.com
Ciudadanos en la Comunitat Valenciana tiene ante sí el reto de conseguir apaciguar y estabilizar el partido tras un año y medio de legislatura que ha sido convulso. Es cierto que el rápido crecimiento de la formación naranja en el ámbito autonómico ha propiciado una suerte de ‘efecto llamada’ ante el que a posteriori se han aplicado filtros desde la dirección, ya sea con mayor o menor acierto, pero en muchos casos con indudable firmeza.
Así, casi 30 cargos -la mayoría de ellos concejales- han salido del partido que lidera Albert Rivera desde las elecciones autonómicas y locales por distintos motivos. Algunos por razones personales y laborales, otros por desavenencias con la dirección o el cambio de rumbo ideológico u organizativo y, varios de ellos, por expulsión también por diferentes causas.
De esta manera, según fuentes de C’s, algunos de los que se han marchado abandonando su acta de concejal son José Luis Cifuentes (candidato a la alcaldía de Alicante), Nuria Moratallá (Alzira), Laura Palacios (candidata a la alcaldía de Picanya), Aurora Aquino (cabeza de lista en Sedaví), Luis Martínez (Catarroja), Juanmi Cebrián (aspirante a la alcaldía de Requena); Sergio Ramiro (candidato al Ayuntamiento de Ontinyent) o Ascensión García (cabeza de lista de Ibi).
Otros dirigentes que han salido Ciudadanos pero que han mantenido su acta, pasando al Grupo de No Adscritos son José Enrique Aguar y Fernando Sepulcre, portavoces de C’s en las diputaciones de Valencia y Alicante, Pedro Gallén (cabeza de lista en Bétera), Mari Carmen Ibor (número uno en Catarroja), Salvador Murgui (candidato a la alcaldía en Casinos), Juanjo Ramírez (cabeza de lista en Manises), Yolanda Santos (Aldaia), Montse Romeu (Callosa d’en Sarrià) o Juan Carlos Mellado (Alaquàs).
En otro grupo podrían incluirse los concejales que pasaron a No Adscritos tras ver la puerta de salida por sus pactos con fuerzas progresistas y no con el PP, como por ejemplo Ismael Corell (Turís), a quien le votaron como alcalde y fue expulsado; Purificación Lluch, la actual teniente alcalde de la Font de la Figuera que se negó a dar la alcaldía al PP; Eliseo Sanz y Victoria Sanchis, ediles de Vilamarxant que no quisieron apoyar al popular Vicente Betoret a la alcaldía; Rosana Villanueva y Carlos Albert, que dieron la alcaldía de Torreblanca al PSPV, Francisco Soler e Ignacio Soler, que pactaron con los socialistas en Santa Pola) o Marcos Masó, quien dio respaldo a Compromís en Alcora.
El último caso es el de Benissa. Su concejal, Isidor Mollà, dio la alcaldía al candidato de Reiniciem, Abel Cardona, que gobierna junto a Compromís y PSPV. La orden del partido fue que se votara a sí mismo. El partido le ha abierto un expediente, todavía sin resolver.
Aunque ha habido otras situaciones similares, como la del cabeza de lista por Castellón al Congreso de los Diputados, Domingo Lorenzo, quien también abandonó su escaño en octubre del año pasado.
Al margen de estos casos vinculados a decisiones en relación a pactos, resultan curiosos otros como el de Ernesto Santillán, excoordinador de la Agrupación de Llíria, a quien le fue abierto un expediente disciplinario meses atrás por un whatsapp en un grupo del partido en la comarca Camp de Túria que contenía una imagen y una expresión «sarcástica» -así consta en el expediente- que, a juicio del comité ejecutivo, creaba «una sospecha injusta» de que el subdelegado territorial Juan Córdoba intentaba «influenciar de alguna manera en las elecciones internas de las nuevas agrupaciones».