Requena (19/02/21)
La Universidad Politécnica de Valencia (UPV) en coordinación con el Grupo Coviñas ha llevado a cabo durante los dos últimos años una interesante investigación del viñedo para la diversificación agrícola en el cultivo ecológico y la obtención de nuevos productos de calidad diferenciada.
En línea con el manifiesto de Coviñas, que basa su aprendizaje en el cuidado y observación del campo y en el comportamiento de la viña, el grupo sigue investigando cómo mejorar la productividad del viñedo manteniendo siempre el foco en la calidad de la uva. Gracias al uso de las actuales técnicas de identificación molecular, la bodega y la universidad trabajan sobre la hipótesis de la existencia del `Bobal blanco’; además se han podido identificar algunas variedades minoritarias olvidadas y se ha analizado el comportamiento de los distintos portainjertos-variedad en el cultivo ecológico.
Esta investigación que comenzó en el 2019 se llevó a cabo en unas parcelas seleccionadas por sus características propias con tres objetivos de estudio:
- Caracterizar a nivel molecular la variedad Bobal blanco para determinar si es el resultado de una mutación de la variedad autóctona Bobal y analizar su potencial como uva de vinificación para la obtención de un vino monovarietal diferencial u otros en combinación con otras variedades.
- Estudiar las distintas combinaciones portainjerto-variedad que se están utilizando en condiciones de cultivo ecológico para determinar su adaptación a la zona y las características que presentan con el fin de que puedan ayudar a determinar su aptitud frente al cambio climático y planificar con mayor precisión las nuevas introducciones.
- Prospección de viñedos para localizar cepas antiguas residuales y rescatar germoplasma que antiguamente se cultivaba en la zona y que fue sustituido tras la llegada de la filoxera y/o la reconversión de los viñedos con la política agraria común (PAC) de los años 90.
Idealmente para establecer patrones de comportamiento sólidos son necesarios tres años de estudio pero, las investigaciones llevadas a cabo durante los dos últimos años ya revelan datos muy interesantes.
- Creemos que el Bobal Blanco es resultado de un mutación natural del Bobal pero hasta la fecha las muestras analizadas con marcadores moleculares no han podido demostrar esta teoría. En los análisis de las muestras recogidas y analizadas hemos identificado otro varietal, Tortosí, del que además se ha llevado a cabo una micro vinificación con el objetivo de determinar su potencial en la diversificación de productos en el Grupo Coviñas.
- En las parcelas de cultivo ecológico y en condiciones de secano se ha estudiado el efecto de distintos patrones en la variedad injertada, habiéndose encontrado para algunos parámetros, entre ellos la producción, diferencias significativas para algunas combinaciones en una o en las dos las dos anualidades del proyecto. Este estudio se ha realizado por parcelas comparando los patrones diferentes patrones en plantas de Bobal, Tempranillo y Macabeo, y Cabernet Sauvignon. También se han observado diferencias entre variedades en cuanto a la regulación estomática y se ha evaluado el rendimiento cuántico del fotosistema II en hojas expuestas al sol a distintos tiempos de cultivo.
- Finalmente en el análisis del viñedo se han encontrado de manera aislada plantas de las variedades MariSancho (sinónimo de Pardillo), Crujidera, Moravia dulce, Moravia agria, Rojal, Rojal Fusca, Tortosí, Airén, Valencí blanc, Italia y Corazón de Cabrito. Todas ellas constituyen una muestra de la riqueza histórica y variedad del viñedo de la zona de Utiel Requena.
El proyecto está subvencionado por las ayudas de cooperación para proyectos piloto en el marco del Programa de Desarrollo Rural de la Comunidad Valenciana (PDRCV 2014-2020), con la cofinanciación del Fondo Europeo Agrario de Desarrollo Rural (FEADER), la Conselleria d’Agricultura, Desenvolupament Rural, Emergencia Climática i Transició Ecológica y el Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación.
En palabras del presidente del Grupo Coviñas Jose Miguel Medina, “este estudio ha demostrado científicamente comportamientos de la vid que ya habíamos observado pero que no podíamos explicar. Estamos muy interesados en que este estudio se pudiera prolongar un año más para poder ampliar el análisis de más plantas de ‘Bobal blanco’ que puedan suministrarnos otros agricultores, ampliar las microvinificaciones, así como comprobar el efecto de los patrones en una tercera anualidad y localizar e identificar otras cepas que no se sabe a qué corresponden”.