LA BITÁCORA DE BRAUDEL /JCPG
1989. Irán. El régimen dictatorial del Sha acaba de hundirse en medio de una revolución islámica cruenta. Los gobiernos se suceden como los suspiros. Una sociedad sacudida por la transformación político-religiosa. Pronto llegó la fatwa, la condena en toda regla contra Shalman Rusdie y sus Versículos satánicos. Terrible condena a muerte de un escritor británico de origen hindú. Occidente golpeado; Occidente responsable. Responsable por aquel Imperio británico empeñado en construir un mundo árabe a su medida. Responsable por aquel Imperio estadounidense que sigue empeñándose en intervenir en el vientre del petróleo mundial. Y responsable por tantas cosas. Todos lo sabemos.
¿Justifica esto los atentados de los últimos días en París y los que tuvieron lugar, por ejemplo, en España hace casi doce años? Naturalmente que no. Pero existe una terrible combinación de factores en todo lo que está ocurriendo. Combinatoria compleja y variada que no significa que inmediatamente podamos comprender por qué cualquier individuo puede inmolarse para aniquilar a otros seres humanos.
¿Explicaciones políticas? ¿Factores económicos? ¿Razones de orden cultural? Puede esgrimirse cualquier factor. Al mando de Oriente Próximo están y han estado gobernantes criminales y dictatoriales. Han ahogado a las opiniones públicas y se han enriquecido descaradamente; y con el beneplácito europeo y norteamericano. El DAESH se alimenta económicamente con el petróleo que vende. ¿Quién compra este crudo? Aquí hay demasiadas complicidades que nos harían escandalizar. Los terroristas del DAESH sacan dinero de todo, hasta del tráfico de personas. Pero existen dos factores que hasta el momento no han sido suficientemente valorados. Probablemente son más relevantes de lo que parece.
Por una parte, está la reacción contra el opresor europeo. El DAESH ha destruido las viejas fronteras planificadas por franceses y británicos a inicios del siglo XX (es el llamado acuerdo Sykes-Picot). Esto ha creado la imagen de un movimiento todopoderoso, fuerte, capaz de saltar fronteras y unificar el Islam. Porque ideólogos históricos del Islam han pretendido tal unificación. Sin ánimo de ser exhaustivo, hay que decir que desde la supresión del Califato en 1920 por la revolución de los Jóvenes Turcos, el Islam ha intentado resucitar la unidad, incluso más allá de lo que es la unidad del pueblo árabe. Los años 1950-70 fueron los del esplendor del movimiento de unidad árabe con el nacionalismo de raíz laica. Era el tiempo de los Nasser, Burguiba, Bumedian, el Baaz (a este partido pertenecían Sadam Hussein y Hafed El Assad). Pero también surgieron voces clamando por la resurrección del Islam unificado desde la Arabia de los Saud y desde la Universidad cairota de El Azhar. La figura de Hasan al Banna fue esencial por su llamamiento a la recuperación del Islam de lo que se consideraba una situación de postración.
¿Apoya el Alcorán esta violencia contra los infieles? Pregunta clave. Respuesta complejísima. Jean Flori trazó la diferencia entre Cristianismo e Islam en lo que concierne a la guerra santa: el Cristianismo es una religión de paz y que la proclama universalmente. En cambio, el Islam está teñido de sangre desde el principio; para ser exactos desde el momento de la Hégira, es decir, la huida del Profeta desde La Meca a Medina. Entonces el Alcorán aparece teñido de renglones violentos. Aún así, el Islam no ha sido siempre violento. El Cristianismo adquirió tonos violentos desde el siglo XI. Esto significa que las religiones sufren la interferencia de factores políticos, sociales, económicos; en definitiva, los intereses de determinadas élites actuantes en momentos históricos diferentes. Dicho esto, a nosotros, a los españoles, nos afectan otro conjunto de parámetros.
Al Andalus. Esta es la cuestión. Los yihadistas trabajan con la absoluta claridad de su objetivo: recuperar el viejo, medieval territorio del Islam. Esto significa que estamos implicados hasta las cejas en este asunto, en la guerra santa de los yihadistas. El 11-M de 2004 lo sufrimos en nuestras propias carnes. El asunto catalán nos ha enseñado lo delirante de la manipulación de la historia; igual de delirante es la manipulación de este Islam español medieval por el autoproclamado Califato del DAESH. Pero cuidado con estos: no les repugna el crimen y han profanado la figura califal de una forma que debería crear un rechazo masivo en los musulmanes. Porque ese paraíso de comer, beber y copular con una especie de modelos de Victorias Secrets, el que prometen al muhaidin, es más atractivo que el nuestro: la nada o bien, para los cristianos, la contemplación de Dios.
En Los Ruices, a 18 de noviembre de 2015.