EL OBSERVATORIO DEL TEJO/JULIÁN SÁNCHEZ
Hace apenas unos meses el efecto Podemos parecía avanzar en el espectro político español como una apisonadora que amenazaba con devastar todo lo previsible. Tanto el CIS oficial, como otros estudios de opinión de empresas particulares, reflejaban hasta hace tan solo un par de meses EL otorgamiento al partido de Pablo Iglesias de estimaciones de voto en el entorno al 30% del total de intención.
Algunas encuestas llegaron hasta a colocar a la nueva formación del fenómeno de la coleta como primera fuerza política en intención de voto, pero lo cierto y verdad viene a ser que los últimos sondeos arrojan, no obstante, unos resultado a medio camino de entre el 15% y el 20% y, todavía se estima que puede ponerse peor para el partido radical, como consecuencia de que la nueva formación emergente Ciudadanos, ya pasa ampliamente a Podemos en intención de voto y, no solamente eso, sino que la diferencia sigue ampliándose día tras día. ¿Qué ha podido pasar en este tiempo para que la situación de haya dado una vuelta tan notable?
Pues varias circunstancias de considerable calado. En primer lugar su propia incongruencia, al entrar en acción siguiendo los postulados del más puro radicalismo marxista, para a los pocos meses anunciar que se han convertido, como San Pablo, en un partido socialdemócrata y de centro (¿) A todas luces esta afirmación no deja de ser una burda estrategia política, ellos son conocedores de una realidad palpable consistente en que la mayor parte del electorado español está situado en una horquilla entre el 4 y el 5 de una escala ideológica en la que 0 es extrema izquierda y 10 extrema derecha. Abandonar por motivos de simple estrategia el extremo izquierdo le podría reportar réditos electorales si con eso lograba atraerse a un colectivo atesorador de más grandes potencialidades electivas: la mayoría moderada.
Pero la desconfianza que en los votantes de centro provoca el radicalismo propio de la cuna de Podemos, se pone de manifiesto tras la irrupción de Ciudadanos en el panorama electoral español. Un partido político que no arrastra la dependencia de supuesta financiación económica de países como Venezuela y cuyos principales líderes no muestran “todavía” síntomas propios de casta, tal y como sucede en la cabecera de Podemos, situación ésta puesta definitivamente de manifiesto mediante la presencia en España del diputado venezolano Julio Montoya, quien aterrizó en Madrid el pasado 19 de abril procedente de Venezuela provisto de abundantes datos realmente reveladores.
Montoya es diputado y opositor venezolano del partido Primero Justicia, y ha presentado documentos que demostrarían la vinculación del chavismo con Podemos, mediante una financiación que le llegaría al partido de Pablo Iglesias a través del Centro de Estudios Políticos y Sociales (CEPS), una fundación íntimamente ligada a Podemos mediante la que manifiesta que recibió 14 millones de euros. Dicha fundación, según Montoya, vino actuando en Venezuela con el gobierno chavista durante un periodo comprendido entre el 2004 y el 2014 y para probarlo, el diputado ha traído a España, según el mismo manifiesta, más de 270 documentos, que dice no llevar encima por seguridad, pero que, según él mismo explica, ya están en España y va a presentarlos ante el Tribunal de Cuentas. Julio Montoya quiere que se abra una investigación en España que en su propio país, el Gobierno de Maduro impide que se lleve a cabo.
En segundo lugar, otra de las circunstancias, que han abierto los ojos al, en principio, enfervorizado votante de Podemos habría sido la aparición de ciertos puntos débiles en su propia estrategia inter relacional, entre los que destacaría la situación de Grecia. A los vaivenes económicos del gobierno de Alexis Tsipras, que no encuentra salida a la mayoría de las promesas preelectorales efectuadas a su electorado, se une la alarmante noticia de la preparación de una amnistía fiscal destinada a todos aquellos que sacaron su dinero del país sin pagar impuestos, mediante el objetivo, según declaraciones del superministro Yanis Varufakis, de aflorar capital. Dicha amnistía se efectuará mediante un gravamen del 15% al 20% y sin sanción, tal como anunció el ministro de Finanzas de Grecia. El gobierno heleno justifica la medida en el objetivo de recuperar parte de los miles de millones de euros que se fugaron desde que estalló la crisis en 2009 por el temor a una salida griega del euro.
Y, tal y como manifestamos el remate definitivo, habría sido la aparición de Ciudadanos, en consecuencia todos aquellos electores de centro o desideologizados que durante unos meses consideraron votar a Podemos como alternativa o revulsivo contra la corrupción, ahora ven una opción más moderada, menos radical y también menos peligrosa hacia el mantenimiento de las libertades que la que ofertan los radicales de Podemos y, por tanto, mucho más cercana a sus posiciones y convencimientos ideológicos.
Las consecuencias no han tardado en producirse, la salida más o menos “amable”, de momento, del propio Monedero solamente se ha constituido como el primer exponente de una situación interna la cual está actualmente en plena ebullición. Solamente es el principio, esperemos acontecimientos.
Y dichos acontecimientos pueden producirse a partir del próximo día 5 con la publicación, si se produce, del “nuevo” programa fiscal de Podemos, el cual ya no lo han elaborado sus anteriores “gurús” económicos, los profesores Navarro y Torres. El propio Torres manifiesta públicamente su extrañeza por no haber sido nuevamente consultado por la formación de Iglesias: «No sé si no les gustó lo que propuse», afirma Torres, «aunque creo que también podría ser porque la dinámica del partido ha cambiado».
Lo cierto viene a ser que, según afirma la propia formación, el nuevo programa fiscal se va a presentar el próximo día 5 de mayo bajo el anagrama; “La reforma fiscal que España necesita”, otra nueva deriva de Podemos en materia de propuesta fiscal y presupuestaria que ésta vez confecciona el Círculo 3E (Ecología, Economía y Energía), mediante cuya filtración, a la que he tenido acceso, puede considerarse cualquier cosa menos que sea precisamente de corte socialdemócrata.
Esperemos acontecimientos antes de proferir juicio alguno al respecto, únicamente avanzaré que el proyecto puede llevar incursa la propuesta de modificación de uno de los puntos más importantes que nuestra Constitución reconoce en orden a la salvaguarda de nuestros derechos y libertades ciudadanos; como viene a ser el artículo 18.2, referido a la inviolabilidad del domicilio privado. O sea, la patada en la puerta de forma aleatoria, pero teniendo muy en cuenta que un antecedente de esta propuesta, la otrora tristemente famosa Ley Corcuera, fue anulada por el Tribunal Constitucional por vulnerar manifiestamente un derecho fundamental. De ahí que Podemos lo que plantee al efecto sea modificar la Carta Magna, lo que ellos llaman “Régimen del 78”, a efectos de ir adecuando nuestra Constitución a algo más parecido a la venezolana actual, circunstancia la cual aparenta ser el patrón que les mueve según los antecedentes expuestos.
Cuando éste artículo vea la luz ya será de conocimiento público, si otras circunstancias o imponderables no lo impiden, la enésima propuesta fiscal de Podemos, a partir de ahí podremos comprobar muchas cosas. Esperemos que el personal sea consciente de lo que en el futuro nos puede deparar al efecto si pasamos por alto lo que unos y otros (no únicamente Podemos), traen consigo.
Julián Sánchez