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Cuaderno de Campo. La Naturaleza en la Meseta de Requena-Utiel
Javier Armero Iranzo   / Requena (12/12/17)

El próximo sábado 16 de diciembre el Parque Natural de las Hoces del Cabriel, con la colaboración de la delegación comarcal en Requena-Utiel de la Societat Valenciana d’Ornitologia, llevará a cabo una actividad de colocación de cajas nido para aves insectívoras. Será en el paraje de El Retorno (Requena), a orillas del mismo río Cabriel.

La convocatoria será a las 11 de la mañana a la entrada del Balneario de Fuente Podrida, junto al punto kilométrico 424 de la carretera N-322 y a escasos metros del puente sobre el río Cabriel que conduce a la población albacetense de Villatoya.

La jornada comenzará con una pequeña charla a cargo de la Societat Valenciana d’Ornitologia, con la que podremos conocer la importancia de las aves insectívoras para el mantenimiento del equilibrio en los ecosistemas y el papel que aportan este tipo de nidales para favorecer su presencia.

A continuación se colocarán un total de 20 cajas nido que han realizado los compañeros de la empresa Suavizantes y Plastificantes Bituminososo (SPB). Éstas se colocarán en el Monte de Utilidad Pública V149 Casas de Cárcel- El Retorno, concretamente en el Área Recreativa de El Retorno y sus alrededores.

En la actividad también colaboran el M.I. Ayuntamiento de Requena y la Fundación Amigo.

Interesante actividad en la que pueden participar todas aquellas personas que lo deseen. De hecho es muy recomendable para familias con niños, pues de una manera lúdica y entretenida, podemos inculcar unas buenas dosis de educación ambiental tanto a pequeños como a mayores llamando la atención de la necesidad de cuidar nuestros montes.

Y es que el trabajo con cajas nido en el medio natural posibilita la consecución, desde mi punto de vista de cuatro objetivos fundamentales: el fomento de determinadas especies, el control de plagas, la promoción de la investigación científica tras un adecuado seguimiento, y la educación ambiental y la divulgación.  Propósitos que aún lo son más si tenemos en cuenta que el lugar elegido es un Parque Natural, con lo que esa denominación lleva consigo.

En primer lugar, y quizás el fin más conocido, sea el del fomento de determinadas especies de aves insectívoras que por unas causas u otras no encuentran en el monte los huecos adecuados para llevar a cabo el proceso de la reproducción. Precisamente, por el aprovechamiento secular a que han sido sometidos, los pinares que crecen en el valle del Cabriel no son todo lo viejos y maduros que debieran para que sus árboles generen los suficientes huecos para que sean ocupados por una buena densidad de pájaros insectívoros. Especies que en su mayoría son trogloditas, ya que nidifican en las oquedades que los árboles van generando a medida que van envejeciendo: ramas desgajadas, grietas que se van abriendo en los troncos, etc.

Se han publicado numerosos estudios en los que se demuestra el incremento poblacional de determinadas especies de pájaros en aquellos parajes donde se han dispuesto nidales. Y ello no sólo por la mayor posibilidad de criar en montes con suficientes recursos alimentarios sino también por la mayor tasa de éxito reproductor que supone hacerlo en estos nidos frente a  otros, naturales, con menor índice de supervivencia de los polluelos.

Además, y aunque no sea el caso del tipo de cajas que se van a poner en las riberas del Cabriel este sábado, el uso de de nidales artificiales se ha convertido en fundamental en proyectos de protección y recuperación de especies amenazadas a nivel local, nacional o incluso internacional.

Un ejemplo cercano y valiosísimo es el denominado Projecte Mussols que los compañeros de la Societat Valenciana d’Ornitologia están llevando a cabo con éxito en la Huerta de Valencia con la lechuza común Tyto alba, ave que presenta muchos problemas de conservación en la localidad. La técnica fundamental de su trabajo es el hacking, que consiste básicamente en la crianza y posterior liberación en la naturaleza de polluelos ubicados en un nido artificial. Desde luego este tema da para un Cuaderno de Campo exclusivo, y es que la situación de la lechuza en la Meseta de Requena-Utiel también es muy delicada.

Y relacionado con este aspecto está el del papel que ejercen este tipo de pájaros en el control de sus especies presa, esencialmente insectos que viven en el arbolado. Las poblaciones de estos animales pueden crecer en números realmente altos si no disponen de unos depredadores que incidan sobre ellos. Por lo que el equilibrio de las redes alimentarias de esos pinares que han sido a su vez manejados y gestionados por el ser humano durante años y años se ve seriamente alterado, poniéndolos incluso en serio peligro en aquellos años con mayor nivel de infestación.

Hay que recordar que ese problema es muy habitual no sólo en los montes del Cabriel sino en muchos más del levante ibérico, que han sido tradicionalmente transformados por el efecto del carboneo abusivo, el sobrepastoreo, la tala indiscriminada e incluso de los incendios. Todos esos factores han condicionado la existencia de grandes extensiones de monte bajo o de pinares jóvenes en regeneración que aportan pocas posibilidades a las especies de aves que utilizan sus orificios para nidificar.

Por tanto, el papel de las cajas anidaderas es fundamental en lo que, con el tiempo, hemos venido acuñando como lucha biológica.

Pero, por otro lado, el uso de este tipo de nidales tiene también unas repercusiones muy positivas en el plano de la investigación científica. Y es que facilita, y mucho, el estudio de los distintos procesos biológicos de las aves que los usan. Hay que tener en cuenta la dificultad de realizar un seguimiento adecuado del proceso reproductor en aquellos nidos que se sitúan en cavidades naturales de los árboles, en la mayoría de los casos inaccesibles para el investigador.

En concreto son casi indispensables para el seguimiento de la biología de la reproducción, el comportamiento intraespecífico, la competencia entre especies o la selección del hábitat. Incluso, sirven para medir la afección de los distintos factores ambientales a las especies estudiadas y la evolución en una serie determinada de años de las comunidades ecológicas en un biotopo concreto, incluyendo aquellos aspectos relacionados con el cambio climático, por ejemplo. Un abanico tremendo de posibilidades que se pueden ir alcanzando con el empleo de este tipo de recursos de cara a la investigación.

Por último, el cuarto objetivo que se podría conseguir con la utilización sistemática de cajas nidos es el de la divulgación y la educación ambiental. Como recurso educativo tienen muchas posibilidades, desde luego, tanto a nivel de escuela donde se podrían impulsar unidades didácticas que a buen seguro van a tener éxito en el alumnado como a otros niveles de la sociedad.

Así por ejemplo las distintas concejalías implicadas en los ayuntamientos podrían incorporar estas experiencias en sus planes municipales de fomento de la sostenibilidad en sus poblaciones a la vez que se implica a la población con su participación. Y de igual manera con los parques naturales, para que actividades de este tipo tengan continuidad dentro de un plan estratégico a largo plazo y no terminen en puntuales jornadas de carácter eventual.

Los nidales que se colocarán el próximo sábado en el valle del Cabriel están destinados principalmente a un grupo de pájaros muy útiles desde el punto de vista del control de plagas forestales. Se intentará fomentar la crianza de las siguientes especies: el carbonero común Parus major, el carbonero garrapinos Periparus ater, el herrerillo capuchino Lophophanes cristatus y el herrerillo común Cyanistes caeruleus, todos ellos pertenecientes a la familia taxonómica de los páridos.

Los páridos son aves de pequeño tamaño y principalmente insectívoras, aunque en otoño e invierno complementan su dieta con frutillos del bosque y semillas. Así por ejemplo, en esas épocas el carbonero común y el herrerillo común sienten predilección por bayas carnosas y frutos de pulpa, mientras que los carboneros garrapinos y herrerillos capuchinos consumen gran cantidad de semillas, especialmente piñones.

Entre los invertebrados que más consumen destacan tanto ejemplares adultos como sus larvas de insectos coleópteros, himenópteros, dípteros y hemípteros, pero también de arañas. Pero son las orugas de lepidópteros de las que se atiborran especialmente en primavera y verano, cuando los pollos están en los nidos, actuando entonces como un eficaz controlador numérico de este tipo de animales.

Este tipo de pájaros muestran estructuras anatómicas, tamaños y diseños de plumaje realmente similares. Incluso sus requerimientos alimentarios son realmente parecidos por lo que estudiar su coexistencia en nuestros bosques supone un reto de lo más interesante para el ornitólogo aficionado.

El reparto de los distintos ambientes en los bosques o incluso de los mismos árboles, la manera de buscar la comida o el tipo de alimentación en cada momento del año es motivo de estudio para analizar el distinto uso de los nichos ecológicos disponibles. Y es que, a pesar de que estas cuatro especies se localizan en el Valle del Cabriel no solapan sus necesidades y así no entran en competencia, pudiendo distribuirse todas ellas en el ámbito geográfico considerado aunque con distintas densidades.

En cuanto al diseño de las cajas y su ubicación da mucho para hablar. Hay manuales y abundante bibliografía dedicada a ello y que es conveniente consultar de cara a proyectos de instalación de cajas nido en el medio natural, o incluso en zonas urbanas o ajardinadas. En cualquier caso hay que tener en cuenta para ello las especies a las que van dirigidas, lógicamente.

En concreto hay una serie de parámetros a precisar como el tamaño de la caja y del orificio de entrada, el material del que está hecha y su durabilidad, el sistema de revisión y también el de colocación, la altura a la que se ha de situar con respecto al suelo, o la distancia a caminos o a espacios abiertos para evitar molestias o incluso hurtos.

Además, conviene numerarlas y georreferenciarlas para facilitar el seguimiento científico y también su necesario mantenimiento. De hecho estos aspectos son poco tenidos en cuenta cuando se lanzan campañas de colocación de estos nidales.

Para realizar un correcto seguimiento científico del proceso reproductor es recomendable dedicar unas tres visitas durante el periodo de cría por año y además repetirlo en el plazo de varias temporadas. En el trabajo de investigación se deben considerar el grado de utilización conseguido, el número de especies afectado, y si se puede, la correlación entre el tamaño poblacional de las aves beneficiadas por la utilización de los nidales con el grado de presencia de sus especies presa en las parcelas estudiadas.

Desde luego el uso de cajas nido ayuda a la regularización de los procesos naturales en aquellos montes que han sido sometidos a la secular sobreexplotación de sus recursos para abastecimiento humano. Pero sólo su uso no es suficiente, ni mucho menos, para mejorar su estado y revertirlos a situaciones más naturales.

La gestión forestal debe ir encaminada a la reversión a la estructura lo más original posible del bosque como ecosistema clímax en la demarcación, objetivo desde luego aún muy lejano. El manejo racional del monte, el respeto por los árboles viejos, la repoblación con especies autóctonas, y en definitiva, la conservación y la sensibilidad por todos los elementos que deben componer un bosque como comunidad ecológica equilibrada han de ser axiomas fundamentales en los que hay que dirigir la política forestal en las próximas décadas.

Mientras tanto actividades como la del próximo sábado ayudarán a que la población se acerque más a la problemática actual de nuestros bosques, a conocer un tipo de aves realmente interesantes y bonitas y a sentir la naturaleza de un Parque Natural que debería ser orgullo de todos nosotros por la grandeza y espectacularidad de sus paisajes.

Y ahora, en pleno mes de diciembre, con bandos mixtos formados por distintas especies de páridos silbando en sus devaneos por los árboles, más si cabe. Agrupaciones invernales en las que los pájaros aúnan esfuerzos en la búsqueda de alimento que empieza ya a escasear.

Sonidos, formas y colores que alegran notablemente los solitarios y tranquilos parajes en un mes en que las bajas temperaturas imponen su inclemencia a la vida. Vida que resiste y espera con fuerte dinamismo la llegada de la lejana primavera.

La vida. Bonita actividad para sentir esa fuerza vital. Vente a colocar cajas nido al Cabriel y disfruta de la naturaleza.

JAVIER ARMERO IRANZO

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