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                             EL OBSERVATORIO DEL TEJO. JULIÁN SÁNCHEZ
                La similitud de la situación sociopolítica española actual en comparación con la Italia pre-Berlusconi no puede aportar mayor analogía. La corrupción latente que desbordaba el contexto político dominante (socialistas y democratacristianos) en situación parecida a lo que actualmente viene aconteciendo en España, vino a dar paso a la aparición de una especie de “mesías redentor”, azote de la casta dominante y prometedor de la regeneración de un sistema podrido por los cuatro costados. Silvio Berlusconi vino a ser aquel “mesías” autoproclamado salvador y regenerador de un sistema que ya no servía a la sociedad más que para ser expoliada hasta la miseria por sus propias clases dirigentes. Todos conocemos como acabó el periplo y como el “salvador” “regeneró” el sistema, no creo que haga falta abundar mucho más sobre este particular.

El otro día, buceando por internet me llamó la atención un interesante artículo que Willy Toledo, otrora simpatizante del movimiento “Podemos”,  publicado en larepúbica.es bajo el enunciado de  «Por qué yo no puedo«, donde el peculiar actor exponía su particular versión sobre las actitudes en dicha formación, procediendo a desmenuzar dichos condicionamientos efectuados mediante una asunción pragmática de la obtención del poder por el poder y el dominio de un escaso núcleo diligente sobre la apariencia asamblearia poco decisoria.

En primer lugar Toledo hace crítica del “no somos ni de izquierdas ni de derechas” recientemente adoptado como fundamento por la cúpula de la formación de Iglesias, o sea, la afirmación en una especie de ninismo político “Ese falso asamblearismo, esa “horizontalidad”, ese claro y destructivo interclasismo, ha servido, y sido utilizado, en gran parte, por el partido Podemos”. Comenta Toledo en clara referencia a la evidente relación entre los planteamientos  establecidos entre el 15M y Podemos.

En su crítica al elitismo académico de Podemos, Toledo lanza venablos encendidos sobre la formación bajo la acusación de “¿dónde estaba la clase obrera?) de la UCM». Y: «casta intelectual, burguesa, universitaria, que poco pisaron la calle, que poco vieron de primera mano las consecuencias del capitalismo –miseria, explotación, falta de agua, de electricidad, chabolismo, analfabetismo, etc.-“ (…).

                En su referencia al líder de la formación Pablo Iglesias la reseña no puede ser más contundente; (…) “ese paso al frente llamado “Operación Coleta” (personalismo ninguno), al cobijo del reciente e inesperado –al menos para mí, cuyo discurso inmediatamente anterior era decididamente de izquierdas, aunque en su programa, La Tuerka, se empeñara en demostrar “pluralidad” invitando a sujetos de la ultraderecha sin nada que aportar – auge mediático del señor Iglesias”.

Pone en cuestión su liderazgo mediante el siguiente razonamiento:  (…) Desconfío también de cualquier “líder político” aupado a la fama por los medios de desinformación, propiedad y al servicio de la oligarquía capitalista. Si lo hacen, es que no temen a su discurso. Si no temen su discurso, es que saben que no supone peligro alguno para sus intereses, y a mí, eso, me pone a temblar”.

                En referencia a la pedagogía política de Podemos Toledo se muestra más que contundente al afirmar lo siguiente: “Otro argumento es que “necesitamos transmitir un discurso que “la gente” pueda entender”. Aquí ya no se bien que pensar. No soporto esa condescendencia y supuesta “superioridad intelectual” de aquellos que toman a “los ciudadanos” por estúpidos, que creen que ellos saben algo que las demás ignoran, que no entenderían y, por tanto, que deben utilizar mensajes lo más simples, que no sencillos, posibles. El discurso vacío. La ausencia de ideología – de izquierdas, claramente de izquierdas -, de contenidos. (…)

                Argumenta el ascenso filtrado de la formación en la última encuesta del CIS, alarmándose de la condición social del perfil de sus votantes: “Podemos disfrutar del primer puesto en intención de voto… en las clases alta y media-alta. En profesionales, en funcionarias de nivel superior y en altos ejecutivos. (…)

                Y termina criticando la falta de democracia interna donde se viene utilizando la supuesta buena fe de las bases asamblearias como tapadera de la suprema voluntad de la élite de la formación.

En otro orden de cosas, el pasado domingo ofrecieron un reportaje en la Sexta TV en el programa “Salvados” basado en exclusiva en una entrevista que Jordi Evole efectuaba al líder de Podemos en las calles de Quito (Ecuador) y, entre las muchas contradicciones programáticas a las que el entrevistador solicitaba aclaración, especialmente cuando preguntó por la forma con la que se habría de hacer frente a la aplicación de un programa económico, el cual habría de suponer un coste adicional de 144.000 millones de euros, el Sr. Iglesias siempre solía repetir el mismo soniquete; “no lo sé, ya lo trabajaremos” y a la siguiente.

El momento cumbre de la entrevista vino a plasmarse, cuando se hizo presente en la entrevista, supongo que a requerimiento del entrevistador, el eminente economista ecuatoriano Roberto Valdecreses y al ser preguntado éste sobre la viabilidad de un programa para España, similar al que se viene aplicando actualmente en Ecuador, de influencia chavista, Valdecreses explicó que era un proyecto económicamente inviable tanto en Ecuador como en España, porque ahuyentaba la inversión e incrementaba el desempleo y la crisis económica. Ante esta rotunda afirmación Iglesias preguntó al economista; “Entonces… ¿Por qué siguen votando a Rafael Correa para que siga presidiendo el gobierno”. A lo que el economista contestó; “porque el sociedad ecuatoriana es un núcleo subsidiado y la gente se conforma con esas migajas, claro que, aquí puede hacerse porque disponemos del petróleo, ustedes no tienen esos recursos para subsidiar”.

                Valdecreses les dejó claro que desde la ascensión de Correa al poder, la inversión prácticamente es testimonial en Ecuador habiéndose trasladado a otros lugares como Perú o Colombia y que si el país sigue adelante con muchas dificultades es “a pesar de su gobierno” y nunca “gracias a él”.

Este es el panorama que actualmente se viene produciendo en nuestro país. Ni en tiempos de la transición se antoja más complicado. El ciudadano ya no vota a favor de tal o cual propuesta, sino  que es ostentador del voto anti, del voto de la crispación, en lugar del voto constructivo. El ciudadano de bien se encuentra rodeado; por una parte la corrupción amasada y latente que ninguno de los partidos al uso se ha decidido erradicar de forma tajante e inmisericorde. Por otra parte la aparición de un movimiento populista, que se anuncia como el vigilante y guardián de la ética en general como si hubiese sido ungido por un poder superior, pero con planteamientos irrealizables e ideología oculta (hoy se les encuentra cantando la internacional puño en alto y mañana se autoproclaman de centro) que, además tiene en su haber la incorporación a la intención del voto (según especifican las propias encuestas) a un gran nicho procedente de las clases alta y media-alta, profesionales, funcionarios de nivel superior y en altos ejecutivos. (…) Y que una parte importante de estos supuestos votantse han sido anteriormente votantes del Partido Popular. ¿Alguien puede explicarse una situación semejante?

A este escenario mi abuela, si viviese actualmente, le denominaría de la siguiente forma: “Esto es la descojonación”. Esperemos que esta descojonación, que ni los unos ni los otros se preocupan de aclarar y que en la que ciudadano puede meterse movido por su más que motivada rabia e indignación no nos vaya a llevar hacia unos compartimentos de los que luego resulte difícil o imposible encontrar salida viable. O se erradica la corrupción latente caiga quien caiga y venga de donde venga en muy breve plazo, reinventando el sistema mediante la institución de un régimen judicial independiente dotado de unas leyes inmisericordes con el corrupto, o la demagogia se llevará por delante la lucha y la ilusión de muchos demócratas que dedicaron su vida, su esfuerzo y su ilusión a la recuperación de la libertad, la democracia, la igualdad y el progreso para una sociedad castigada por casi cuarenta años de dictadura.

Espero y deseo que el sentido común se haga patente en el actual espectro político español, nos va todo en ello.

Julián Sánchez

               

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