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Requena (10/07/17)

Todavía a día de hoy, tomar la decisión de acudir a un profesional de la psicología, puede resultarnos muy complicado, esto se debe a los estereotipos que todavía permanecen vigentes acerca de la salud mental.

Sigue existiendo la creencia de que ir al psicólogo o ir a terapia es sólo para “aquellos que están locos”, y muchos, nos resistimos o intentamos evitar a dichos profesionales por el temor a ser considerados como tales. Y es que la asociación entre psicología y locura todavía sigue estando muy arraigada y a la mayoría de la gente nos resulta muy costoso pedir ayuda psicológica.

Nosotros, como profesionales de la psicología, es importante que sigamos desmitificando esta idea todavía existente e ir eliminando esa fuerte asociación entre psicología y locura de la que antes os comentaba.

Ir al psicólogo es una decisión que muchos tenemos que tomar alguna vez en nuestras vidas, y es cierto, que no es nada fácil el tomar dicha decisión, pero muchas veces es crucial el dar este paso y dejar a un lado las creencias que todavía están presentes sobre acudir a este tipo de profesionales. Ir al psicólogo es un acto de valentía y de madurez que en algún momento de nuestra puede que tengamos que llevar a cabo.

A continuación, vamos a enumerar una serie de problemáticas con las que podemos encontrarnos a lo largo de nuestra vida y por las que una persona debería pedir ayuda de un profesional:

1.-Te encuentras en una etapa difícil de tu vida que te supera y no te deja continuar. Pongamos la situación de que has terminado una relación de pareja, has perdido tu trabajo, ha fallecido alguien muy importante para ti… Es normal pasar por una etapa de duelo, pero si pasan los meses y la situación empeora, no ves ninguna mejoría, es probable que necesites ayuda de un profesional.

2.- No paras de pensar en cosas negativas, pesimistas, te sientes culpable, estas cansado/a día tras día, te sientes triste, has perdido el apetito, no puedes dormir, tienes ganas de llorar, has dejado de salir, no tienes ganas de nada, has dejado actividades de lado, etc.

3.- Hay algo que no te deja dormir por las noches, que no te lo puedes quitar de la cabeza, no puedes desconectar, tienes problemas para conciliar o mantener el sueño.

4.- Tienes preocupaciones que pueden llegar a ser desproporcionadas, tu vida diaria se convierte en una preocupación constante y esto acaba afectando a tu funcionamiento normal. Preocupaciones diarias cómo la salud de nuestros familiares, el trabajo, finanzas, relaciones sociales, etc acaban por volverse incontrolables.

5.- Notas una súbita aparición de gran ansiedad, temes que te ocurran desgracias, que tengas un ataque al corazón, perder el control, ahogarte, desmayarte… al mismo tiempo que notas un cúmulo de sensaciones cómo taquicardia, dolor, presión en el pecho, sensación de ahogo, mareo, calor, tensión muscular, nudo en el estómago, etc. Lo único que quieres es escapar de esa situación, sea como sea. Incluso has dejado de lado ciertas situaciones por miedo a que aparezca esta ansiedad de nuevo.

6.- Tienes pensamientos involuntarios y repetitivos que aparecen con mucha frecuencia y de forma no deseada, pueden aparecer en forma de palabras o imágenes, con un contenido que puede resultar amenazante, inaceptable o extraño. Dichos pensamientos te producen una gran ansiedad y malestar, y para mantenerlos controlados llevas a cabo una serie de comportamientos bastante elaborados, estereotipados y voluntarios, con el objetivo de reducir la posibilidad de que suceda la catástrofe temida.

7.- Has sido víctima o testigo de un acontecimiento que ha sido altamente traumático para ti y tiempo después aparecen flashbacks o imágenes recurrentes dónde se rememora dicho  acontecimiento.

8.- Cada vez que tienes que enfrentarte a una situación social lo pasas fatal y ves cómo tu vida social se va deteriorando y cada vez está más reducida.

9.- Tienes miedos desmesurados hacia cosas específicas, ya sean animales, conducir, espacios cerrados, etc.

10.- Estas convencido que sufres una enfermedad física grave o mortal, a pesar de que te han hecho un gran número de pruebas para descartar cualquier problema físico. Aun así sigues convencido/a de que te pasa algo, estás siempre pensando en enfermedades, siempre pendiente de si te encuentras bien o mal. Tu vida se ha convertido en un mundo de dudas, angustia, preocupación…

11.- Te has dado cuenta que tus hijos no quieren ir al colegio, no pueden separarse de ti, tienen miedo a dormir solos, etc. O quizá hayas notado que su estado de ánimo ha disminuido, están más irritables de lo normal. O desobedecen constantemente, las rabietas cada vez son más frecuentes, hay una falta de disciplina, negativismo, problemas para dormir. Control de esfínteres.

12.- Has dejado de ser feliz al lado de tu pareja, ya no tienes ganas de pasar tiempo con él, no os entendéis, estáis siempre discutiendo, habéis dejado de hacer planes juntos, incluso se os ha pasado por la cabeza la idea del divorcio.

13.- Tu relación de pareja se está deteriorando por culpa de los celos. Te sientes que te desbordas, que te enfadas, te sientes triste o ansioso, sufres muchísimo… pero aún así las conductas de control y comprobación son muy frecuentes.

14.- Sufres de falta de deseo sexual, tus relaciones son dolorosas, te resulta difícil llegar al orgasmo, sufres de eyaculación precoz o retardada, impotencia, vaginismo…

15.- Tienes problemas para llevar una alimentación sana, te has dado cuenta de que no tienes control con la comida, no puedes parar de comer. O quizá tengas un miedo atroz a verte gordo/a, tu dieta es muy estricta, tu índice de masa corporal está por debajo de lo normal, los atracones y vómitos son frecuentes.

16.- Sufres una adicción, sea del tipo que sea, por el móvil, sexo, ejercicio físico, compras, trabajo, etc. Te das cuenta de que has perdido el control e intentas controlarte pero no sabes cómo hacerlo o cada vez que lo intentas te sientes mal.

17.- Te enfadas con muchas frecuencia y en demasía, e incluso llegas a comportarte de forma agresiva o perder el control.

18.- Te has dado cuenta de que sufres constantes cambios en tu estado de ánimo, hay épocas en las que te encuentras triste, desanimado, deprimido y otras en las que te encuentras mucho más activo, que te comerías el mundo, siendo la euforia muy característica.

19.- No puedes dejar de consumir determinadas sustancia, ya sea alcohol, pastillas, cocaína…intentas dejarlo pero siempre vuelves a sentirte como un esclavo de dicha sustancia.

20.- Has perdido la ilusión, no hay nada que te motive, la vida ha dejado de tener sentido para ti.

21.- O puede que no encuentres ninguna razón concreta o no sepas definir muy bien que te está pasando, pero aparecen emociones, sensaciones o pensamientos que te hacen sufrir.

Todas estas razones son motivo para consultar con un psicólogo y que éste te enseñe a superar tu problema con las mejores estrategias, siempre de una forma individual y con la mayor profesionalidad. Simplemente con sentirte identificado/a con alguna de ellas, ya es motivo para que des el primer paso, que es consultar con un psicólogo, un paso crucial para poder solucionar tu problema y mejorar tu vida.

Si nos hemos decidido en buscar ayuda y empezar una terapia psicológica, podemos plantearnos en que va a consistir dicho tratamiento. Existen muchos tipos de terapia, pero en nuestro caso, utilizamos la terapia cognitivo-conductual. Ésta pertenece a una de las escuelas más antiguas de la psicoterapia, y considera que la mayor parte de nuestros comportamientos, están influidos por el tipo de experiencias que vamos teniendo a lo largo de nuestra vida. Sin obviar que todos nacemos con una predisposición genética, pero será está predisposición ambiental la que acabe dando forma a nuestra personalidad, a nuestra forma de ser.

A lo largo de todo nuestro período vital, desde que somos niños hasta que somos ya personas mayores, vamos aprendiendo una serie de experiencias, que a veces pueden ser más beneficiosas que otras. Y puede, que algunas de estas experiencias nos hagan pensar, sentir y comportarnos de una forma no saludable. Pero es importante tener claro, que en esta vida, al igual que podemos aprender a tener ciertas conductas desfavorables, también podemos aprender otras que nos hagan sentir mejor y que acaben sustituyendo a las anteriores, a aquellas que nos hacen daño y no nos dejan seguir creciendo.

Por lo que, como psicólogos, nuestro objetivo es ayudar a desaprender aquellos comportamientos nocivos que no nos son nada útiles, por otros que si lo sean. Imaginemos al psicólogo como un entrenador que nos va a ir enseñando una serie de técnicas y estrategias, todas ellas probadas científicamente, para afrontar nuestro problema de una forma eficaz y poder eliminarlo poco a poco.

Si te sientes identificado con lo expuesto a lo largo del artículo, sólo tienes que dar el primer paso, en Centros Psicopedagógicos Gabaldón estaremos encantados de ayudarte.

Marlene Poveda Platero
Psicóloga con Máster en Clínica
Número de Colegiado: CV-12974
Centros Psicopedagógicos Gabaldón
www.centropsicopedagogicogabaldon.com

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