Requena (14/12/18). La Bitácora // JCPG
Si está lloviendo, más vale coger el paraguas. En cambio, me lo olvido en casa. Bueno, acabo de salir y total, para qué volver sobre mis pasos a cogerlo. No quiero perder tiempo. No tener cabeza es lo que me trae estos problemas. Aún es noche cerrada, siendo las 7.20 de la mañana.
En la avenida lo coches transitan rápidos. Son muchos ya a estas horas. En las aceras, la gente anda veloz y agitada. Algunos aún tienen los ojos legañosos, como este estudiante que espera el semáforo a mi lado. Se nota que es temprano.
No me desagrada la lluvia fina y pausada que cae, incluso aunque yo esté debajo y no lleve protección. Últimamente parece que los cielos se han abierto y llueve cada dos por tres. Anda que no hemos pasado años que las borrascas pasaban de largo o con esas nubes densas que no dejaban escapar ni una gota para nuestros campos sedientos.
Repaso a lo visto y pensado. La Sexta dedicó un programa a la despoblación. Lo dirigía Cintora. El omnipresente presidente cántabro hizo su aparición; a veces pienso que esta cadena está dedicada a personajes como el tal Revilla o la gente diversa que pulula en las mañanas representando a Podemos en el programa Al rojo vivo. Ya Antena 3 se encarga de cultivar el otro lado de la luna. Hay que ver cómo son los medios. ¿Cómo son? Realmente, lo que hay que ver es de quién son. En este caso el mismo.
Todo esto apenas tiene importancia, porque nos desvía del tema esencial de este tiempo. Del fin universal al que tienden todas las cosas. Y no es Dios, aunque algunos lo pretendan. En aquellas tierras, su jefe se ha ido a retoro monacal, para hacer dieta. Ya comparte algo con Himmler: la fascinación por el mismo lugar. Aunque creo que hay otros muchos aspectos que comparte con él. El tema catalán acabará por meternos en un lío monumental; espero que la cosa no llegue a tanto, pero, de momento, el tema de la despoblación puede quedar en un plano muy secundario ante la urgencia del Gran Tema. Ante esto, es importante no desenfocar ni desanimarse. Nuestro objetivo está con el remedio al gran problema de la despoblación rural.
He leído en la prensa esas declaraciones a que nos acostumbran nuestros partiditos: que si apoyamos al comercio del pueblo, que si apoyamos a los agricultores. Alguien debería pensar un poco en estas organizaciones: después de décadas de democracia ya no nos tragamos estas estupideces, aunque salgan en la prensa y sean dichas por un sonrisa. O quizás precisamente porque vienen acompasadas con una sonrisa es por lo que no damos créditos a estos brindis al sol.
No pude ver el programa de La Sexta sino al inicio. Bienvenida sea esta cadena al Gran Problema de Nuestro Tiempo, porque tantas horas ha dedicado a los políticos presos y sus dietas, así como al movimiento que los acompaña, que por dedicar unas horas a la despoblación no se le caerán los anillos. La escenografía no me gustó: tenía la pinta de un gran espectáculo, de una OT de la despoblación. Pero no puedo decir mucho más; Morfeo se ocupó de distraerme en otros menesteres.
Sigo por la jungla de asfalto mientras me dirijo a clase. Los guiris campan en el metro, a sus anchas, con las maletas impidiendo el paso y sin dejar que la gente se siente. Pero menos mal que pertenecen al mundo del progreso; un estudiante con su mochila se levanta y cede el asiento a una señora mayor con problemas para moverse. Este tipo de lecciones son siempre imprescindibles.
En Los Ruices, a 13 de diciembre de 2018.