EL OBSERVATORIO DEL TEJO. JULIÁN SÁNCHEZ
Que es un hecho que el poder no se siente cómodo con la libertad de prensa es algo que pocos pueden poner en duda. Y que, como consecuencia de ello, actualmente en España se están produciendo unos movimientos los cuales ya ni se molestan en disimular, también deviene meridianamente diáfano. A la provocada invitación para efectuar su salida del diario “El Mundo” efectuada a su carismático director Pedro J. Ramírez, le ha seguido el anuncio de el próxima relevo en la actual dirección de “El País” por su hasta ahora titular Javier Moreno y su sustitución por el también periodista del mismo medio Antonio Caño. En consecuencia desde la propia redacción se levantan voces bajo el temor de que el periódico, con este cambio, acabe derechizándose aún más, toda vez que el que va a ser el nuevo director, supuestamente se pronunciaba en un email bajo la intención de abrir el diario a «nuevas mayorías»
En este sentido, muchos periodistas tras analizar el mencionado email supuestamente emitido por el designado nuevo director, muestran su contrariedad como consecuencia del anuncio efectuado en el mismo consistente en “abrir el diario a nuevas mayorías”, lo que se interpreta como abandonar el espacio “centro izquierda” que ocupó tradicionalmente el diario del Grupo Prisa. Un posicionamiento con el que muy mayoritariamente se siente identificada la redacción. Y esto a pesar de que el ERE del año pasado supuso la salida de buena parte de los periodistas más veteranos, a los que en determinados grupos ahora en control del Grupo y del diario se referían como “la caspa del 68”.
Si atendemos a lo manifestado en las digitales páginas de ELPLURAL.COM por uno de esos “veteranos” dejados en la cuneta por mor del indicado ERE, en referencia a Caño, define a éste lo mismo que a Herman Tertsch, en calidad de “comunistas conversos”, mediante el siguiente tenor textual: “Son esos comunistas que con el paso del tiempo han ido descubriendo el liberalismo y, como todos los nuevos conversos, nunca creen suficiente lo que hacen por hacerse perdonar su pasado”. Basando el comentario en que Antonio Caño vino a ser uno de los pocos que desde la propia redacción de El País se declaró proclive a la invasión de Irak.
En referencia a Cataluña la cosa ya no se dirima con la imposición de relevos, allí se utiliza el dinero público para tapar bocas y conseguir afinidades al proceso separatista de Artur Más y Junquera, en consecuencia y según vemos publicado en las páginas de Libertad Digital del 19 de febrero pasado, el diario La Vanguardia ha recibido una subvención de más de 830.000 € de dinero público, procedentes del Departamento de la Presidencia, según se publica en el listado de ayudas a los medios de comunicación durante el 2013, que recoge el Diario Oficial de la Generalitat Catalana (DOGC) publicado el viernes.
Pero la profusión de dinero público no se viene a quedar únicamente en la graciosa donación al grupo Godó, otros medios de características nacionalistas también han accedido a tan suculenta dádiva del dinero de todos. Según el mencionado diario digital nos muestra vienen a ser los siguientes medios con las cantidades anexas:
• 520.000 euros para el Periódico de Catalunya
• 480.000 euros para Hermes Comunicació, editora de El PuntAvui
• 330.000 euros para la edició de Premsa Periòdica Ara, editora de Ara.
• 136.000 euros para el 9 Esportiu
• 150.000 euros para el Regió 7
• 150.000 euros para el Diario de Girona
• 147.000 euros para el Segre
• 71.000 euros para el 9 Nou y sus ediciones de Osona-Ripollès y Vallès Oriental
De la misma forma, los medios digitales de idéntico corte han sido “premiados” por su afinidad a la causa, en consecuencia Vilaweb ha recibido 99.000 euros, Nació Digital 83.000 euros, e-notícies 47.000 euros, Racó Català 44.000 euros y El Singular Digital 9.000 euros.
También las radios de propiedad privada han obtenido subvenciones. En este caso, la más beneficiada ha sido RAC1 con un total de 101.000 euros y 40.000 para Rac105, mientras que Flaix FM ha recibido 51.000 euros, igual que Flaixbac. Así, en 2013 la Generalidad gastó 3,5 millones de euros en medios afines. Siempre citando fuentes de Libertad Digital.
Por contra la Generalitat de Cataluña ha presentado ante el Juzgado de Primera Instancia nº 12 de Barcelona una querella en demanda de protección del derecho al honor contra el periodista Federico Giménez Losantos que ya ha sido admitida a trámite basándose en un informe interno de su órgano oficial denominado Comité Audiovisual de Cataluña (CAC). En dicho informe se manifiestan sobre la “difusión de contenidos que supuestamente comparan planteamientos democráticos con movimientos totalitarios o se hace apología directa o indirecta del uso de la violencia frente a estos planteamientos”, razonamiento más que significativo. Además, se investigaron a otros periodistas o colaboradores de programas como Javier Horcajo, Melchor Miralles, José Antonio Sentís, Alfonso Merlos o Hermann Tertsch.
En consecuencia; que previa la invocación del derecho a la “representación de defensa del poble catalá”, la Generalitat Catalana se ha atrevido a presentar una denuncia fundamentada por la opinión de un analista de actualidad, cuando en España no existe reconocido el delito de opinión.
Deviene clara la idea de que, como consecuencia de las actuaciones de nuestros políticos las libertades en general, y las de la prensa en particular, han venido sufriendo un retroceso significativo en nuestro país que pone en evidencia el verdadero talante democrático de nuestras más relevantes instituciones, lo cual ya resulta insoportable, pero que ello venga a efectuarse mediante el dinero aportado por la ciudadanía para su reversión en bienestar social resulta muchísimo más afrentante e intolerable. La casta política se ha convertido en un caimán de grandes fauces que no se detiene ante nada ni ante nadie a la hora de asegurar y fortalecer sus privilegios y las consecuencias derivan en un nivel de corrupción que llama la atención en medio mundo ¿Y Europa que dice ante tamaños desmanes?, pues… que bien gracias. Pues hasta la próxima.
Julián Sánchez