jueves, 21 noviembre
Si Leemos, Crecemos.// Rosana Gutierrez Tapia
Ahora, en estos tiempos extraños que estamos viviendo, parece que la vida pasa y hemos entrado en bucle. No somos conscientes del tiempo que está pasando, y lo peor es la incertidumbre de cuándo volverá nuestra vida a ser como antes. Pero, lo cierto es que YA NADA VOLVERÁ A SER COMO ANTES, y eso espero, porque estoy segura que ésta Sociedad, ésta Humanidad, está creciendo en conciencia, por fuerza estamos aprendiendo que nada es gratis, que cada detalle cuenta y que un pequeño virus, insignificante a nuestros ojos, puede acabar con todo aquello que amamos.
En este contexto, no podemos olvidar lo que sucede alrededor nuestro, cómo hay vida después de la vida, y cómo vale la alegría luchar por todo lo que tenemos y que está ahí, desde hace miles de años, aportándonos el valor necesario para ser lo que somos hoy. Me refiero a nuestra BIOSFERA, me refiero a la naturaleza, de la cual formamos parte, aunque algunos crean que no, es imposible escapar de ella. Nos rodea, nos protege, nos aguanta y equilibra a todos los seres que habitamos este hermoso planeta.
El viernes 22 de mayo es el Día Internacional de la DIVERSIDAD BIOLÓGICA. En estas dos palabras se engloban todos los organismos vivos incluidos en ecosistemas terrestres y marinos, junto con todos los procesos ecológicos de los que forman parte cada especie.
¡Y a que lo adivinas! El hombre y la mujer, el ser humano, es una de esas especies que se interrelaciona con las demás especies y los diferentes ecosistemas, de hecho, su vida y la de muchos otros seres vivos depende de esa relación.
El problema surge cuando por nuestra culpa no sólo se ven afectados algunos seres vivos, especies valiosísimas, sino que hacemos desaparecer ecosistemas enteros…Podemos decir en nuestra defensa que la extinción de diferentes especies es un proceso natural de la Tierra, pero cuando se estima que cada día desaparecen entre 50 y 300 especies, queda claro que hemos multiplicado por 100 esa desaparición de vida.
En todo este contexto no estaría de más que nos descentráramos del virus para tomar conciencia del cuidado de la naturaleza, de buscar ese equilibrio sostenible, de darnos cuenta que todos cabemos, que se puede tener progreso inteligente; un método evolucionado que es capaz de mirar más allá del beneficio económico, con un nuevo paradigma donde la economía circular circule, sin tapujos, sin escrúpulos y sin privación de libertad.
Siento que sí es posible, y espero que algo hayamos aprendido de toda esta experiencia. Así que, cada uno, donde esté y haciendo lo que sabe hacer, haga público el mensaje que nos catapulta al futuro, un futuro sostenible donde cada especie puede desarrollarse y como dice la ciencia: “Nacer, crecer, reproducirse y morir.”
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