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EL OBSERVATORIO DEL TEJO / JULIÁN SÁNCHEZ

Tras un intenso día que algunos experimentamos exhaustivamente a pie de urna cumpliendo con nuestro sagrado deber cívico, advertimos una noche electoral diferente, unas sensaciones mediante las cuales confirmamos lo que, desde hace ya algún tiempo empezamos a vislumbrar en el horizonte, nuestro sistema democrático comenzaba a mostrar síntomas de una saturación sistemática y muy pronto habría de patentizarlo gráficamente. En consecuencia el momento fue la noche del 24 de mayo de 2015, donde la ciudadanía mostró su descontento propiciando un vuelco a un estatus político que en lugar de democrático había comenzado a otorgar la apariencia de un auténtico régimen, un régimen donde los privilegios de unos cuantos se habían llevado por delante las ilusiones de gran parte de la propia ciudadanía.

En nuestra comarca, la descomposición del régimen se ha llevado por delante la estabilidad política de los gobiernos mayoritarios del P.P. en Requena y Utiel, donde vuelve a emerger con fuerza la izquierda que hizo llegar al unísono al colectivo ciudadano la promesa de otra forma de gobernar, un propósito de hacer de la calle el campo operativo para la efectividad del trabajo en común y de la transparencia el habitual de la actuación económica.

Lo cierto viene a ser que los ciudadanos/as se han dado cuenta de que las grandes promesas preelectorales solamente son eso; promesas. Y que si se desea que se tengan en consideración deben de ser refrendadas durante una campaña completa de trabajo que debe comenzar al día siguiente de la elección y concluir con la nueva concurrencia a las urnas dentro de cuatro años.

Que los ciudadanos/as están hartos de que, mientras se les esquilma a impuestos, día sí y día también, salta casi a diario las noticias relativas a que este tipo o aquel, desde aquí o desde allá, marchan furtivos provistos de bagajes u otros complementos similares, repletos de ese mismo dinero que al propio ciudadano le ha costado tanto sudar y tan donairosamente de expoliar. El camino es el de siempre, en dirección fulminante hacia el consiguiente paraíso fiscal, sin que aparentemente exista una justicia capaz de poner freno a tanta rapiña o escamoteo de lo que deberían ser recursos para el sostenimiento y desarrollo público.

No, no estoy diciendo que en los ayuntamientos de nuestra comarca exista este trepidante sistema de acción corruptiva, ni mucho menos, pero no habiéndolo, lo cierto y verdad viene a ser que en los últimos cuatro años, el modo de gobernar en nuestros consistorios no ha evolucionado en la forma en que la ciudadanía demanda y, en consecuencia, el día 24 de mayo dicha percepción se ha puesto de manifiesto.

En Utiel el panorama se presenta con una complejidad más que manifiesta, en consecuencia José Luis Ramírez, al perder dos actas de las nueve con que anteriormente gobernaba precisa, para regir con suficiencia, al menos recuperar mediante pacto esas dos concejalías perdidas. En consecuencia, no le sería suficiente con llegar a un acuerdo con C’s (1 acta de concejal), sino que su fuerza de negociación debería centrarse en el nuevo partido Recuperar Utiel y Aldeas (RUYA) para, de esta forma, lograr la mayoría absoluta que le proporcione la gobernabilidad.

Las dudas surgen dependiendo del talante ideológico de RUYA, y considerando que este partido no esté por el pacto con la derecha, también puede abrirse en este panorama otra posibilidad que coloque a Fernando Benlliure a la cabeza de la corporación utielana en detrimento de Ramírez, tal y como puede considerarse el aglutinamiento de un frente de izquierdas mediante cuyo acuerdo alcancen a integrar, además del PSOE (6 concejales), la nueva formación RUYA (2 ediles), e IU (1 concejal), mayoría absoluta sin agobio de gobierno.

En Requena la cosa aparenta de mucha mayor complicación para Javier Berasaluce y, en consecuencia, si la lógica política transcurre como en un principio la ciudadanía espera, las posibilidades de Bera para renovar su mandato en Requena devienen más que abolidas.

No parece lógico – aunque en política hemos visto cosas más estrambóticas -, que ni Requena Participa (3 ediles), ni IU (1 concejal), vayan a prestar sus efectivos a la gobernabilidad con la derecha, en consecuencia, ni con el mejor de los acuerdos, los votos de C’s  y de Requena y Aldeas estimamos vayan a ser suficientes para lograr una mayoría absoluta de gobierno – recordemos que se precisan 11 las actas de concejal en Requena para gobernar el municipio -. Por este motivo, en el panorama requenense, queda abierta la política del diálogo y de los acuerdos, bien de gobierno o bien puntuales, según proceda. Consecuentemente de la habilidad de Mario Sánchez para convencer a los chicos de Requena Participa que encabeza el profesor Juan García Escrivá va a depender, y mucho, la próxima forma de gobierno municipal en Requena. Esperemos acontecimientos.

No se debe dejar de lado tampoco el voto del desencanto en nuestra comarca. En lo referente a la abstención, el índice alcanza el  30.15 %, el equivalente a 9069 sufragios, el voto en blanco el 2.44 %, 513 sufragios y el voto nulo el 2.24 % 471 sufragios, lo que viene a dar una idea del desencanto del panorama por parte de la ciudadanía más escéptica.

Deseo concluir mi comentario mediante la reproducción íntegra del párrafo con el que resumía la idea del artículo que publiqué en esta misma página el pasado día 13 bajo el enunciado “El carrusel electoral” y que estimo acopia en algún modo el actual sentir ciudadano al respecto:

“Que no se olviden de los propósitos que hoy irradian. El próximo día 25 de mayo comienza una carrera de fondo que hay que dosificar mediante el objetivo común de que se pueda concluir con efectividad y acierto. No vale dejar las cosas para el final, simplemente porque no da tiempo a realizarlas. Las tareas comienzan el propio lunes 25 de mayo y concluyen aproximadamente cuatro años después. Que tengan todos clara la idea de que los munícipes no son dueños de la voluntad del ciudadano, sino únicamente sus ejecutores y que en cualquier momento, cualquier ciudadano/a puede reconvenirles el alejamiento de lo prometido ante los correspondientes receptáculos electorales. Que al Ayuntamiento se va a servir, no a mandar. Y que la política no se ejecuta únicamente mediante la presencia física en los despachos, eso debe quedar para técnicos y administrativos. La política del munícipe se ejerce principalmente en la calle que es el “despacho” de todos, la casa en donde todos convivimos y tal y como mantengamos la calle podremos mostrar a propios y extraños como y que acogedora  es nuestra casa”.

Dentro de cuatro años podremos comprobar si, al menos por una vez, nuestros munícipes han entendido en su auténtica medida el mensaje que su ciudadanía les envía. Lo comprobaremos nosotros y, evidentemente también lo comprobarán ellos, del mismo modo que algunos lo están experimentando ya sobre sus propias conciencias y experiencias, tras una larga noche de didáctica política otorgada por el mejor de los maestros, el propio pueblo. Que no tengan que volver a repetírselo.

Julián Sánchez

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