EL OBSERVATORIO DEL TEJO. JULIÁN SÁNCHEZ
Todavía resuenan en mis oídos los comentarios de algunos tertulianos de la derecha más rancia criticando la supuesta (para ellos) apariencia bisoña de Pedro Sánchez a la hora de presentar su candidatura a la Secretaría General del Partido Socialista Obrero Español. Muy claro aparentaban tenerlo, o desearlo mejor, pero lo cierto es que el tiempo les va quitando razón y dejando las cosas en su verdadero espacio en referencia a la actitud del nuevo mandatario socialista, quien ya ha comenzado a dejar su impronta ante las más altas instituciones del estado.
Tras haber dejado clara su postura en referencia a la propuesta de su partido sobre la futura estructuración del Estado Español ante los Jefes de Estado y Gobierno respectivamente, Pedro Sánchez se plantó el pasado miércoles en Cataluña para manifestar a Artur Mas su pleno convencimiento de que considera “ilegal e inconstitucional” la consulta estipulada desde la Genberalitat en referencia al 9-N, apuntillando al efecto que de llevarse a cabo solamente servirá para “fracturar” aún más la sociedad catalana.
En contraposición a la deriva anticonstitucional, Sánchez puso sobre la mesa la propuesta socialista de reforma federal cuyo acometimiento habría de suponer una “salida negociada y constructiva” frente a la falta de diálogo entre el presidente del Gobierno Mariano Rajoy, y el de la Generalitat. El líder socialista abogó por “superar las trincheras y los monólogos cruzados en los que se encuentran instalados” ambos mandatarios, y sostuvo que el PSOE “no puede cruzarse de brazos por el desgarro que provoca la consulta”; “Nuestra hoja de ruta no es romper, sino llegar a un acuerdo y luego votar, pero no una votación que fractura aún más la sociedad, manifestó Sánchez en alusión a la propuesta de votación prevista para el 9-N. La votación que proponen los socialistas versaría sobre la reforma constitucional y afectaría a todos los españoles, tal y como se especifica en el artículo 92 de la vigente Constitución Española.
El complemento a dicha propuesta vendría a ser la del diseño y elaboración de un nuevo Estatuto de autonomía que recogiese la modificación de la Ley Fundamental de 1978. Ese nuevo pacto constitucional que plantean los socialistas afecta no solo a la estructura autonómica del Estado, sino a la regeneración democrática. En este sentido, Sánchez ofreció también a Mas que CiU se incorpore a dicha negociación, porque fue una fuerza política que participó en la redacción de la Constitución. Recordemos al efecto que de los siete ponentes redactores de la Carta Magna de 1978, dos eran catalanes y uno de ellos, Miguel Roca y Junyent, era un destacado dirigente de CiU, partido gobernante en Cataluña que dirige hoy el propio President Mas. Recordemos también al efecto que en el referéndum de aprobación constitucional en Cataluña dieron el sí al proyecto constitucional el 91,09% de los votantes, por encima de la media nacional que alcanzó el 86’77%. Únicamente en Barcelona la totalidad de votantes ascendió a casi 2.100.000 personas, incluido el propio Jordi Pujol padre del actual independentismo catalán.
No se puede hacer una norma común de convivencia legal para luego salirse de ella a capricho de unos pocos. En este mismo sentido Sánchez tuvo duras palabras contra el llamado “derecho a decidir”, la invocación que hacen los partidos soberanistas para reclamar un referéndum sobre el futuro político de Cataluña. “Los catalanes llevan 35 años decidiendo, y el derecho a decidir es la ley. Solo puede existir la democracia dentro de las estructuras de la propia ley”.
Con todo, la comparecencia posterior del hombre “duro” del régimen Francesc Homs, portavoz de la Generalitat y consejero de la Presidencia, no dejó lugar a dudas en referencia a la actitud del gobern catalá al respecto. En consecuencia, en comparecencia pública al acabar la reunión, Homs manifestó la voluntad axiomática de que “Cataluña seguirá su camino” y que el Ejecutivo autónomo “no va a esperar sentado a que el PP y el PSOE se pongan de acuerdo sobre una salida política a la situación actual”.
Las posiciones aparecen claras, por lo menos las del PSOE y el Gobierno de Cataluña, ahora falta conocer, simplemente porque el presidente Rajoy no es hombre dado a enseñar sus envites, que actitud asumirá el Gobierno Español en referencia al controvertido asunto antes y en el momento de la celebración de la mencionada consulta ilegal, si es que ésta llega a producirse contraviniendo, tal y como aparenta ser lo más probable, el pronunciamiento del Tribunal Constitucional al efecto. Y también cual sería la acción de las fuerzas de seguridad españolas y catalanas ante esa evidente acción de rebeldía legal.
Ante el inmovilismo que propugnan unos y la fractura que amparan otros, queda abierta una tercera vía, ésta la viene aportando un joven en años, pero juicioso en ideas, político que dirige un renovado Partido Socialista Obrero Español. Esperemos, por el bien general, que el sentido común se imponga a la irracionalidad de unos y otros, no estamos en tiempos de fuegos de artificio y si de reflexión y adopción de las mejores soluciones que alcancen a aportar un mejor futuro para todos.
Julián Sánchez