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Requena 818/05/17) .LA BITÁCORA /JCPG

Hay quien dice que estar pegado a la aldea, seguir pendiente de la aldea es un contrasentido en los tiempos de la globalización en que nos encontramos. Quizás sea así. Pero no creo que tenga nada que ver una cosa con la otra; me refiero a que la globalización en la que nos movemos no significa distraer la atención de la aldea. ¿No es más necesario que nunca prestar atención a lo pequeño ante la invasión aplastante y casi insoportable de los grande? ¿Acaso no es compatible un patrimonio cultural aldeano con el fenómeno de la mundialización?

No se ha abordado en nuestra tierra con la decisión y la voluntad adecuadas. Pero ha de hacerse para el futuro. Se trata de preservar el patrimonio cultural de la aldea, hoy amenazada por el fenómeno de la despoblación y ofrendada en los altares del culto a lo urbano como gran panacea. No es una salida tan extraña. En la práctica ya existe un conato de protección patrimonial. Se debe a la voluntad de personas aisladas. Es el Museo de la Vida Rural de Sisternas, organizado por la decisión de un sector de la familia de los Cabilderos. Una iniciativa puramente privada, pero destinada a la protección de un patrimonio y un legado que, de otra forma, estaría difuminándose.


Esta es la imagen de una casa en el interior del campo. En trance de hundirse. Así está. Un patrimonio arquitectónico y agrario que se va borrando.

Debería empezarse por la educación. Materias como biología sí que disponen de formación complementaria en itinerarios, e incluso en geografía se ofertan cursos de formación de formación para profesores en itinerarios de tipo geográfico. Perdón: oovidaba que la comarca, como en tantas otras cosas, está relegada al no disponer de un centro de profesores; ni más ni menos, que una vertiente más del imperio urbano, que a veces resulta insorportable.

La tarea es urgente porque incluso la juventud ha procedido a una desconexión de la realidad de la aldea. Aunque pueda parecer mentira, las aldeas son las grandes desconocidas entre los jóvenes de la propia Meseta. Está muy bien cuidar nuestras iglesias históricas. Por fin, tira hacia adelante la restauración de la maravillosa iglesia de Utiel, una auténtica joya que enorgullece a nuestra tierra. Es importante difundir nuestro patrimonio subterráneo, que atrae visitantes. ¿Quién recuerda la inmensa riqueza etnográfica, patrimonial y cultural que atesoran las aldeas?

El esfuerzo volcado en Las Pilillas ¿puede realizarse también sobre nuestro mundo aldeano?

El desapego de las tradiciones aldeanas es alarmante por lo que supone de abandono del patrimonio. Se desconoce todo de las tradiciones de nuestros antepasados. Y esta es la plataforma más adecuada para garantizar el abandono total del patrimonio aldeano.

Sin una conciencia del enorme patrimonio cultural que se esconde tras las aldeas, la Meseta de Requena y Utiel acabará perdiendo su personalidad y convirtiendo a sus dos ciudades en una masa anodina de seres urbanos que serán incapaces de valorar su pasado y su cultura.

En Los Ruices, a 17 de mayo de 2017.

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