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Requena (15/09/17) LOS COMBATIVOS REQUENENSES -Víctor Manuel Galán Tendero.

El cuerpo de los mossos d´esquadra, hoy en día tan de actualidad, se remonta a comienzos del siglo XVIII. Algunos autores han defendido que su origen se encontraba en la Cataluña de la década de 1690, con la intención de perseguir a las bandas de delincuentes, pero la historiadora Nuria Sales demostró que su organización definitiva databa de 1721, cuando en el Campo de Tarragona las autoridades borbónicas establecieron con sus fieles locales fuerzas policiales para enfrentarse a los partidarios de la dinastía de los Austrias, animados por el estado de guerra entre España y la coalición de Francia, Gran Bretaña y Austria. La familia Veciana, que ejerció el poder municipal en Valls, fue su verdadera alma mater. El modelo de las escuadras se extendió con matices a Castilla la Nueva en 1762 con la compañía suelta, a Aragón en 1764 con la compañía de fusileros, a Valencia en 1774 con los setenta fusileros de los minyons, y a Andalucía en 1776 con los escopeteros voluntarios.

Al comienzo, las escuadras catalanas dependieron de las autoridades municipales, según la dilatada tradición de las milicias y huestes locales que actuaban al toque de so metent (de a rebato en castellano), pero dada su importancia para el mantenimiento del orden público su mando supremo fue asumido por el capitán general y la audiencia, que constituían el llamado real acuerdo.

Entre 1707 y 1714, años en los que se libraron importantes combates de la guerra de Sucesión, la Requena borbónica tuvo que acudir al abastecimiento de las tropas de Felipe V y se encaró con las partidas de miqueletes de las comarcas vecinas, algunas nutridas con soldados separados del ejército de Carlos de Austria. Con no pocas dificultades, de las batidas contra los miqueletes se encargó la milicia local, dirigida por el alférez mayor bajo el mando supremo de comandantes borbónicos.

Las compañías se organizaban en unidades menores o escuadras, flexibles para desplegarse por un terreno mayor. Con una Santa Hermandad en horas muy bajas, las autoridades borbónicas vieron con buenos ojos su promoción en municipios como el de Requena, que habían demostrado su fidelidad a Felipe V.

A comienzos de cada mes de octubre, tenía lugar la elección anual de oficios municipales bajo la supervisión de los regidores perpetuos. Para 1728 consta el nombramiento como cabo de escuadra de Bartolomé Carrión en el lugar de Sebastián de Comas. La década de 1720 también fue importante para la Historia de la ordenación policial de Requena.

En las elecciones de 1729 Miguel Rubro sustituyó como cabo de escuadra a Marcos Ibáñez, y se le agregó la escuadra de Pedro Berlanga Sordo. José Armero ocupó el lugar de Esteban Plaza, Francisco Navarro de la Cabrera el de Pedro Hernández, Pedro la Plaza Mayor el de Juan Sigüenza, Cristóbal Gigante el de Francisco Alpuente y Nicolás Pérez Pintado el de Ignacio de Ignacio Diana en Las Peñas.

La organización de las escuadras era flexible y se encomendaba su responsabilidad a vecinos considerados de confianza. No todos los años se sustituía a los cabos. En 1731 solo se designaron cuatro nuevos, pero se eligieron diez en 1750.

Gracias al reparto de los más de 3.301 reales para la cárcel de Cuenca de 1732 tenemos noticia más cumplida del número y reparto de las escuadras requenenses. En la Villa se distinguían las escuadras de Pedro Herraiz Pedrosa (alrededor del Castillo) con responsabilidad sobre 63 vecinos, de Nicolás Pérez sobre 114, la de José Armero sobre 105 y la de Francisco Navarro sobre 87; en el Arrabal la de Pedro Marzal sobre 78, la de Nicolás Plaza sobre 117, la de Sebastián de Comas sobre 130, la de Francisco Pérez sobre 96, la de Blas Mas sobre 57 y la de Las Peñas (entonces dentro del distrito del Arrabal) sobre 109; y en la Vega la de Juan Martín sobre 22, la de Martín García Vega sobre 24 y la de Vicente Negrete sobre 64. Los 52 vecinos de las caserías del término no constan agrupados en ninguna escuadra, verdadero instrumento de encuadramiento local especialmente útil a efectos tributarios o de movilización ante una urgencia de seguridad. A comienzos del siglo XIX, en vísperas de la guerra de la Independencia, constan los cabos de las escuadras de la plaza de la Villa, calle de Santa María, Cuatro Cantones, calle del Castillo, plaza del Arrabal en Ollerías, calle los Álamos, del Portalejo, calle del Almanar, calle del Portal, Las Peñas, barrio de San Antonio, barrio de San Juan y El Derramador, idéntico número al de 1732.

La guerra de la Independencia y la revolución liberal suscitaron enormes cambios. A la milicia nacional a veces se le encomendaron tareas de mantenimiento de la seguridad con puntos concomitantes con las escuadras, que no pervivirían en la Requena del siglo XIX. Otros cuerpos se encargarían de sus funciones.

Fuentes.

                ARCHIVO HISTÓRICO MUNICIPAL DE REQUENA.

Actas municipales de 1724-30 (3264), 1731-34 (3263) y 1803-07 (2734).

Reparto de la cárcel de Cuenca y de la crianza de niños expósitos (2229).

Comparte: Los otros mozos de escuadra