EL OBSERVATORIO DEL TEJO / JULIÁN SÁNCHEZ
Reconozco que, pese a que mi capacidad de sorpresa ya ha perdido casi todo su espesor de asimilación, me resultó sorprendente en volver a experimentar la circunstancia de que un partido político volviese a retomar el interés por la reactivación del viejo proyecto del tantas veces malogrado Parque Industrial de “El Rebollar”. En consecuencia al ojear las declaraciones que el candidato al Congreso por la provincia de Valencia por el partido UPYD, Yuri Aguilar, vino a realizar en estas mismas páginas, anunciando el interés de su formación de trabajar para reactivar el Parque Empresarial de Requena en los terrenos de El Rebollar, proyecto que actualmente se encuentra paralizado sine díe, entre los gobiernos nacional y autonómico, no pude menos que inquietarme al volver a vigorizarse en mí una vivencia la cual ya tenía superada mediante una experiencia plenamente decepcionante.
Haciendo historia sobre las circunstancias de dicho proyecto, sería conveniente recordar la trapisonda llevada a cabo por sucesivos responsables gubernativos en un largo viaje a ninguna parte, el cual siempre concluyó mediante la decepción y el escepticismo.
Dicha historia tuvo su comienzo a consecuencia de una eficaz gestión del entonces alcalde Antonio Monteagudo ante la Consellería de Hacienda de la Generalitat Valenciana, mediante la cual se formalizó la adquisición de unos terrenos en el paraje próximo a nuestra aldea más levantina; El Rebollar. Dicha adquisición se vino a cerrar a principio de los años noventa.
Posteriormente, en el año 1998, ya gobernando el Partido Popular con Emma Iranzo de alcaldesa, estando próximas las elecciones autonómicas y locales de 1999, se anunció con una gran pompa y circunstancia de enorme resonancia mediática por toda la comarca, la activación de un proyecto de próxima ejecución, que debería ser llevado a cabo por el SEPIVA (hoy IVACE), en colaboración con el Gobierno Central, consistente en la creación de un macroparque empresarial en los terrenos propios de la Generalitat situados en El Rebollar requenense, cuya puesta en marcha daría trabajo de forma directa a unas 6.000 personas.
A la sonora y ostentosa presentación, en la que estuve presente como concejal en activo de nuestro Ayuntamiento, asistieron un nutrido número de personalidades autonómicas y estatales y, puedo dar fe, de la enorme euforia y optimismo que el proyecto despertó, llegando a constituírse, junto con otra ensoñación del momento, la que denominaron “Requena pueblo de libros”, como la oferta estrella electoral del Partido Popular en las elecciones del 99.
Como se puede imaginar, el efecto vino a ser determinante y en consecuencia el Partido Popular de Requena arrasó en las elecciones locales. Pero lo cierto y verdad fue que una vez concluido el periplo electoral, ambos proyectos quedaron reducidos, la realidad de unos terrenos en El Rebollar adquiridos previamente por la Generalitat Valenciana en tiempos de Monteagudo y cuatro o cinco casas para reformar en La Villa, las cuales se están destinando actualmente a otros propósitos.
Pasaron los años de mandato popular mayoritario y, nuevamente en el verano de 2002 (otra vez casualmente año preelectoral), se volvió a desempolvar el ya veterano proyecto del Parque de El Rebollar. El entonces Vicepresidente del Consell y posterior Presidente José Luis Olivas, compareció ante los diferentes medios de comunicación, para efectuar el anuncio de la reactivación del consabido proyecto del Parque Empresarial de Requena, aduciendo que se había retomado nuevamente su puesta en marcha mediante iniciativa conjunta de la Generalitat Valenciana y de la Sociedad Estatal de Participaciones Industriales (SEPI), y que a su finalización «generará la creación de cerca de 12.000 empleos directos», justamente el doble que el anterior proyecto.
La puesta en escena, como no podía ser menos, vino a ser también de lo más mediática. A tal efecto transcribo integralmente un párrafo de lo publicado a este respecto por el diario ABC el 18 de junio de 2002 que venía a indicar textualmente lo siguiente: “Olivas presentó ayer, junto con el presidente de SEPI, Ignacio Ruiz-Jarabo, y la alcaldesa de Requena, Emma Iranzo, ese nuevo proyecto empresarial. La Generalitat transmitirá a SEPI unos terrenos con una superficie de 843.015,20 metros cuadrados, situados en el «Llano del Rebollar», en el término municipal de Requena y que ésta última entidad aportará a la nueva sociedad”. “Por su parte, SEPI transmitirá a su vez a la Generalitat Valenciana unos terrenos y una nave situados en el Puerto de Sagunto y sobre los que se instalará la Ciudad de las Artes Escénicas de Sagunto”. “El Parque se ubicará sobre una superficie de 2.787.018 metros cuadrados, y estará dotado de modernos equipamientos y de servicios básicos de última generación como pavimentado y aceras, suministro de aguas, alcantarillado, red eléctrica, alumbrado público, red telefónica, suministro de gas, y zonas verdes”(sic).
Pasaron las elecciones y nuevamente el proyecto quedó en idéntico lugar que estaba el mismo día de la adquisición de los terrenos a principio de los años noventa. En esta ocasión la ciudadanía ya no se dejó engañar y en consecuencia, el Partido Popular perdió las elecciones dando paso al primer gobierno socialista de Adelo Montés.
Volvieron a pasar los años y con mi persona ya fuera de nuestra Corporación Municipal, nuevamente volví a sorprenderme al ver aparecer en la página web de nuestro Ayuntamiento una noticia, fechada el 10 de febrero de 2010, la cual expresaba el siguiente tenor: “El Alcalde de Requena, Adelo Montés, y el Concejal de Urbanismo, Luís Antonio Hernández, han presentado esta mañana en una rueda de prensa el proyecto realizado por la empresa de ingeniería Kálitas para la urbanización de la Plataforma Logística de Requena en El Rebollar. Este proyecto, impulsado por el Ayuntamiento de Requena y por la Sociedad Estatal de Participaciones Industriales (SEPI), supone una inversión de más de 80 millones de euros, y permitirá crear en Requena una bolsa de suelo industrial de 1.707.674,16 m2, situada en una ubicación estratégica y acondicionada para el desarrollo de todo tipo de actividades empresariales. El proyecto, que podría estar finalizado en el año 2013, daría cabida a la instalación en Requena de empresas que, según los cálculos de la SEPI, podrían dar empleo a unas 3.000 personas…” (sic).
Hasta la entonces vicepresidenta del Gobierno, María Teresa Fernández de La Vega, anunció, a instancias de una pregunta parlamentaria del PP, llegó a asegurar que las obras comenzarían en 2011. Como vemos este proyecto aparentaba menos ambicioso o, tal vez más realista, reduciendo una cuarta parte la posibilidad de empleos directos, pero, no obstante, el resultado volvió a ser idéntico, papel mojado.
Si observamos la fecha de la noticia, otra vez nos encontrábamos en año de vísperas electorales autonómicas y locales pero, en esta ocasión, no puedo asegurar si habría de ser como consecuencia de que el gato escaldado ya huye hasta del agua fría, vino a producir idéntico efecto que en la ocasión anterior y, en consecuencia, el partido socialista perdió las elecciones en Requena con tres escaños menos que su sempiterno contrincante el Partido Popular, y también nuevamente el proyecto en cuestión volvió a seguir idéntico camino que los anterior del 99 y 2003, o sea, el de quedarse en las buenas intenciones, si es que en algún momento hubo alguna intención de llevarlo a cabo. En consecuencia, vuelta otra vez al mismo lugar en que lo que dejara Antonio Monteagudo.
En la ocasión actual de 2015 no se vislumbran, de momento, elecciones locales y autonómicas, pero sí que tenemos a la vista unas elecciones generales importantísimas para el futuro de nuestro país y, consecuentemente, los partidos políticos andan buscando hasta debajo de las piedras la captación del voto indeciso, por lo que la apertura de la tómbola vuelve a producirse: Fichajes de renombre, ofertas de rentas mínimas y máximas, viviendas gratis y toda clase de prebendas, tal y como si el dinero estuviese manando de las fuentes y dispuesto para repartirse a porfía y, por no ser menos, otra vez el dichoso Parque Industrial de El Rebollar, esta vez volviendo a los 6.000 puestos de trabajo directos iniciales que sacarían a toda nuestra comarca, desde Siete Aguas hasta Villargordo, de su actual atonía, mediante su lanzamiento hacia el más grandilocuente de los progresos, convirtiéndola al tiempo en la joya del interior de la Comunidad Valenciana. No está mal el compromiso.
Pero como ya manifestamos, el gato no solamente ha sido escaldado con un cubo de agua hirviendo una sola vez, sino hasta tres y, en consecuencia, solamente con mirar el recipiente al animal sale disparado.
No conozco ni en persona, ni de referencia, al postulante a diputado por UPYD Yuri Aguilar, ni tampoco, en consecuencia, soy quien para dudar de su buena voluntad, ni de que vaya a defender con el mayor de los ahíncos la realización de un proyecto de futuro para nuestra comarca que lleva atascado la friolera de veinticinco años, pero lo que sí les pediría a éste y a cuantos pudiesen recurrir a las ilusiones de una comarca que necesita algo más que buena voluntad, simplemente si lo hacen bajo la pretensión de conquistar un puñado de votos para su particular esportón, que se lo piensen dos veces, puesto que las heridas, si se hurga mucho en ellas, al final ya no suelen ni doler, y lo más terrible que pueda asumir una sociedad es el caer en la apatía y la desconfianza en quienes se postulan para regir sus destinos. Y es que ya viene a resultar más que sospechoso que únicamente salgan a luz los intereses por este proyecto justamente en vísperas de una campaña electoral.
Que sirva para todos: Menos tómbolas, menos dádivas y más realidad y equidad a la hora de administrar lo que es de todos, si es que queremos que el personal se tome en serio de una puñetera vez la credibilidad y contexto de nuestro modelo democrático. La vida siempre comienza después de unas elecciones y no se sustenta para nada en promesas, sino en genuinas realidades, tengámoslo claro.
Julián Sánchez