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LA BITÁCORA DE BRAUDEL. Por Juan Carlos Pérez García.

Utiel, Utiel, el mismo Utiel que historió Ballesteros. Utiel tiene la desgracia de haber perdido el grueso de su documentación histórica, que es también su memoria, en 1936; pero puede gozar del lujo de tener a un historiador esforzado, comprometido y juicioso como José Luis Martínez. Lástima es que un investigador de su talla no tenga detrás a las instituciones utielanas; grave error este que retarda, sin duda, las investigaciones históricas y la cultura en general. Autor prolífico, José Luis esta vez se atreve a lidiar con un régimen dictatorial del siglo XX y en condiciones no muy favorables, pues ha tenido que recurrir masivamente a datos e informaciones extraídas de la prensa de la época.

En los últimos años, Martínez ha realizado aportes notables al conocimiento de la historia de esta tierra y del mismo Utiel: las instituciones y los mecanismos políticos, la religión y el papel de las instituciones eclesiásticas, la agricultura, las tensiones y puntos de fricción de Utiel y Requena (un aporte documental de primera categoría). El recurso a la prensa goza de una larga trayectoria en el estudio de la historia contemporánea. Tiene una indudable ventaja: existe una cercanía notable a los sentimientos populares.

La primera parte del libro describe la complejidad de un Utiel que marcha al ritmo de todo el país. Pervivencias caciquiles: es la época de la polarización del sistema político de la Restauración entre Marín Lázaro y García Berlanga, elementos producto del sistema caciquil y sus manejos electorales. Modernización económica y social: los primeros accidentes de tráfico, inicios del protagonismo de las mujeres en las tareas políticas y sociales. Progresiva movilización política de la sociedad: masivas manifestaciones de los partidos del turno, creciente papel del sindicalismo de izquierda, organización de un catolicismo de raigambre agraria. Es el Utiel de la contradicción; que es la misma España de entonces: un recién nacido, la España moderna, industrial, crecientemente urbana; frente a la España tradicional, rural y agraria. Por eso quizás todo el sistema utielano de poder se vino abajo con el golpe de 1923.

En la segunda parte, al modo de apuntes, se adentra en el estudio de “algunos aspectos” de la dictadura. El nuevo gobierno trató de desmantelar el entramado caciquil e institucional que estaba tan desprestigiado. Utiel recibió entonces una especie de gobierno militar. Se percibe en el libro una conexión estrecha entre el espíritu regeneracionista del dictador, en la línea de un “cirujano de hierro”, que, tal como lo concebía Joaquín Costa, ocupaba de realizar las grandes reformas que el país necesitaba para producir la definitiva modernización; una relación estrecha con el primer alcalde de Utiel de la dictadura: Alfredo López Goded, personaje interesante volcado en la mejora de su pueblo.

Los logros de López Goded aparecen adecuadamente subrayados: construcción del matadero, lavadero y otras mejoras. El espíritu regeneracionista de Costa en el mismísimo Utiel. Y puesto en práctica por un gobierno técnico, incontaminado de la lucha partidista de los tiempos finales de la Restauración. Un gobierno que se vanagloria de haber acabado con los graves altercados que deterioraban la vida pública.

Sin duda, los regímenes políticos de dictadura, por el mero hecho de carecer de legitimidad popular constante son engendros que oprimen a los ciudadanos. El régimen del general Primo de Rivera no era una excepción. Sin embargo, su aparato ideológico parcialmente regeneracionista y su práctica en la construcción de obras públicas en la línea trazada por Costa, le han granjeado un cierto “perdón” entre los historiadores y entre la misma sociedad. Aún existen colegios, por ejemplo, que llevan el nombre del general; pero a nadie en su sano juicio se le ocurriría hoy mantener el nombre del general Franco para un centro educativo.
Sorprende que dentro del liberalismo utielano exista un sector avanzado, que auizás vislumbra una reforma profunda del sistema para convertirlo de una vez en una democracia auténtica. Al leerlo se comprenderá una parte de nuestra historia ignota; y los utielanos podrán deleitarse en algunas curiosidades llamativas. Las similitudes existentes con la actualidad sólo proceden de la situación crítica en la que nos encontramos. El endeudamiento en que López Goded deja a Utiel tiene larga historia en España, que yo recuerde ahora al menos podemos remontarnos al Felipe II del siglo XVI. El gobierno técnico es, por una parte, una especie de debilidad de nuestras dictaduras contemporáneas (los tecnócratas franquistas); pero, por otra, parece ser también tendencia en las democracias con la famosa troika. Lean, pues, el libro de José Luis Martínez para comprender mejor el Utiel de hoy.

José Luis Martínez Martínez, El Directorio Militar de Primo de Rivera en Utiel 1923-1926. El Ayuntamiento de D. Alfredo López Goded, edición del propio autor, sin fecha (2013).

En Los Ruices,a 24 de abril de 2014.

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