LA BITÁCORA DE BRAUDEL. JUAN CARLOS PÉREZ GARCÍA
“La historia antigua de todos los países es obscura”. Bajo tal sentencia empieza su libro sobre la historia del nacionalismo escocés el historiador británico Hugh Trevor-Roper. He podido leer el inicio del libro en su versión electrónica; no es que mi inglés sea bueno, pero la lectura la solvento con cierta fluidez y el diccionario cerca. Trevor-Roper es un historiador de los de casta: le pegó en su día al Renacimiento, fue el encargado de investigar los últimos días de la vida de Hitler en 1945, ha investigado las raíces de la Ilustración del siglo XVIII; conocía de oídas un viejo libro suyo sobre Buchanan, el gran mito escocés. Como Escocia y Cataluña parecen ir de la mano últimamente he vuelto sobre Trevor-Roper.
Confieso cierto tedio con el tema nacionalista y a ratos me apunto a las tesis de independizarnos de Cataluña, que no es lo mismo que Cataluña se independice de España. Al menos en estos lares, muchos ciudadanos andamos bastante perplejos ante la progresión ascendente de las manipulaciones de la historia que es muy cara al nacionalismo catalán.
Está de moda proceder al examen de los ángulos oscuros de la historia de nuestro país, aquellos resquicios de dudosa historicidad y que intereses –a veces también muy oscuros-, hipotecas morales o de otro tipo e incluso facetas inconfesables de escritores e historiadores han conducido a manipulaciones e instrumentalizaciones de pelaje muy diverso.
De lo más novedoso, en nuestro país, está el libro del historiador gallego Miguel-Anxo Murado, inmisericorde con aspectos tan caros a la mitología nacional como la rendición de Granada, la espada Tizona, la documentación que rodea a la invasión musulmana de 711, etc. Las páginas dedicadas a la película de Anthony Mann sobre Cid Campeador, que protagonizaron Heston y la esplendorosa Sofía Loren, no pueden dejarse de leer más que con mucha atención; porque Murado destroza la historicidad del film desde la primera línea.
La manipulación, como decía, responde a muchos intereses, a veces mezquinos, pero imprimen a los hechos un cariz bastante diferente al que tuvieron. El asunto es antiguo, muy antiguo. Trevor Roper traza la prehistoria de la idea nacional escocesa desde el momento mismo en que se produce la decadencia del Imperio Romano. Este momento histórico, entre el siglo V y el VIII es crucial para entender la historia del siglo XXI. La figura de George Buchanan es el protagonista de un mito político que está en el núcleo de la constitución vieja de Escocia. Luego, existe también un mito literario, cuya importancia es descomunal porque trasciende mucho las fronteras de lo meramente intelectual.
La batalla de Qadesh enfrentó hacia 1274 a. de J.C. a los ejércitos del Imperio Hitita y a los ejércitos del Imperio Nuevo egipcio, bajo el mando directo del propio faraón Ramsés II. Una de las batallas más famosas del mundo antiguo ya fue objeto de manipulación, hasta tal punto que el relato imperante sobre las estrategias que se enfrentaron junto al río Orontes procede del programa propagandístico puesto en marcha inmediatamente después del evento por el propio Ramsés en las inscripciones de templos y tumbas de Egipto. Por la fortaleza de Qadesh pasaba el grueso del comercio antiguo entre Mesopotamia y Palestina que, a través de las ciudades fenicias, llegaba al mar Mediterráneo. Asunto puramente económicos. Asuntos tan humanos que Ramsés camufló bajo el manto de una religión sólidamente establecida y unas creencias que le colocaban como el guardián del orden frente al caos. El caos era una dominación extranjera de Qadesh.
Me pregunto si no existen también muchos agujeros negros en nuestra historia comarcal. Estamos poco seguros entre la historia de nuestra tierra que nos es conocida. Sabemos poco de ese pasado y cada día que pasa nos sorprendemos más acerca de lo que descubrimos. Nos resulta poco comprensible, de entrada, pero lo cierto es que unos siglos atrás la realidad de la Meseta de Requena Y Utiel era muy diferente a la actual. ¿Y qué decir de aquella etapa previa al siglo XIII?
En este terreno topamos con muchos problemas. Para empezar problemas asociados a las fuentes: su naturaleza, su cronología, los propósitos con los que se compusieron las fuentes. Demasiados inconvenientes. Puede que nos sorprendamos cuando conozcamos el perfil de ese pasado del siglo VIII, IX, X, etc. Hasta la fecha los trabajos de Paco Piqueras, inéditos, siguen siendo lo único que arroja luz sobre ese remoto pasado medieval. La complejidad del tema por sí mismo se incrementa por la preponderancia de los saberes acomodaticios, cómodos, facilitadores del mantenimiento de los mitos y las manipulaciones.
Vistas las cosas desde este aciago inicio del siglo XXI, es muy urgente seguir en la brecha de desmontar los mitos. Porque, a la vista está, que los mitos de la historia española de las periferias, sean vasca o catalana, siguen vitales y saludables. De esto algo sabe Julián Sánchez, y así lo ha escrito en estas páginas. Las obras de García Cárcel o los trabajos –bajo otra óptica- de Félix Ovejero han hecho mucho para desmontar lo falso y ahistórico, pero ¿han tenido éxito sobre la ciudadanía? Agudo problema éste, pues nos enfrenta directamente a la cuestión de la verdad y el deseo de conocerla.
En Los Ruices, a 4 de diciembre de 2013. Juan Carlos Pérez García.