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Concepción García Moya. Directora del Centro de Mediación y Resolución de Conflictos MG.

Desde hace más de una década, se están implantado en muchos centros escolares programas de Mediación Escolar, la finalidad principal de los cuales es la de dar a todos los miembros de la comunidad escolar herramientas y competencias para prevenir y gestionar conflictos.

Si el fin de las instituciones educativas es la socialización, y los conflictos y las diferencias entre las personas forman parte de nuestras relaciones sociales, el sistema educativo debe asumir que ese proceso de socialización incluya el hacer frente a los problemas de convivencia, el resolver los conflictos.

La mejora en las relaciones contribuye a una disminución de los problemas disciplinarios, porque el diálogo se impone donde antes predominaba el castigo, las imposiciones, la falta de respeto, los insultos y las agresiones.

Es necesario crear y/o reforzar una cultura favorable al diálogo y el entendimiento entre las personas que permita a nuestros alumnos disponer de las estrategias necesarias para superar los problemas que pudieran tener con el resto de sus compañeros.  También se hace imprescindible la creación de una serie de mecanismos y protocolos de actuación que puedan ser utilizados por nuestros alumnos.

La situación actual en los centros educativos, en general, es la de un alumnado desmotivado y que utiliza de forma creciente la violencia y la de un profesorado con sentimientos de impotencia y decepción. Por otro lado, los desafíos que plantea el modelo de desarrollo económico, social y cultural actual sólo pueden ser enfrentados por una ciudadanía crítica; esto es, capaz de identificar las interdependencias entre fenómenos, de ubicar y asignar las responsabilidades que corresponden a los poderes dominantes, de indignarse con las violaciones a los derechos humanos, de exigir mayor justicia social, de reclamarla participación democrática en la toma de decisiones, de asumir compromisos e implicarse individual y colectivamente en la necesaria transformación social.

En la época en que vivimos, donde cada vez es más frecuente ver actitudes y comportamientos violentos, uno de los grandes retos dentro de los centros educativos es la resolución de conflictos de un modo pacífico. Debemos considerar que los valores que se deben transmitir son la educación para la paz, la tolerancia, la solidaridad, la convivencia y el diálogo.

La escuela, como organización social, tiene los mismos problemas que el resto de la sociedad: es un espejo que suele reflejar los males del entorno. Por lo tanto, como organización debe cuidar el propio entramado y orientar la acción hacia la prevención y prevención ante la aparición de conflictos perturbadores de la paz escolar.

La función de las instituciones escolares no es sólo instruir sino también formar personas. La primera clave en la tarea de mejora de la convivencia es tomar conciencia de que la convivencia es un asunto de todos, y la segunda clave y no menos importante, es que tenemos que actuar a nivel de prevención. Las prácticas de intervención pueden agruparse, de manera general, en estrategias de prevención primaria, secundaria y terciaria, siendo la primera la más idónea. En esta, encontramos aquellas estrategias diseñadas para prevenir que ocurra el problema antes de que aparezcan los síntomas del desorden. En este tipo de intervención se promueve la participación de todo el alumnado, y toda la plantilla del centro y parece ser la mejor alternativa para llevar acabo una prevención realmente efectiva.

El objetivo principal de estas intervenciones es modificar el ambiente escolar mejorando las relaciones entre iguales y promoviendo comportamientos prosociales. Muchos de estos programas, además, incluyen formación para el profesorado y procedimientos para motivar la implicación de los padres. En otras ocasiones es necesario adoptar medidas cuando se detectan indicios del problema o cuando éste ya se ha instalado en el centro. En este caso hablamos de prevención secundaria y terciaria respectivamente.

Más concretamente, la prevención secundaria implica estrategias diseñadas para individuos que muestran primeras señales del desorden, para prevenir el desarrollo de problemas más severos y las estrategias de prevención terciaria son aquellas centradas en individuos con un problema establecido y diseñadas para remediar ese problema, disminuir la duración y minimizar los efectos negativos (Meyers & Nastasi, 1999).

Esta introducción en la materia de mediación escolar nos ha de servir para situarnos en este ámbito, y desde estas líneas os alentamos a que nos sigáis en el próximo artículo de la semana que trataremos los conflictos que surgen en la escuela y que pueden ser gestionados desde la mediación escolar así como trataremos los beneficios y ventajas de la misma.

Muchas gracias.

Comparte: La mediación escolar i. Panorama general