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EL OBSERVATORIO DEL TEJO / JULIÁN SÁNCHEZ

El pasado día 18 de diciembre falleció en Valencia, su tierra de origen, el inolvidable deportista Juan Torres Soler. El óbito me causó una desagradable sorpresa al serme comunicado por su hija al día siguiente. Juan era una persona muy querida por mí y su desaparición me deja enormemente triste y con una reunión pendiente, habida cuenta que habíamos quedado un día de éstos para almorzar y disfrutar comentando la materia que nos unió en la vida, algo tan querido por ambos como fue el fútbol.

Conocí a Juan Torres allá por el año 1958, cuando fichó por el S. C. Requena procedente del Patriarcas, yo estaba en las categorías inferiores del Sporting, concretamente formaba parte de la plantilla del U.D. Pantera y pronto comencé a fijarme en la forma de practicar el fútbol de aquel espigado medio centro técnico e inteligente que tenía una característica muy especial, que no venía a ser otra sino las dotes de liderazgo que ejercía de forma natural ante sus compañeros.

El Sporting de la época comenzaba a dibujarse como un equipo líder en la categoría (entonces Segunda Regional). Era la época de los “Malatra”, magistralmente dirigida por el presidente Luis Climent con su hermano Pascual de secretario técnico, quien demostró conocer el medio como consecuencia de la enorme calidad de los fichajes que concertó. En Valencia llegaron a conocer a aquel Sporting como el equipo de “los millonarios”, a consecuencia de que pagaba más que nadie y además lo hacía de forma efectiva. Era aquel un equipo el cual repetíamos los chavales de memoria: Alós, Navarro, Sánchez, Gil, Enriquito, Torres, Forés, Monfort, Candell, Blasco y Flores, hasta aparentaba que se recitaba en verso. Equipo que dirigía y preparaba magistralmente el inolvidable buñolense Fernando Gil. En aquella plantilla también figuraban jugadores locales, tales como podíamos denominar a Antonio García Robledo, Vicente Bastidas, Nicolás Domínguez o Sancho, más conocido por “El Chato” que dio nombre al primer equipo infantil al que pertenecí bajo la denominación “Peña del Chato”.

Pronto destacó Torres como el cerebro conductor de aquél maravilloso conjunto que se proclamó campeón del Campeonato Provincial de Aficionados tras efectuar una temporada triunfal consiguiendo marcar un total de 105 goles a lo largo de la misma, además obtuvo en dicha temporada natural el ascenso a la primera categoría regional.

El entrañable e inolvidable locutor deportivo local Adelo Haya, recuerdo que calificó la labor de Torres como la del auténtico cerebro hilvanador del juego de un gran conjunto. Así podríamos considerar el juego de Juan Torres; técnica, serenidad, entrega, liderazgo, maestría y capacidad de leer e interpretar el cada momento de cada partido; un auténtico Tony Kroos de la época.

Capitaneó al S.C. Requena durante cuatro temporadas, al principio formando línea medular con Enriquito, un medio volante aguerrido e incansable y con el buñolense Dativo Blasco, hombre poseedor de un auténtico cañón en su pierna izquierda que hacía recordar al gran Ferenck Puskas y, posteriormente con compañeros de la calidad de Aparisi, LLeó, Bargues, y Rodríguez, más conocido por (Cacao), pero siempre Torres como líder reconocido de toda la plantilla.

Cuando abandonó el fútbol activo, Juan Torres decidió establecerse en nuestra ciudad, era un gran profesional de la hostelería y comenzó por regentar magistralmente el restaurante conocido como “Puerta de Alcalá”. Años después también lo haría con la céntrica cafetería SIENA, así como con el restaurante de la Piscina Municipal, donde se podría degustar una excelente carne a la brasa aderezada con un ajo-aceite muy especial que preparaba su propia esposa.

Pero, aparte de la relación profesional, Torres siguió ligado al fútbol requenense y más concretamente al S.C. Requena como directivo y Director Técnico, especialmente en la época de los entrañables y recordados Máximo Torres (Maxi) y Emilio Valiente, su sociabilidad y conocimiento del medio futbolístico le hacían imprescindible a la hora de confeccionar cualquier plantilla con éxito.

Mi relación con Juan Torres comenzó por la admiración de un chaval que comenzaba hacia alguien a quien consideraba un maestro en algo que les era común; la actividad futbolística, pero posteriormente dicha admiración se convirtió en una reconocida de amistad de la que ambos disfrutamos durante largo tiempo.

Los almuerzos con Juan eran una auténtica clase magistral de sapiencia futbolística. Siempre aprendías algo nuevo de su conversación, veía cosas donde tú mismo ni las intuías y si se trataba de presenciar algún encuentro de fútbol por T.V., valía la pena quitar la voz al locutor para escuchar las disertaciones de Juan, maestro en la cancha y maestro fuera de ella.

Juan me recordaba en su amor a su tierra al también inolvidable Paco Martínez Bermell, ambos siguieron un camino similar. Nacidos en el Grao de Valencia, terruño al que amaron siempre, hicieron su vida y familia en nuestra ciudad con la que compartieron idéntico nivel de cariño. Recuerdo una anécdota que trataré de reproducir aquí como muestra de lo que comento. En sus tiempos de Director Técnico del Sporting, tras haberse celebrado en el “Tomás Berlanga” un encuentro de fútbol entre nuestro equipo y el Olimpic de Xátiva, el inefable Alfonso Rus, hoy presidente de la Diputación y entonces del Olimpic, tras haber perdido su equipo con el Sporting por un gol a cero, salió de la caseta soltando venablos encendidos por su boca y maldiciendo y realizando comentarios poco edificantes para la ciudad en la que se encontraba, justo cuando pasaba junto a él Juan Torres. No quiero, por no resultar reproducible lo que Juan le contestó y muy seguramente de no haber mediado terceras personas la cosa podría haber llegado a mayores.

Así era Juan Torres, hombre serio, amable, sensato y amante de su tierra de origen y de adopción, familia y amigos. Un hombre emprendedor y amante del fútbol hasta lo universal, que se entregó a dos tierras; la mediterránea de su Grao natal y la no menos querida de su Requena del interior.

Así era mi maestro, MAESTRO CON MAYÚSCULAS de quien siempre guardaré un entrañable y grato recuerdo.

Juan, siempre acudiste a tus citas, pero no llegaste a la última, aquella que acordamos telefónicamente para volvernos a abrazar y marchar juntos a almorzar. No fue culpa tuya el no acudir, sencillamente porque se antepuso ante tí otra cita superior que impidió el encuentro. Dios te reclamó para sí y allí acudiste a jugar tus partidos de fútbol en las azules praderas del cielo.  Allí volverás a ser el “Jefe”, simplemente porque no has tenido nunca madera de subalterno y, también allí, el inolvidable Adelo Haya volverá a repetir la obviedad de que “Juan Torres sigue siendo el auténtico cerebro hilvanador del juego de un gran conjunto”, esta vez de un conjunto celestial.

Descansa en paz Maestro, porque quedas para siempre en nuestro recuerdo y en la historia del Club al que tanto has quisiste.

Julián Sánchez

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