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Si leemos crecemos / Rosana Gutiérrez Tapia

Antes podíamos intuir la senda a seguir, podíamos hablar de posibilidades, de herramientas, de estrategias de vida para conseguir tal o cual resultado.

En cambio, ha sucedido lo que nunca pensábamos que nos sucedería, no a nosotros, no con tanta tecnología y avances, no con tanta información y comunicación global… Lo siento por ellos, por esa generación que debe coger el relevo de las riendas del mundo. Lo siento en mis propias carnes, pues mis hijos, en nada están ahí, en esa generación, un grupo humano que se enfrenta a los mayores retos de nuestra historia.

Llevo más de veinte años formando a los jóvenes, educando en las aulas y en casa. Un trabajo agotador porque a mi entender, ha de ser coherente. No creo en la formación fría y calculada de cosas externas, sino en ser modelo de aquello que deseas transmitir. Ya lo dice la ley del universo: “Nadie da lo que no tiene,” pero nunca pensé que podía suceder lo que hemos vivido estos meses. Ahora, la educación, se ha vuelto expectación, ahora debo educar a jóvenes, no para vivir en el mundo que tenemos, sino para sobrevivir en un mundo enfermo, sin saber ni conocer el camino.

¡Lo siento chic@s! No pude prepararos para lo que sucedió, ni para lo que está por venir. Solo nuestra genética que evoluciona puede dar respuesta a lo que está sucediendo y a lo que sucederá.

No pude prepararos para la hibernación forzada de toda la humanidad. El aislamiento, la pandemia, las pérdidas humanas,…por primera vez en la historia, nos vimos confinados para salvar la vida de otros.

Sois la primera generación que ha sufrido las consecuencias más radicales y profundas del cambio climático y, a la vez, la única generación que puede hacer algo al respecto. Llevo años llevando un mensaje ecologista, en mis clases, en mis libros, en mis conferencias…pero, no ha sido suficiente, ha llegado tarde…lento… ¡Lo siento!

Soy consciente que no tenéis la culpa de ello. No estabais allí cuando se decidieron talar los grandes bosques del Amazonas, por intereses económicos, no estabais cuando se sacrificaron el 50% de las criaturas marinas en los últimos 40 años, ni cuando el sistema de limpieza y recogida de basuras no incluía el reciclaje organizado, llenando el mar de plásticos que matan los animales, llevando los ecosistemas al borde de la extinción. No decidís sobre la ingente masa de CO2 que se libera a nuestra atmósfera por industrias y vehículos…No permitisteis los parque zoológicos ni los circos que encierran a nuestros compañeros de tierra, los animales, privándoles de libertad y anulando sus instintos de vida a cenizas.

Me gustaría decir que todo saldrá bien, que la tecnología avanza y nos salvará una vez más. Me gustaría dar un mensaje de tranquilidad y esperanza, volviendo a mi habitual confianza en el ser humano, pero, hoy, no creo que los políticos, ni los médicos, ni los medios de comunicación ayuden en algo.

No tenemos la culpa de nada, en cambio, nos hemos vuelto cómplices de todo ello. Por callar, por aceptar lo que nos decían, por confiar en manos de cuatro personas nuestro hermoso planeta. Nos hemos callado ante las injusticias ecológicas en aras del bienestar, de la comodidad y el despilfarro. Nos volvimos ciegos ante el deshielo de los polos, sordos ante las motosierras que talan nuestro mayor pulmón de oxígeno, dejando el suelo terrestre estéril, yermo y sin vida, dejando libre miles de virus que nos afectan, que nos matan…y fríos ante el calor de los incendios…

Es hora de sacar la cara del móvil y encender nuestro cerebro, despertar nuestra genética, encender la creatividad…

¡Necesitamos llevar el mundo hacia otro lugar, lo que nos han contado hasta ahora, lo que se ha hecho hasta ahora, no ha servido!

¡Jóvenes, es momento de crear el mundo que está por venir! No esperéis a nadie, no os paréis a echar la culpa a otros, os animo a ser valientes, y no cerrar los ojos ante este mundo enfermo. Como generación, tenéis frente a vosotros el mayor desafío de la humanidad:

La supervivencia.

 

Rosana Gutiérrez

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