Requena (17/03/17). Archivo Municipal
El periodo que va de 1854 a1904 ha sido definido por el geógrafo Juan Piqueras Haba como la edad de oro para los vinos de la Meseta de Requena-Utiel. La aparición en Europa del oidium, a partir de 1845 y especialmente hacia 1865 de la filoxera que con el tiempo arrasó los viñedos europeos, llevó a la gran demanda de vinos y a un alza de precios importante. Todo ello combinado con el crecimiento y solidez de la red mercantil, con la construcción de la carretera general y otras secundarias y la irrupción del ferrocarril al puerto de Valencia (1885) impulsaron el gran crecimiento vitícola de la comarca.
La primera oleada de gran plantación de viña se data hacia 1854 cuando comisionistas franceses y catalanes buscaron en la variedad bobal autóctona el color y graduación a aportar a los caldos franceses. Comenzará el fenómeno de gran plantación de vid invirtiendo en la tierra los capitales obtenidos con una industria de la seda ya moribunda. Se produjo, además, procesos como la redistribución de la propiedad gracias al sistema de plantación de viñas a medias. Además, la intensidad de mano de obra que requiere el cultivo de la vid generó un gran aumento poblacional en el agro. Al lado de las estaciones de ferrocarril se construyeron muchas bodegas en Requena, Utiel y San Antonio llegándose a expedir por ferrocarril en 1913 más de 112.000 toneladas de vino.
Esta primera gran oleada de plantación de vid se puede observar perfectamente en el documento del mes que es un censo de viñas del término de Requena en 1863. En 1863 se censaron 1.237.816 cepas y de ellas 1.167.000 son plantadas desde 1848; más concretamente 1.036.000 en el periodo 1853-1857. 13.000 cepas se calificaron como viejas y 57.000 sin datar. El censo viene estratificado por partidas rurales.