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El lenguaje es una función lingüística importantísima en nuestra vida, es nuestro principal medio de comunicación. Nos permite compartir lo que pensamos, sentimos o deseamos. Esto lo podemos hacer  a través de un sistema  de signos y símbolos. Y sobre todo adquiere mayor relevancia en las primeras etapas de nuestro desarrollo, debido a que ese lenguaje, va a tener una influencia en el desarrollo y en la conducta general del niño.

Cuando nos encontramos a niños con dificultades en el lenguaje oral a estas edades, lo primero que hay que hacer es una buena valoración, para poder descartar que las dificultades en el lenguaje se deban a una patología médica. Una vez hecho ese diagnóstico diferencial, sino se debe a una patología, estaríamos hablando en principio de un retraso simple del lenguaje. A partir de los seis años hablaríamos de un retraso moderado y si a los cinco años no ha adquirido ningún tipo de lenguaje nos encontraríamos ante un retraso grave del lenguaje.

El retraso simple del lenguaje se entiende como una demora en la aparición del lenguaje o en el desarrollo de todos los niveles del lenguaje.  El lenguaje se desarrolla lentamente y desfasado, pero ese desfase no es superior a seis meses. La expresión se ve más afectada que la comprensión, aunque en ambos casos, no es una alteración importante.

En muchas ocasiones, el retraso del lenguaje viene asociado con una inmadurez generalizada, que afecta a la coordinación psicomotriz y dificultades en la estructuración espacio-temporal.  A veces esta inmadurez afecta psicoemocionalmente apareciendo una baja autoestima, sentimientos de inferioridad, etc.

En el retraso moderado del lenguaje, como hemos comentado anteriormente se manifiesta a partir de los seis años. En este caso hay un retraso cronológico en la adquisición del lenguaje, mayor a seis meses y no superior a los dos años, además de importantes  dificultades en su estructuración. Se ven afectadas la comprensión y expresión  en mayor grado que en el retraso simple. Puede afectar  al desarrollo del lenguaje escrito y a la personalidad del niño. También  pueden aparecer síntomas asociados como: dificultades en la estructuración espacial, trastornos en el ritmo y dificultades psicomotrices. En el caso de que aparezca fracaso escolar como consecuencia de sus dificultades,  tendrá repercusiones   a nivel personal, familiar y de relación.

En el retraso grave del lenguaje aparecen importantes dificultades en el desarrollo del lenguaje y la organización del mismo con un desfase superior a los tres años. Se produce una gran afectación en la comprensión y expresión del lenguaje. Los síntomas asociados que aparecen en ocasiones son: retraso motor considerable, importante retraso escolar, alteraciones psicoafectivas, etc.

Aproximadamente del 6 al 8 % de los niños presentan  dificultades en el habla y el lenguaje en el período escolar. Varios estudios demuestran que estas dificultades están relacionadas con posteriores dificultades en el aprendizaje de la lectura. Entre ellos cabe destacar la investigación de las Relaciones entre las Dificultades del Lenguaje Oral a los 5 y 6 años y los Procesos de Lectura a los 8 y 9 años que financió la Universidad Nacional de Colombia, en el que describe, que hay una relación entre las dificultades del lenguaje oral identificadas a los cinco y seis años y las dificultades de lectura en el español como lengua de ortografía transparente a la edad de ocho y nueve años, en un número de niños escolarizados hablantes del español en la Ciudad de Bogotá. Este estudio hace referencia a las relaciones que existen entre el lenguaje oral y la adquisición de la lectura. Ambos sistemas de comunicación comparten características. Algunos niños con problemas de lenguaje presentan pobre comprensión de lectura pese a que los procesos de decodificación/reconocimiento de palabras están preservados, otros niños tienen un perfil contario. En la mayoría de estudios se ha reconocido  un núcleo fonológico de estas dificultades en el que los niños con dificultades de lenguaje tienen desempeños bajos en tareas de percepción auditiva y procesamiento fonológico (memoria, denominación y conciencia fonológica). Estos perfiles lectores han sido identificados en diferentes edades de los niños, examinando el peso de las habilidades fonológicas y no fonológicas en el desempeño lector y observando que los perfiles lectores cambian con el tiempo.

Los resultados de este estudio proponen que las dificultades del lenguaje oral en español repercuten tanto en los procesos de decodificación como en los de comprensión.

Maite Salas Roda

Logopeda especializada en Desarrollo Infantil,

Atención Temprana y Logopedia Escolar

Directora Departamento de Logopedia de Centro Psicopedagógico Gabaldón

Neuroattention

www.centropsicopedagogicogabaldon.com

www.mejoratuatencion.com

REQUENA   Avda. Arrabal, 20

SAN ANTONIO  C/ Placido Guerrero, 13

VALENCIA   C/ Jaime beltrán, 20  (PATRAIX)

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